Por qué los fondos cotizados están revolucionando la forma de invertir
Entre sus ventajas destaca que se trata de un producto sencillo de entender, que ofrece transparencia diaria de su cartera, que es líquido y que soporta unos costes muy bajos.
Algo está pasando cuando vemos que, año tras año, los inversores invierten más dinero en vehículos de inversión como los ETFs. Pero, para entender cuáles son las razones que están detrás de este fuerte crecimiento, empecemos primero por entender qué son los ETFs (Exchange Traded Funds, en inglés) o fondos cotizados. Un ETF no es, ni más ni menos, que un fondo de inversión que tiene como objetivo seguir a un índice (estar indexado) como puede ser el S&P 500 y que se negocia diariamente en una bolsa de valores como cualquier otra compañía cotizada. Por tanto, si su objetivo es replicar un índice, lo que podemos conseguir es la rentabilidad del índice menos los gastos soportados por la gestión del ETF que, generalmente, son muy bajos. Esto significa que, si el índice S&P 500 sube un 1 por ciento o baja un 1 por ciento, la rentabilidad que ofrecerá el ETF será equivalente al movimiento del índice.
Al final, un índice refleja el comportamiento de un conjunto de activos financieros con unas características comunes, ya sean acciones, bonos o materias primas. Por ejemplo, en la bolsa española tenemos el Ibex 35 (35 compañías más grandes) o, en Japón, el índice Nikkei 225. Tener exposición a la economía japonesa mediante una cartera muy diversificada de 225 compañías y acceder con un solo instrumento como un ETF supone a los inversores reducir los costes de acceso al evitar implementarlo por ellos mismos con unos costes superiores.
Los índices son sencillos de seguir y entender pues se conoce exactamente qué compañías los componen. Además, incorporan un conjunto de valores que hacen que la inversión esté diversificada y eso es una de las leyes fundamentales de la inversión: no poner todos los huevos en la misma cesta. Además, la diversificación conlleva reducir la volatilidad (medida del riesgo) y eso es algo idóneo en las inversiones. Una pregunta frecuente que nos hacemos es si invertir siguiendo índices aporta rentabilidad pero los resultados demuestran que batir al mercado no es nada fácil, incluso para los mejores profesionales. Muchos inversores intentan batir los índices para valorar su desempeño pero muy pocos generan rendimientos superiores de forma consistente, a largo plazo o ajustados por riesgo. Aunque existe talento en el mundo de la gestión, una vez encontrado, existe la incertidumbre futura de si podrá volver a repetirse. Por tanto, obtener el comportamiento de ese mercado representado por un índice es un buen resultado a medio y largo plazo.
Además, los inversores valoran tener la máxima certeza y eficiencia en sus inversiones y, por ello, expresan su posicionamiento mediante la inversión en ETFs, ya que les facilita obtener el comportamiento de los índices elegidos. Este uso de los ETFs, que empezó como algo cortoplacista y táctico, se ha convertido en algo más estructural y estratégico en la composición de las carteras de los inversores. Pero, para tener una mayor eficacia en el resultado de una inversión, hay un aspecto fundamental que nunca hay que olvidar y hay que tener siempre en cuenta: las comisiones o gastos soportados. En este aspecto, los ETFs son el producto de ahorro estrella, ya que su ratio de gastos totales es muy inferior (10-15 veces) al resto de productos de ahorro, al oscilar en media desde un 0,07 por ciento hasta un 0,30 por ciento anual. Conocer a futuro qué rentabilidad dará exactamente el mercado de acciones o de bonos «XYZ» es bastante difícil de saber pero lo que sí conocemos de antemano es lo que nos va costar estar invertido. Pagar comisiones bajas se traduce en una mayor ventaja a futuro y esto es un aspecto clave a la hora de invertir y que todo el mundo entiende.
Sin embargo, lo más relevante para el ahorrador es la democratización que el ETF ha traído al mundo de la inversión. Tanto el pequeño ahorrador, que dispone de 3.000 euros para invertir, como el gran inversor institucional pueden acceder al mismo ETF y ser tratados igual en términos de gastos ya que, al ser un producto que cotiza diariamente, todos pueden acceder a él sin distinción.
Cuando hay un vehículo de inversión con un funcionamiento sencillo de entender, que da transparencia diaria de su cartera, soporta costes bajos y es conveniente, es decir, útil y provechoso, tiene todos los ingredientes para atraer a muchos inversores y revolucionar la forma de invertir.
CÉSAR MURO es director de ventas de gestión pasiva para DWS Iberia