La crónica del peor año para los mercados
Diferentes firmas de inversión, desde Algebris hasta Deustche Bank, pasando por Bloomberg, destacan el ejercicio que termina por ser excepcionalmente negativo para los activos financieros
2018 ha sido negativo para los activos financieros, igual que también lo fueron 2002, 2008 o 2011, todos estos, ejercicios que coincidieron con la economía global en crisis o en fuerte desaceleración, según destaca Alberto Gallo, de Algebris Investments. De acuerdo con el gráfico bajo estas líneas, alrededor de un 80% de una muestra de más de 300 activos entre acciones, materias primas, divisas y renta fija corporativa está en pérdidas este año. La diferencia de este 2018 con los inmediatamente anteriores años malos para los inversores es que en el último ejercicio el crecimiento económico global ha sido positivo y por encima del potencial. Aunque contra los mercados han podido jugar otros factores: la sensación de que el final de ciclo se aproxima y que éste puede precipitarse por la guerra comercial y otros problemas geopolíticos que han aflorado en los últimos meses; el final de la política expansiva de los bancos centrales y el inicio de las restricciones monetarias; así como la deuda que ha continuado incrementándose en los últimos años.
Si de acuerdo con Algebris el ejercicio que termina, aun dentro de lo malo, sería algo mejor que los de 2011 y 2008, según el análisis de Deutsche Bank, 2018 sería el peor ejercicio desde 1901: de los 70 activos que analiza equipo de estrategia del banco alemán, medidos en dólares, el 89% están en pérdidas.
Para los inversores que tienen sus ingresos en dólares y han invertido en otros mercados las cosas han ido mal porque el billete verde se ha apreciado con respecto a todas las monedas. En cambio, el inversor europeo sí ha podido ganarle, vía divisa, cerca de un 6% a sus inversiones en dólares y también en yenes.
La inmensa mayoría de las Bolsas, en negativo
Lo malo es que la rentabilidad que el inversor europeo le habría podido sacar a la apreciación de las monedas norteamericana y japonesa se ha visto prácticamente anulada por las pérdidas que han acumulado las Bolsas de ambos países. Hasta el momento, el Dow Jones y el S&P 500 bajan más de un 4% y el Nasdaq, cerca de un 2%, en este 2018. El Nikkei de Tokio, mientras tanto, retrocede alrededor de un 5,5%.
Con estos resultados, las de Wall Street y Tokio son las plazas que, de entre las principales, mejor se comportan en el ejercicio.
En el Viejo Continente dominan las pérdidas de dos dígitos: el Eurostoxx 50 pierde un 12,5%, prácticamente como el Ibex-35; el Ftse 100 británico, cerca de un 12%; y el Dax alemán y el Ftse Mib de Milán, alrededor de un 15%.
Entre las Bolsas emergentes más importantes, la china ha sido de las peores, con un descenso de más del 20% en el índice que aglutina las acciones de Shanghai y Shenzhen. La Bolsa mexicana, mientras tanto, cae alrededor de un 18%.
La única emergente de las más relevantes que se salva de las caídas es la brasileña, que sube un 13%.
Vía fondos de inversión, la Bolsa ha dado también malos resultados. Los peores corresponden a los especializados en renta variable turca (-37,8%) y a continuación se colocan los que apuestan por las empresas francesas de pequeña y mediana capitalización (-24%). Caídas importantes acumulan otras categorías, como las especializadas en Corea, en cualquier país europeo o en la zona euro en su conjunto. Sectorialmente, las peores categorías son las especializadas en recursos naturales, materiales industriales o finanzas. Sólo se salvan (encabezando el ránking de rentabilidad de Morningstar) los productos que invierten en el sector de servicios públicos y en el sector salud. Se trata de dos apuestas defensivas que suelen funcionar bien cuando todo va mal.
De todas maneras, ha sido un año muy dispar. Aunque los índices cierran en negativo, ha habido comportamientos muy diferentes según las acciones que consideremos. Sin ir más lejos, en el Ibex-35, Naturgy y Endesa ganan alrededor de un 20%, mientras que Dia baja un 90%, Mediaset, un 40%, y Sabadell, BBVA y Bankia, se dejan más de un 30%.
Lo mismo podemos decir en el Eurostoxx 50: mientras Nokia sube un 34%, Deutsche Post, Bayer, Fresenius, Basf, ING y BNP Paribas retroceden un 35%.
Renta fija
En renta fija, si nos fijamos en las categorías de fondos de Morningstar, comprobamos que las que están claramente en positivo en el año son las que invierten en deuda en dólares. Los fondos de deuda diversificada a corto plazo en dólares suben, de media, un 7%; los que apuestan por el 'high yield' en dólares, un 5,5%; la deuda americana en dólares, un 5%; y los bonos ligados a la inflación en dólares, cerca de un 4%.
También ganan, pero menos, las categorías de renta fija global. Pero la renta fija global emergente está en negativo, al igual que el grueso de las categorías en euros.
Incluso en los monetarios ha habido gran diferencia a uno y a otro lado del Atlántico: los americanos ganan un 8%, mientras que en euros caen un 0,5%.
En conjunto, a tenor de estos datos, podemos decir que los inversores europeos que han apostado por activos americanos y sin cubrir la divisa les ha ido mejor que a los que han invertido dentro de las fronteras del Viejo Continente.
La fotografía que ha tomado Bloomberg es menos benévola que la que acabamos de mostrar: de acuerdo con sus datos y con sus índices sintéticos de acciones y bonos, tanto en Estados Unidos como en Europa y tanto las Bolsas como la deuda terminan el ejercicio en negativo. La agencia dice, además, que esto (que caigan a la vez tanto bonos como acciones) es la primera vez que sucede desde el año 2008 y sólo la segunda desde 1998, en Europa, y desde 1974, en Estados Unidos.
Materias primas
Las materias primas tampoco han sido ninguna panacea para el inversor este año. El barril de Brent llegó a subir un 30% en el año, cuando rebasó 85 dólares. Pero ahora que se mueve por debajo de los 60, baja más de un 10%.
El oro, pese a ser, teóricamente, un refugio, también está en negativo en un año complicado para los mercados: en el año cae un 5,5%.