Cristina Fernández de Kirchner se somete a la jueza Bonadío

Tensó la cuerda de la justicia federal hasta el final y llegó al límite. Antes de que se rompiera, Cristina[…]

Tensó la cuerda de la justicia federal hasta el final y llegó al límite. Antes de que se rompiera, Cristina Fernández de Kirchner aflojó y dio marcha atrás. La ex presidenta argentina, que había anunciado su negativa a acudir a la citación judicial, tras el plantón del viernes pasado, al juez Claudio Bonadío, se presentó bien temprano en su juzgado para dejar impresas sus huellas dactilares.

Procesada por la denominada causa de «dólar futuro» (venta de divisas por debajo del valor de mercado en la recta final de su mandato) la viuda de Néstor Kirchner no quiso pasar por la vergüenza de ser llevaba por la fuerza pública a los tribunales de Comodor Py donde estaba citada. Sus escoltas, agentes de la Policía Federal, tenían orden de Bonadío de hacerlo si caía en desacato.

Cristina Fernández, atrincherada en la provincia patagónica de Santa Cruz desde hace semanas, desafió al magistrado en varias ocasiones. Exigía que le cambiara la fecha de citación del viernes pasado al próximo jueves.

Como si se tratara de un juego, la semana pasada, el viernes que tenía que comparecer frente al juez, en lugar de acudir a Comodoro Py, se fue a los juzgados de Río Gallegos (capital de Santa Cruz) para intentar cumplir allí con el desagradable requisito de «tocar el pianito», según expresión popular y realizar el «informe socioambiental», similar a una entrevista personal. Durante el recorrido, fue grabando sus movimientos en una versión surrealista de una «youtuber» más cerca del banquillo que de las redes sociales.

Llamada final

Bonadío le dio una última oportunidad a la ex presidenta al citarla hoy martes. En caso de no acudir la llevarían por la fuerza. Hasta anoche a última hora la expresidenta no dio su brazo a torcer y confirmó, tras reiteradas negativas, que haría lo que hizo esta mañana: dejar impresas las huellas dactilares en Comodoro Py.

Abordó un avión a Buenos Aires, donde tiene un piso en el elegante barrio de Recoleta y madrugó para evitar tumultos. Antes de las 8 subía las históricas escalinatas de Tribunales y en media hora las volvía a bajar. «Demoró un poco porque no estaba el juez y no estaba quien tenía que tomarle las huellas dactilares», declaró su abogado, Carlos Beraldi a Radio Vorterix.

Finalmente, cumplió con el trámite y, de momento, se dio carpetazo al asunto. La causa por dólar futuro supuso una pérdida para las arcas del Estado de más de mil millones de euros.

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