En qué regiones geográficas y en qué sectores invertir ahora

Unos problemas se suceden a otros en los mercados, muchas veces se superponen y atacan a todas las geografías. En este entorno tan complicado, los expertos comparten con los lectores sus preferencias por regiones y por sectores.

La volatilidad persiste en los mercados de renta variable. Pero hay quien continúa viendo oportunidades en la Bolsa una vez que las elecciones americanas de mitad de mandato han quedado atrás. Según Jeff Schulze, de Clearbridge, filial de Legg Mason, la historia dice que los mercados suelen comportarse bien después de las 'midterm'. Respecto a ello, los expertos de Julius Baer precisan que, desde 1928, la bolsa americana ha subido un 12 por ciento de media al año cuando han coincidido una presidencia republicana y un Congreso dividido, es decir, en un escenario como el actual. Aunque en esta ocasión, hay que prestar atención a algo cuya importancia señala Bankinter: la cuestión comercial. 

David P. Kelly, de JP Morgan, avisa: «El comercio es la gran incertidumbre tanto para la economía global como para la inversión. Si 2019 llega con una importante escalada de la tensión comercial con China, sin solución a la vista, sería algo muy negativo para los valores de Estados Unidos y globales y podría llevar a una subida del dólar y a unos tipos de interés más bajos. Si, por el contrario, el presidente cierra un acuerdo con China, el entorno de inversión sería una ralentización del crecimiento de EE.UU., debido a la falta de más estímulos (un Congreso controlado por los demócratas no permitirá la nueva ronda de bajada de impuestos que quería Trump) y a la escasez de trabajadores. En este entorno, es posible que los valores de fuera de Estados Unidos recuperaran la ventaja que tenían en 2017 y perdieron después, cuando la economía americana experimentó un fuerte, aunque temporal, aumento del crecimiento». Aunque Kelly no menciona el gran riesgo europeo, Italia y su presupuesto, aún no resuelto, así como el Brexit. Ambas cuestiones han vuelto a generar turbulencias en los mercados en los últimos días. 

Esa es la disyuntiva que nos planteamos: en qué bolsa hay que invertir ahora. No sólo por regiones geográficas, también por sectores: ¿Es mejor Estados Unidos que Europa?, ¿qué papel hay que dejarles a los emergentes en las carteras?, ¿hay que darle a la inversión un tono más cíclico o más defensivo? De acuerdo con Vicent Mortier, de Amundi, con vistas al año que viene, poner el foco en la generación de 'alpha' será clave, dado que se espera un limitado potencial alcista direccional. Ello resaltará, afirma Mortier, la importancia de la rotación de geografías y temas de inversión y la cuidadosa selección de acciones basada en la sostenibilidad de sus retornos. 

Preferencia por Estados Unidos

Por áreas geográficas, José María Luna, de Arquia Profim Banca Privada, sigue confiando más en el mercado estadounidense. Ello, como explica, «porque, sin estar en 'modo ganga' en cuanto a valoraciones, creemos que no está caro en su conjunto por la evolución positiva de los beneficios». Luna resalta la fortaleza de la propia economía americana que, «aunque tiende poco a poco a unirse al resto de economías en el proceso de desaceleración moderada de crecimiento, aún mantiene factores que la hacen gozar de buena salud». Asimismo, destaca las características de las propias empresas: muchas de ellas, más allá del ciclo económico, cuentan con productos y servicios interesantes para los norteamericanos y el resto del mundo; además, tienen negocios que siguen dando beneficios y no están especialmente endeudadas. Por último, el mercado americano cuenta con el grupo de empresas más importantes para desarrollar y aprovechar de la revolución 4.0 a nivel mundial.

Diego Jiménez-Albarracín, de Deutsche Bank, también prefiere Estados Unidos, después de que se haya despejado la última incógnita que quedaba, las elecciones de mitad de mandato, con un desenlace que era el que esperaba el mercado. No descarta ruido, por ejemplo, si los demócratas emprenden alguna actuación contra Trump por la trama rusa, o si hay problemas a la hora de aprobar el techo de gasto. «Aún así, la economía está dando signos de una solidez brutal y los resultados empresariales están siendo magníficos, con un crecimiento del beneficio por acción del 28 por ciento, lo que no se debe únicamente a la reforma fiscal, sino que las empresas están logrando mejorar ventas y ser más eficientes», explica Jiménez-Albarracín. 

Mortier añade que se espera que el mercado americano continúe comportándose mejor que el resto de mercados en términos de crecimiento de los beneficios, incluso pese a que haya una desaceleración el año que viene.

¿Todo el dinero fuera de Wall Street?

Publicidad

Tras el mercado americano, según Luna, le seguiría Europa, pero, según reconoce: «Aquí seguiríamos más 'agnósticos' con los índices y apostaríamos más por empresas, por compañías bien gestionadas que sean capaces de crear valor a los accionistas y a la sociedad en su conjunto. Es decir, nos apoyaríamos más en la gestión activa»

Al contrario que Luna, Ángel Olea, de Abante, se inclina «por todos los mercados que no sean Estados Unidos». En primer lugar, por Europa. En el Viejo Continente, su firma acaba de entrar en el Ibex-35, vía índice, y en el sectorial bancario de la zona euro. «El Ibex-35 acumula mucho castigo en los últimos ejercicios. Este año, por Argentina, Turquía, la banca... En los 9.000 puntos o los 8.900 el indicador es atractivo», asegura Olea. Y añade, respecto a la apuesta por los bancos, que el recorte que han registrado «ha sido espectacular». «En un entorno constructivo, sin recesión en el horizonte ni este año ni el próximo, cualquier subida del euríbor tiene que ser bien acogida por las acciones bancarias», asegura. Y resalta que la oportunidad en el Ibex-35 y en la banca es incluso apropiada con vistas al próximo ejercicio.

Francesca Maset, de Ginvest, también muestra una preferencia por el mercado europeo. Cree que después de este comportamiento diferencial negativo de los últimos años, el Viejo Continente va a tirar, con el apoyo de la depreciación del euro, la solución de la cuestión italiana y el margen que existe para que el Brexit depare alguna sorpresa positiva. Maset confía en que de aquí a final de año el Viejo Continente lo haga mejor. También está sobreponderada en Estados Unidos, pero con menor convicción que en Europa: sólo para no ir en contra de la tendencia, puesto que considera que, sin los apoyos de Trump al ciclo americano, su final habría llegado antes.

Carlos Farrás, de DPM Finanzas, explica que la situación del mercado americano le preocupa bastante, debido a lo avanzado del ciclo y a que en ciertas métricas está disparado: «Hay menos oportunidades en EE.UU. y existe la posibilidad de algún susto», afirma Farrás. Añade: «Si fuera obligatorio estar en Estados Unidos, nos inclinaríamos por acciones value y no de crecimiento». Farrás se queda con Europa, aunque también con una orientación defensiva. 

José Iván García, de Kau Markets Eafi, destaca que EE.UU. está más caro que Europa: «En concreto, el Dow Jones cotiza actualmente a un ratio EV/Ebit (valor de empresa sobre el beneficio bruto de explotación) de 27,41 veces, mientras que el Eurostoxx 50 lo hace a 19,22 veces. Es decir, está mucho más caro EE.UU. que Europa en términos relativos. Por otro lado, la distancia al valor intrínseco (medido según la fórmula de la proyección de flujos de caja) es de un 30 por ciento en el Eurostoxx 50 y de un -8,78 en el Dow Jones. Parece que esta fórmula, que también otorga ventaja a Europa respecto a EE.UU., advierte de que en Europa se cuenta con un margen de seguridad amplio que no existe en EE.UU.». 

Juan José del Valle Rodríguez, de Rentamarkets, también muestra su preferencia por Europa: «Seguimos pensando que la renta variable europea puede ofrecer rentabilidades interesantes de cara a los próximos meses, salvo importantes desajustes en todo lo relacionado con la negociación de los presupuestos italianos y el Brexit. Adicionalmente, un factor a tener en cuenta para las próximas semanas será la fortaleza del dólar (1,1250 en relación con el euro, perdiendo mínimos anuales) y la posible repercusión en materias primas como el petróleo (el West Texas, en los 58,50 dólares, lo que supone un descenso del 23 por ciento desde octubre) y los países dependientes de ello». Por esto último y la excesiva deuda denominada en dólares de los emergentes, descartaría por el momento este grupo de países. «Teniendo en cuenta la debilidad del sector energético y la caída del tipo de cambio, puede ser apropiado refugiarse en bolsas que dependan en gran medida del negocio exportador, por ejemplo el Dax alemán, cuyos niveles de referencia de resistencia y soporte en el corto plazo están en 11.850 y 11.050 puntos, respectivamente», concluye Del Valle.

Jiménez-Albarracín, que reconoce que en Europa, tras los recortes, hay oportunidades, señala que hay demasiadas fuentes de incertidumbre que generan turbulencias (Italia, el Brexit, las elecciones regionales alemanas...). Por eso, se muestra receloso con el Viejo Continente pero, en todo caso, vería más positivamente a Alemania y a la Europa central en general que a España o a Italia. 

Asia-Pacífico

Entre los mercados desarrollados, a Olea también le gusta Japón: su bolsa está muy barata por fundamentales, cotizando a unas valoraciones que no se veían en mucho tiempo y ello, acompañado por un contexto de crecimiento económico e inflación más saludable y un entorno político que también acompaña. El inversor internacional ha estado muy fuera de este mercado que, además, se ha visto castigado por la guerra comercial, debido a que Japón es un país muy abierto al exterior. 

Maset coincide en la apuesta de Olea por Japón. Y le gustan los emergentes, aunque está ligeramente infraponderada en ellos y apuesta por un cierto sesgo hacia Asia. Olea añade que los emergentes pueden ser atractivos de mantener en este contexto, aunque una posición pequeña, dado que son mercados muy volátiles. En estos momentos, dice Olea, ya tienen mucho negativo cotizado en sus precios y, además, se trata de economías mucho más sólidas que hace años. Como Maset, preferiría Asia a América Latina: «No vemos las cosas muy claras en Brasil y México, pero China consideramos que está barato y Asia en general es un área muy dinámica. De todas formas, sólo pesa un 3 por ciento en nuestro fondo de bolsa»

Diego Jiménez-Albarracín también apuesta por la región Asia-Pacífico: en su opinión, la desaceleración en China no va a afectar a los exportadores asiáticos. Aunque este experto sí observa un problema en los emergentes y es que sus divisas sufren mucho con la fortaleza del dólar.

Carlos Farrás, respecto a los emergentes, comenta que las valoraciones son atractivas, así como los niveles de partida de las divisas, pero reconoce que aún no ha entrado en estos mercados: «Mantenemos la cautela por la importante deuda privada de China y su desaceleración, que ha llevado a que el Gobierno tome medidas de impulso al consumo. En todo caso, apostaría por empresas ligadas al crecimiento interno, menos expuestas al comercio internacional». 

Diego González, de Cobalto Inversiones Eafi, explica: «Pese a los nubarrones que pesan sobre los emergentes, pensamos que los fundamentales en términos generales son buenos y que tras las correcciones por valoración encontramos importantes oportunidades, aunque será una apuesta a medio plazo. La debilidad del dólar puede ser uno de los primeros catalizadores para que estos mercados reaccionen de manera positiva». 

Pendientes de la Fed

Víctor Alvargonzález, de Nextep, es algo más negativo que los demás expertos: explica que si la Reserva Federal norteamericana continúa con su política de subidas de tipos y con su visión de que el tipo neutral para la economía americana está en el 3 por ciento, no estaría en ninguna bolsa. Antes de entrar en renta variable, comprobaría a qué nivel llega el diez años americano. «Si con los tipos oficiales en el 2 por ciento y el interés del diez años en el 3 y en el 3,20 por ciento, hemos visto correcciones, con el precio del dinero en el 3 por ciento, el diez años podría irse al 4 o al 4,5 por ciento, ¿qué puede sucederle a la bolsa? Hasta que no se aclare esta circunstancia, sería mejor estar al margen, porque casi cualquier bolsa se vería afectada», continúa Alvargonzález. 

Pero, en su opinión, otra cosa podría plantearse un inversor a largo plazo: Asia y China han caído más de un 50 por ciento desde máximos, y ello lo considera una oportunidad a cinco o más años vista. Un inversor a largo plazo, en opinión de Alvargonzález, podría apostar por un fondo asiático formado por China y sus países proveedores. Para Alvargonzález, Europa puede ser una oportunidad, pero sólo por precio, tácticamente, porque señala el riesgo político que siempre está presente en este mercado. Para volver a Wall Street exigiría que la Fed deje de subir los tipos.

Visión sectorial

También hay expertos que prefieren acercarse al mercado con una visión más sectorial. Diego González señala que, a medio-largo plazo, tener compañías de calidad y un sesgo no cíclico en las carteras (excepto el sector financiero) será el posicionamiento preferido. Por calidad entiende compañías con poca deuda, negocios poco expuestos a factores externos, como regulación o ciclo, con altos márgenes de beneficios y poder de fijación de precios. «Pensamos que ante un cambio de entorno, carteras conformadas con este tipo de empresas lo pueden hacer mejor», asegura. Fernando Hernández, de Andbank, considera que las mejores opciones ahora, a nivel global, pasan por los sectores que este año lo han hecho peor, como las 'telecos', las 'utilities', el consumo no cíclico, además de los autos, o la banca europea. «El mundo defensivo es mejor que el cíclico ahora. Este tipo de sectores pueden tener un mejor comportamiento relativo», afirma Hernández. En su opinión, este tipo de sectores pueden liderar un final de año que puede ser positivo en las bolsas, aunque sea volátil. Opina que los mercados pueden recuperar la caída de octubre en los próximos meses, pero augura que, a partir de ahí, volverán los problemas de fondo, que no es una posible recesión, a su juicio, sino la previsible reducción de los márgenes de las empresas, por los salarios, la inflación y el incremento del coste del capital. 2019 se avecina difícil, afirma Hernández. 

Iván Díez Sainz, de Groupama, afirma que, ante las incertidumbres existentes en los mercados, tiene relativamente poca convicción en términos de asignación geográfica y prefiere fijarse en la selección de valores, para centrarse en: compañías cíclicas sensibles a la inversión y aumentos de productividad; valores susceptibles de entrar en la dinámica de fusiones y adquisiciones, ya sean los que compran o los comprados; empresas beneficiadas por el entorno de inflación y la mejora cíclica; búsqueda de oportunidad en valores emergentes; y valores con márgenes de seguridad. Hablando de sectores, en Groupama continúan favoreciendo la tecnología, el consumo discrecional (automóviles y lujo a través de temáticos emergentes y cíclicos). Además, favorecen la energía (petróleo, que combina una valoración atractiva, defensiva y buena dinámica de resultados) y la salud (farmacéuticas con márgenes de seguridad y poco cíclicas). Pero, al contrario que Hernández, en Groupama siguen alejados de servicios públicos, debido al contexto de un aumento desfavorable de tipos sin dinámicas de beneficios, y de los bancos. 

Otros expertos optan por diferente tipo de valores según cuáles sean las geografías de las que hablen. Así, Diego Jiménez-Albarracín señala que, en Estados Unidos, apostaría por más compañías cíclicas y, en particular, por tecnológicas, financieras, consumo cíclico y el segmento también más cíclico de la salud; en cambio, en Europa, tendrían una aproximación más defensiva, con 'telecos', 'utilities'. Carlos Farrás también opta por valores defensivos en Europa en este momento del ciclo, además de por bancos y autos. Mientras, en emergentes cree que lo mejor es apostar por empresas dependientes del crecimiento interno de los países.

En portada

Noticias de