Coronavirus. La banca europea, a la primera línea del frente de batalla
Los reguladores relajan las reglas sobre préstamos deteriorados y requisitos de capital para que los bancos, muy débiles por los tipos negativos, hagan fluir el crédito
Los jefes de Estado de la Unión Europea no fueron capaces de limar sus profundas diferencias para articular la respuesta fiscal a la pandemia del coronavirus, pero sí tienen una cosa clara: lo que no puede producirse otra vez es una crisis financiera.
Por eso mismo, los reguladores están relajando las reglas sobre préstamos deteriorados y requisitos de capital, para que los bancos aprovechen la munición acumulada en los últimos años y acudan a la primera línea del frente de batalla, asistiendo con créditos a las empresas para mitigar el impacto del virus en la economía productiva.
Así, se acaba de conocer que los reguladores bancarios mundiales retrasaron los nuevos requisitos de capital en un año, hasta enero de 2023 para permitir que la industria responda a la pandemia de coronavirus.
La decisión se aplica a las restricciones estrictas sobre cómo los bancos evalúan los riesgos de prácticamente todos los productos, desde hipotecas hasta acciones y derivados complejos
"Es importante que los bancos y los supervisores puedan comprometer todos sus recursos para responder al impacto de Covid-19", dijo en un comunicado François Villeroy de Galhau, presidente del grupo de gobernadores de bancos centrales de Basilea.
"Esto incluye proporcionar servicios críticos a la economía real y garantizar que el sistema bancario siga siendo resistente", apuntó el directivo.
Bien armados
En Europa, la necesidad de pertrechar cuanto antes a las entidades financieras con todas las armas posibles antes de bajar a las trincheras tiene su razón de ser.
Al contrario de lo que sucede en Estados Unidos, donde las empresas recurren principalmente a los mercados de bonos y acciones para financiarse, los préstamos bancarios siguen siendo la fuente de financiación más importante para las empresas europeas.
En Europa, además, el estado de revista de la banca es particularmente frágil. Hay entidades que han tenido que acometer dolorosas reestructuraciones, y prácticamente todos los bancos llevan años sufriendo en sus márgenes la presión de los tipos de interés negativos.
Con todo, la banca europea era mucho más vulnerable hace unos años aunque la cuestión ahora es que la UE depende en gran medida de sus bancos. Por eso, dice a Bloomberg Karen Shaw, analista de regulaciones financieras, Europa no tiene más remedio que “redoblar su apuesta más liberal y menos exigente con la banca”.
Cuidado con la banca italiana y alemana
La idea es que la banca asista a las empresas, y al mismo tiempo evite entrar en crisis, porque si lo hace, las consecuencias pueden ser impredecibles. Empezando por la banca alemana, que está entre las más tocadas.
Sin ir más lejos, Deutsche Bank lleva cinco años seguidos de números rojos y Commerzbank tiene una exposición de 9.500 millones de euros a los bonos italianos. Y la banca italiana tampoco está para tirar cohetes.
Con un alto volumen de créditos impagados, sus altas tenencias de deuda italiana los hace particularmente vulnerables si la zona euro no es capaz de evitar otra crisis de deuda.
Ahora, los cañonazos del BCE en forma de compras de deuda, junto con el retraso en las normas de Basilea, deberían ser armas suficientes para que los bancos acudan a la primera línea del frente y hagan fluir el crédito. Justo lo que necesitan las familias y empresas.