Amazon. La guerra global contra el sindicalismo cambia el espionaje por políticos pro Trump

Amazon inicia una batalla legal para impedir que sus trabajadores se organicen en los EEUU mientras espía a los del resto del mundo

Amazon llevará hasta el final su batalla contra la creación del que podría ser el primer sindicato de empleados de la compañía en los EEUU. El antisindicalismo figura entre las grandes obsesiones de una empresa que ya es el segundo mayor empleador del país, de acuerdo con varios autores.

Los empleados de un almacén de Alabama votaron si quieren o no organizarse en un sindicato. Estos días avanza el escrutinio, un proceso largo y disputado porque la validez de cada sufragio se analiza de forma individual por parte Amazon y los trabajadores.

"Aunque los prosindicalistas ganen, lo que ocurrirá a continuación es que Amazon presentará una queja alegando que la elección no se celebró de la manera debida", vaticina el experto en Amazon y profesor visitante de la Universidad George Washington, Robin Gaster.

Gaster, autor del libro Behemoth, Amazon rising: power and seduction in the age of Amazon (Behemot, la subida de Amazon: poder y seducción en la era de Amazon), apunta que esta previsible queja se presentaría ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB, en inglés).

La guerra de Amazon contra la sindicación será larga

El ente gubernamental, máxima autoridad en materia de disputas laborales en el país, seguirá dominado en los próximos meses por una mayoría de vocales republicanos nombrados durante el Gobierno Trump y por lo general más cercanos a los intereses de la empresa que a los de los sindicalistas.

Este escenario propicio, junto al largo historial antisindical de Amazon y a la fuerte oposición que ha presentado en los últimos meses en el caso de Alabama (llegando incluso a atacar en las redes a senadores partidarios) prácticamente garantizan una batalla larga y con todas las armas.

Incluso en el caso de que todos sus esfuerzos fuesen en vano y el sindicato se terminase creando, Gaster recuerda que la ley en EEUU contempla que al año siguiente la empresa intente forzar una nueva votación y en caso de no repetir mayoría, el sindicato deje de estar reconocido.

La resistencia de Amazon a los sindicatos también se da en España y otros países. 

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Según CCOO, la compañía llegó a contratar detectives para vigilar a empleados y sindicalistas en la planta de El Prat de Llobregat (Barcelona) durante las huelgas de 2019. 

Amazon confía en la rotación laboral para frenar el sindicalismo

Pese a que Amazon lleva más de 25 años operando y tiene en plantilla a unos 800.000 trabajadores en los EEUU, éstos no cuentan con ninguna organización gremial, consecuencia directa de la fuerte oposición de la empresa y de un modelo de empleo basado en unos altos índices de rotación.

"Es un entorno muy difícil para que se formen sindicatos porque estos requieren confianza y solidaridad entre los trabajadores, pero en Amazon no les da tiempo porque los trabajadores están constantemente entrando y saliendo", apunta Gaster.

Además, según el experto, la empresa puede filtrar con relativa facilidad a las potenciales nuevas contrataciones para asegurarse de que no son favorables a la sindicalización.

Desde que empezaron las votaciones en el almacén de Alabama, Amazon ha desplegado una fortísima campaña publicitaria en todo el país que loa las condiciones laborales de la empresa y se ha enzarzado desde la cuenta corporativa en agrias discusiones con los senadores progresistas Bernie Sanders y Elizabeth Warren.

"Amazon es muy hostil a los esfuerzos para sindicarse y han aprovechado que en los últimos 40 años en los EEUU, desde Reagan, el clima para las organizaciones sindicales ha sido muy difícil", explica Peter Meiksins, profesor emérito de sociología en la Universidad Cleveland State de Ohio.

Amazon, "como una secta"

Además de la tradicional resistencia de la mayoría de empleadores a las organizaciones sindicales, en el caso de Amazon los expertos apuntan a que se añade un componente de cultura de empresa, en que se requiere un compromiso absoluto con la "misión" corporativa y los sindicatos son vistos como una brecha en ese empeño.

Esto lo muestra con políticas como la opción que ofrece cada enero a sus empleados de abandonar la firma voluntariamente si no están a gusto con una compensación de 1.000 dólares por año trabajado, pero con la promesa de que jamás volverán a trabajar para ellos.

"Amazon puede entenderse como una secta. Su misión es ser la compañía más centrada en el cliente del planeta y eso significa que cualquier cosa beneficiosa para el cliente es aceptable", aunque ello suponga llevar a sus empleados al límite para reducir el coste final del servicio, remacha Gaster. ● Un artículo de la agencia EFE editado con información de Economía Digital

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