La curva de los bonos del Tesoro amplía la brecha a niveles de 2014
La diferencia entre el tramo corto y largo de la curva alcanza niveles de octubre de 2014
Una parte clave de la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro tocó el nivel más alto en más de cinco años.
Este último movimiento amplió la brecha entre 5 y 30 años hasta los 157,45 puntos básicos.
La curva se empezó a empinar desde julio, pero fue a principios de año cuando este impulso se consolidó ante las perspectivas de aumento del gasto como consecuencia de la pandemia, aumento de las expectativas de inflación y un mayor rendimiento real que elimina las ganancias de precios para reflejar una lectura pura de las perspectivas de crecimiento.
La escalada del petróleo también contribuye a la caída del rendimiento de la deuda a largo plazo.
Vuelve la inflación
Yves Bonzon, CIO de Julius Baer, señala que este incremento de la curva “se está reactivando por razones endógenas” y recalca que “el aumento de las rentabilidades se explica en su totalidad por el aumento de las expectativas de inflación”.
Según explica Yves Bonzon, todavía estamos operando por encima de los mínimos previos a la aparición del coronavirus de menos del 10% desde 2017, cuando los inversores estaban valorando la tranquilidad infinitamente.
“Esto va ligado a los diferenciales de valoración neutrales del sector, que aún no se han normalizado por completo, ya que todavía se encuentran cerca de una desviación estándar por encima de su media a largo plazo en los Estados Unidos”, asegura Bonzon.
Por otra parte, el paquete de estímulo de la administración de Biden es en realidad bastante considerable, entre 1,5 billones y 1,6 billones de dólares, de los cuales 1 billón de dólares es apoyo directo a los hogares que recibirán un cheque en su buzón.
Precisamente las familias ya acumulan un 10% del PIB anual en ahorros involuntarios desde el comienzo de la pandemia. “La principal incógnita es cuánto de esto se gastará cuando la economía se reabra”, se pregunta el CIO de Julius Baer.
“Seguimos esperando este tipo de distorsiones en los ciclos y los datos (debido a la naturaleza exógena sin precedentes de la recesión del Covid-19), ya que la economía disfruta de un impulso fuerte pero breve liderado por el consumo de servicios y la reposición de stock”, dice Bonzon.
En consecuencia, el aumento de las rentabilidades (el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años es del 1,26% en comparación con el menos del 0,7% de hace seis meses) se explica en su totalidad por el aumento de las expectativas de inflación, apunta Bonzon.
De esta manera, “vemos tres razones para mantener o aumentar en las carteras los bonos de los Estados Unidos en las próximas semanas, ya que la curva de rendimiento se empina aún más con la presión del crecimiento más fuerte en las tres o cuatro últimas décadas”, señala.
- Los bonos del Tesoro de Estados Unidos protegen contra los shocks externos.
- Podrían beneficiarse de otro factor externo: el control de tipos.
- Si los activos de riesgo sufren una fuerte corrección porque los rendimientos han subido demasiado rápido, el efecto riqueza negativo de la caída del valor de los activos provocará una desaceleración de la economía estadounidense.
El papel de los inversores
Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía, señala que "los inversores ya están anticipando la recuperación". Y es que, tal y como comenta el experto, "aunque los bancos centrales no toquen tipos, los inversores ya están descontando rentabilidades superiores en las curvas de bonos, es decir, están anticipando tipos de interés al alza".
Sin embargo, del Pozo advierte que "en un contexto de fuerte endeudamiento, la subida de rentabilidades de la deuda no debe ser tomada a la ligera" aunque "los bancos centrales vayan a impedir un colapso".
De momento, los grandes dirigentes de la política monetaria mantienen políticas acomodaticias, que serán generadoras de inflación.