De los campos de Castilla a la yihad

Una redada policial al este de Turquía frustró el viaje del marroquí Ali Afarkhane desde los campos de Castilla a[…]

Una redada policial al este de Turquía frustró el viaje del marroquí Ali Afarkhane desde los campos de Castilla a la yihad en Siria. El arrestado trató de unirse a las filas terroristas de Daesh, después de vivir durante tres años en la localidad de Padilla de Arriba, en Burgos, de apenas 80 habitantes. Afarkhane, de 27 años, trabajó para un agricultor en el municipio de Amayuelas de Abajo, en Palencia, un pueblo centrado en los cultivos locales que ronda los 20 habitantes, según estadísticas del INE del año 2015.

De repente, Ali despareció. Era el 12 de abril de 2016. Vecinos del pueblo que han declarado como testigos destacan su espíritu religioso y su aislamiento social en los meses previos. Enganchado a su teléfono móvil, Ali navegaba por internet los siete días de la semana a través de la red wifi de la asociación cultural del pueblo. Sus vecinos desconocían las páginas que visitaba sin cesar: propaganda yihadista que le llevó a comprometerse espiritualmente con el Daesh, según el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, que ayer le procesó por tentativa de integración en organización terrorista y por el delito de autoadoctrinamiento.

Viaje de 4.500 kilómetros

El magistrado considera que Ali superó la fase de formación, había interorizado el ideario yihadista y estaba a disposición de las misiones que le encomendase el Daesh, los terroristas del autodenominado Estado Islámico.

Su viaje comenzó en Santander, donde cogió un autobús para llegar hasta Gaziantep, al este de Turquía, en un trayecto de 4.500 kilómetros. Llegó a su destino el 20 de abril, pero fue detenido a los tres días y el 4 de mayo fue devuelto a España. Solo conocían su intención tres personas de su confianza, entre ellos su mejor amigo desde la infancia, Kamal Tizhelte, que fue expulsado de España por encubrirle y tiene prohibido volver en diez años.

Una vez en la frontera, a solo 60 kilómetros de Dabiq, un bastión del Daesh, Ali contactó con un «pasador» que iba a facilitarle su traslado a Siria.

No lo consiguió porque la policía turca lo impidió. De vuelta en España, Ali mantenía sus planes hasta que fue arrestado el 26 septiembre del año pasado en Valladolid. «Tiene la idea en la cabeza; es como si hablaras con la pared», comentó su amigo Kamal en una conversación pinchada. Ahora, vive encerrado en prisión preventiva, a la espera de ser acusado por la Fiscalía de la Audiencia Nacional y ser juzgado por delitos terroristas.

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