Crisis: las dos Europas son cada día más nítidas
Lo peor de esta última crisis de los mercados, con espectaculares caídas en las Bolsas europeas, es que todos los[…]
Lo peor de esta última crisis de los mercados, con espectaculares caídas en las Bolsas europeas, es que todos los protagonistas dan sensación de estar más que sobrepasados por la situación. Y su reacción no puede transmitir un sentimiento mayor de incapacidad e impotencia porque su única apuesta es dejar pasar el tiempo que, como todos sabemos, nada arregla sino que tiende a complicarlo todo aun más. Especialmente cuando el desconcierto y la desconfianza se hacen los reyes de los mercados.
Todo marcha en un mismo sentido, el que Angela Merkel viene apuntando desde hace tiempo. Europa corre el riesgo de escindirse en dos: la de aquellos países con una cierta solvencia y capacidad para afrontar la crisis y la de aquellos otros que deberán pasar un largo purgatorio para pagar sus pecados del pasado y asumir por si mismos su rescate.
Se sabía, pero nadie le quiso dar importancia, que Italia podía convertirse en apenas dos días en la nueva bomba de relojería del sistema de la moneda única europea. Lo mismo ocurrió con Grecia, Irlanda, Portugal... Es más que probable que los mercados inicien pronto una recuperación, pero no la suficiente como para recuperar las posiciones anteriores al 1 de julio y, sobre todo, para cumplir las previsiones que los analistas habían hecho para finales de año. Este año se da por perdido en las Bolsas.
Lo que más va a cotizar en las próximas semanas es la falta de previsión y de respuesta y el convencimiento de que Europa puede dividirse en dos zonas muy claras. Y como consecuencia de ello muchos inversores y gestores han decidido en las últimas horas buscar refugios menos rentables y más seguros hasta que cambie esta mala sensación de ingobernabilidad que tiene Europa en estos momentos. Nadie va a creer a estas alturas los compromisos de Berlusconi para someter su economía a un estricto control fiscal; nadie espera ya nada de la reunión de los ministros de economía de la UE; nadie confía en un cambio de actitud de la canciller Merkel menos exigente y más solidario con el proyecto europeo. Y, en cualquier caso, ¿puede alguien asegurar que la semana que viene no será Bélgica el país que pone patas arriba los mercados? Y todo ello sin haber solucionado el grave problema griego, el portugués y el irlandés. Y con España con una prima de riesgo insostenible para su cuantiosa deuda, a menos que empecemos a hacerlos la idea de que una deuda a diez años al 6 por ciento, sólo se paga si donamos al Estado nuestra paga extra de Navidad y la de verano y si, además, estamos dispuestos a asumir una larga serie de sacrificios de los que hasta ahora no nos han querido hablar.