El calvario de Ciudad Lineal: «Este barrio está hecho una porquería»
«Pero, ¿qué está pasando en el barrio?». Esa es la pregunta que se hacen muchos de los 230.000 habitantes de[…]
«Pero, ¿qué está pasando en el barrio?». Esa es la pregunta que se hacen muchos de los 230.000 habitantes de Ciudad Lineal, un distrito que, cada vez más en los últimos meses, está siendo escenario de crímenes, robos y problemas de convivencia de todo tipo. Hace apenas tres semanas, se producía un grave altercado entre dos miembros de bandas latinas enfrentadas en un convoy del Metro de El Carmen. El día 1, una mujer era acuchillada hasta la muerte en Pueblo Nuevo. La problemática en la zona siempre ha existido, pero quienes viven allí coinciden en que el asunto se está poniendo cada vez más feo.
Ciudad Lineal es un distrito bastante amplio y longitudinal; la degradación, sin embargo, se concentra sobre todo en la zona central (desde el Barrio de la Concepción) hacia el sur (el límite con Moratalaz). Aparte de lo indicado, la suciedad que campa a sus anchas, la eliminación de un carril por sentido en la calle de Alcalá y la cada vez más complicada tarea de encontrar un hueco para aparcar tienen de los nervios a los residentes y comerciantes, que
no entienden a qué viene tanta dejadez municipal.
En el entorno de Pueblo Nuevo, algunos vecinos hacen las veces de improvisados limpiadores. Es el caso de Carmen, quien harta de basura acumulada en frente de su portal, decidió hace tiempo tomarse la «justicia» por su mano. «Sales de casa y ya ves papeles de propaganda en el suelo. Por no hablar de las cacas de perro y las meadas de los que salen de la zona de los bares», relata, con una escoba en la mano y un recogedor en la otra. A espaldas de la plaza de Quintana, la estampa no difiere demasiado. Litronas y restos de alimentos rebosan las papeleras de la plaza de la Reverencia. «Al menos estos chavales han tenido el detalle de recoger», indica una vecina mientras señala el contenedor. «Otros, ni eso», prosigue, con la vista puesta en la acera colindante a un pequeño parque.

La delincuencia, con todo, es el peor problema para este vecindario, que sí ve implicación de la Policía Nacional pero «un total pasotismo de la presidenta del distrito, Yolanda Rodríguez», de Ahora Madrid. Este agosto, el distrito se colocó en el segundo de los veintiuno en que está dividido Madrid en cuanto a actuaciones de seguridad ciudadana sobre las personas de la Policía Municipal: 51 intervenciones, solo tras de Puente de Vallecas (72). También se situó en el podio de atestados de tráfico con heridos (40), pisándole los talones a Centro (45) y Carabanchel (41). Y eso que agosto, que es el último mes del que hay datos oficiales, es de los más tranquilos del año por el éxodo vacacional.
La actividad del CNP es muy activa. La comisaría de Ciudad Lineal, con unos 170 agentes, recibe, sobre todo, denuncias por malos tratos. Varias al día. Al menos, un detenido (en ocasiones, más) cada jornada. Es la mayor lacra del barrio. A ello hay que unir los robos con fuerza en locales y en vehículos, que están a la orden del día. Este tipo de delitos se cometen, sobre todo, en las zonas de Ascao, Ricardo Ortiz y La Elipa, indican fuentes policiales. En cambio, los hurtos, robos con violencia e intimidación, los que se conocen como atracos, se dan en Alcalá y sus bocacalles.
Hace dos lunes, la dueña del bar La Espuma, en la calle de Vázquez de Mella, fue sorprendida por dos latinos cuando levantaba la persiana, a las 7.10 de la mañana. Le pusieron en la espalda un arma, que no supo identificar, y le robaron 500 euros. «Estoy pensando en dejar de abrir los viernes por la tarde-noche», se queja otro comerciante, porque lo peor ocurre los fines de semana, cuando los garitos no dejan dormir a nadie, con la música a toda pastilla, gritos y reyertas continuas.
Machetes, tiros y muertes
Sucesos graves, incluidos homicidios, se han ido sucediendo en los últimos meses. A finales de mayo, un hombre de 61 años estranguló a su esposa en el número 27 de la calle de Vicente Espinel, en Pueblo Nuevo. Dos semanas después, el conductor de una furgoneta intentó arrollar a su esposa subiendo el vehículo sobre la acera de la calle de Alcalá, en Quintana, a las nueve de la mañana de un martes y ante escenas de pánico de los viandantes. El 16 de agosto, un indigente clavó a otro un cucharón metálico en una oreja, en la confluencia de la calle de Vázquez de Mella con Vital Aza. Catorce días más tarde, un varón se cebó con un cuchillo de cocina con otro en la cabeza, en una vivienda de la calle de Benidorm y no lo mató de milagro. El 9 de septiembre fue detenida una mujer tras apuñalar gravemente a su pareja y darse a la fuga, también en Vicente Espinel, esta vez en el piso que compartían en el número 35. El 28 de septiembre, tuvo lugar la reyerta a tiros entre dos pandilleros dominicanos en el Metro de El Carmen y, a los tres días, un hombre de 69 años fue arrestado por acuchillar hasta la muerte a su casera, en Germán Pérez Carrasco, 76. Y el 12 de octubre, un hombre de 31 años resultó herido grave tras ser apuñalado en la calle Luva, muy cerca de una zona de copas. Estos son solo los casos que han sido publicados en la prensa, pero suceden muchos más.
«Desde la ventana de mi casa, en Emilio Ferrari, es rara la semana que no oigo gritos», explica Alejandro, un joven universitario asentado en la zona de Ascao desde hace tres años. «La mayoría de veces son grupos de personas borrachas, pero de vez en cuando, se montan broncas bastante gordas», advierte: «He visto de todo, españoles, dominicanos... Hasta chinos, una vez, a la salida de un local de apuestas».
Droga junto a los colegios
El menudeo de drogas tampoco escapa a la problemática de Ciudad Lineal. Si bien antes se concentraba en pequeños núcleos como la plaza de La Orotava o el Pinar de La Elipa, en los últimos tiempos es el Parque Calero, en el corazón del barrio de La Concepción, el punto de reunión de los camellos de poca monta, rodeados de cuatro colegios. «No es difícil pillar un poco de polen de hachís, sobre todo si pasas un fin de semana al caer la noche», detalla un grupo de escolares.
Como puede apreciarse en el plano, la casuística no es general en todo el distrito, sino que se circunscribe a la zona centro y sur. Si bien no existe un problema enquistado de bandas latinas. Hace años, Ciudad Lineal era territorio de los «ñetas» y la misma plaza que le da nombre fue escenario del asesinato con más detenciones que se conoce en Madrid, con 39 arrestos entre mayores y menores de edad. Eso sí, hay pequeños grupos de dominicanos, esencialmente «trinitarios», que son identificados por la Policía y que suelen encontrarse en las canchas deportivas del conocido como «parque de los mosquitos», situado en la calle de José Arcones Gil, en las traseras del centro comercial Alcalá Norte y de la propia Junta Municipal.
Prostitución
También están presentes los okupas. En la calle del Elfo, 41, entre El Carmen y Quintana, existe un edificio entero usurpado, supuestamente a cargo de un ciudadano rumano que hace pagar una cantidad a sus moradores. Hay 16 familias dentro. Cerca de allí, en Virgen de Lluc, 91, borrachos y antisistema han estado años atrincherados en otro inmueble del que ha llegado incluso a saltar por los aires un balcón, después de un incendio. Ahora, les han tapiado las entrada, pero aún se les puede ver bebiendo litronas en los parques infantiles y tocando la flauta junto a sus perros en Alcalá, pidiendo limosna.
Por si fuera poco, los «flyers» de prostitución invaden los parabrisas de los coches a diario. «Es un grave problema, porque están a la vista de todos, incluido los niños», incide un hombre en la plaza de la Reverencia.
En el quiosco de la plaza, su dueña, Diana, tiene una caja para que todo aquel que lo desee pueda tirar este tipo de propaganda. «Vamos a llevar todo lo recogido a la Junta para ver si nos hacen caso de una vez», protesta, cansada de la pasividad municipal.