Fondos para atrincherarse en la guerra comercial
La guerra comercial y la vuelta al proteccionismo económico, dejando atrás la globalización, es uno de los riesgos más inminentes[…]
La guerra comercial y la vuelta al proteccionismo económico, dejando atrás la globalización, es uno de los riesgos más inminentes para los mercados. Los inversores, analistas y gestores llevan tiempo monitorizándolo, pero los acontecimientos siguen sorprendiendo. Los últimos, para mal, después de que recientemente Estados Unidos decidiera imponer unas tarifas de 200.000 millones de dólares -del 10 por ciento a 5.745 productos- contra las exportaciones chinas y este último país respondiera a Donald Trump con nuevos aranceles de 60.000 millones de dólares -de entre un 5 y un 10 por ciento a unos 4.000 productos-, entre acusaciones estadounidenses de tratar de influir en las elecciones legislativas de noviembre.
¿Hundirá esta situación el crecimiento económico? ¿Disparará la inflación y, por tanto, obligará a los bancos centrales a mover ficha más rápidamente, un escenario muy temido por los mercados? Los expertos reconocen que la intensificación de la guerra comercial tendrá un impacto tanto en la inflación como en el crecimiento estadounidense, y en los movimientos de la Fed, aunque de momento no creen que la sangre llegue al río: en un reciente informe, ING Financial Research respondía a las últimas tensiones entre EE.UU. y China indicando que «son malas noticias» para ambos países, y para la evolución del crecimiento y la inflación.
«En términos de actividad económica, hay implicaciones negativas tanto para el sentimiento como para el gasto, con disrupciones en la cadena de oferta, costes más altos e incertidumbre sobre las implicaciones económicas y riesgo de desaceleración en el lado de la inversión y la contratación», dice el estudio. Desde ING explican que además el crecimiento estadounidense afrontará un peor escenario en los próximos años, después de los estímulos fiscales, con un entorno de mayores tipos y un dólar más fuerte y con el miedo a que un contagio de la situación en los emergentes impacte en el crecimiento global: de ahí las previsiones de que el crecimiento baje del 3 por ciento de este año al 2 por ciento en los dos próximos.
Mayor inflación
Y a la vez, aumentan las amenazas inflacionistas. En ING Financial Research ya hablan de presiones que vienen de las tarifas: en enero se introdujeron aranceles del 30-50 por ciento para lavadoras y paneles solares, donde ven una clara subida de precios, además del 25 por ciento en el acero y del 10 por ciento en aluminio, y un 25 por ciento a las importaciones chinas. En el peor escenario, los expertos calculan que la inflación podría subir en torno a un punto porcentual, y que el impacto será mayor en los próximos años. Pero ese es el peor escenario: lo más probable es que el impacto sea cercano a 0,2 puntos porcentuales durante los próximos 12 meses, insuficiente para preocupar a la Fed, si bien si los aranceles a las importaciones chinas suben en el último trimestre la subida podría doblarse. Eso sería más preocupante, si bien los expertos creen que la Fed estará más centrada en el crecimiento y mirarán más la inflación a medio plazo. Aunque en ING prevén que en 2019 habrá dos subidas de tipos, frente a las cuatro previstas para este año, reconocen que las políticas serán más inciertas en los próximos años.
Tampoco desde Andbank cambian su escenario base: «Obviando el resto de las variables macroeconómicas, tan importantes o más que la propia guerra comercial, sí podría verse un aumento ligero de la inflación y una pequeña desaceleración del crecimiento. Sin embargo, pensamos que la inflación se podría ver compensada en buena medida por la depreciación de las divisas emergentes. Este entorno no modifica por tanto nuestro escenario principal, con la excepción de China, donde hemos reducido las expectativas sobre renta variable y divisas», dice David Sánchez, analista de fondos de Andbank España.
Y desde Intermoney Patrimonios piensan que las tensiones están descontadas, al haber hecho ya EE.UU. sus anuncios: «Creemos que el mercado ya ha descontado el peor escenario», dice Alberto Salgado, director de Inversiones de la entidad. «El mercado ha especulado con que China pueda tomar represalias vendiendo parte de los «treasuries» que actualmente atesora (posee casi el 10 por ciento de la deuda pública estadounidense); sin embargo, si lo hiciese, provocaría pérdidas en dicho mercado de bonos, lo cual le perjudicaría directamente sobre la tenencia que aún conserva. Nosotros lo descartamos». Y defiende que, en caso de complicarse la situación a nivel global debido al contagio de esta guerra comercial, surgiría una demanda natural de deuda estadounidense, dada su cualidad de activo refugio.
¿Futuro acuerdo?
«El mejor escenario es aquel en el que se alcance algún tipo de acuerdo entre las autoridades estadounidenses y chinas que logre evitar el freno a la inversión y la desaceleración económica. El peor escenario es aquel donde la confianza queda dañada de manera prolongada, repercutiendo en la inversión y en el crecimiento, lo que podría provocar un fin de ciclo anticipado y acercar a las economías más débiles a la recesión. Esto ocurriría si los aranceles se establecen sobre el 100 por 100 del comercio cruzado entre ambos países», añade el experto. «El repunte inicial de la rentabilidad de los bonos estadounidenses -si China vende sus posiciones-, junto con la depreciación de divisas emergentes podría provocar o acelerar una recesión mundial. La actividad se resentiría, pero somos escépticos sobre un repunte inflacionista».
«El problema del déficit comercial americano es fundamentalmente con el gigante asiático, por lo que es inevitable que lleguen a un acuerdo para intentar reducirlo, de manera que cese el círculo vicioso actual por el que China compensa el superávit comercial bilateral con la financiación al tesoro americano mediante la compra de su deuda pública», explica Jose Manuel Villamor, director de Weatlh Management en A&G Banca Privada.
Para José María Luna, responsable de Análisis y Estrategia en la EAFI Profim, habrá una intensificación de las tensiones y el proceso será duradero, aunque se llegará a un acuerdo: «Se llegará a algún punto de acuerdo pero por ahora ambas partes van a segur tensionando la situación pues esto va más allá de un problema comercial. Se trata de un «pulso» sobre dos formas de entender el mundo y tratar de ostentar el primer puesto de superpotencia mundial», indica. En su opinión, el acuerdo supondría un rally para los activos de riesgo, pero si no fuera así, advierte de que «el efecto sobre el comercio mundial se resentiría y eso afectaría al crecimiento económico mundial y se incrementaría la inflación, a parte de que podría recrudecerse una guerra de divisas».
Los grandes beneficiados
Los gestores reconocen que la guerra comercial es ahora uno de los riesgos cruciales para los mercados, y creen que beneficiará a activos como la bolsa estadounidense, en detrimento de las demás, así como el dólar: «El comercio sigue siendo el mayor riesgo «conocido pero incierto» para los mercados en 2018. Si bien la comedida reacción inversora a los últimos acontecimientos sugiere que una parte importante ha quedado ya descontada, es más que probable que se apliquen aranceles adicionales durante los próximos meses. Por tanto, la guerra comercial seguirá lastrando la predisposición al riesgo, lo que beneficia a la renta variable estadounidense frente a otras regiones con dependencia del comercio global», defiende Witold Bahrke, responsable senior de estrategia macroeconómica en Nordea AM. Y «el dólar debería seguir apreciándose a medida que los flujos de capital regresan a EE.UU.»
Además, en EE.UU. podría haber un aplanamiento y reversión de la curva a medio plazo: «Las clases de activos defensivos, como la renta fija core, deberían cobrar cada vez más interés por parte de los inversores. Habida cuenta de que una guerra comercial podría resultar inflacionista a corto plazo pero deflacionista a medio y largo plazo, prevemos que la curva de tipos estadounidense se aplanará aún más, lo que pone a la Fed y los mercados en situación de alerta ante una posible inversión de la misma», añade Nordea.
Por lo tanto, los fondos de bolsa estadounidense o con exposición al dólar podrían ser una buena idea, pero también los más defensivos en renta variable debido a que la situación daña la tolerancia al riesgo: «El estilo valor, dado su carácter defensivo, también se podría ver beneficiado en caso de aumento de las tensiones, en comparación con otros estilos como el crecimiento», dice Sánchez. «En renta variable las menores caídas podrían estar en utilities, y sector farmacéutico», añade Salgado.
Empresas domésticas: ¿la solución?
También los expertos creen que optar por fondos que invierten en empresas domésticas podría ayudar. «Hay sectores expuestos a las tensiones comerciales, como acero y autos, que se han visto más perjudicados, por lo que optar por empresas domésticas ayudaría a mitigar el riesgo de guerra comercial», dice Sánchez. «Los fondos de pequeñas compañías se podrían utilizar para buscar el sesgo doméstico y evitar en cierta medida los riesgos de la internacionalización y la guerra comercial», defiende. En A&G también hablan de empresas domésticas pero matizan que hay que tener en cuenta si estas empresas importan muchos productos de las economías afectadas, ya que puede haber un incremento de precios que afecte a los consumidores finales y por tanto a la venta de productos. «En este caso habría que buscar fondos con un criterio bottom-up ya que es complicada la generalización», dicen.
Sin embargo, en Intermoney Patrimonios lo descartan: «Una crisis global afectaría a todos los mercados bursátiles y a todos los sectores; aunque habría sectores más perjudicados que otros (como los bancos...) creemos que el hecho de tratarse de mid y smallcaps con menor exposición al comercio internacional no sería una ventaja, pues también se perciben como activos más ilíquidos y sufrirían salidas. Estos fondos de empresas domésticas lo hacen muy bien en entornos de crecimiento como el actual, no en escenarios de crisis», advierte.
Los fondos que podrían ayudar a proteger a los inversores son los de renta fija core: «Si el crecimiento económico se ve afectado, los fondos de renta fija de los países más seguros tendrían considerables entradas de flujos; esto es, deuda estatal estadounidense, alemana, suiza, japonesa..., independientemente de sus niveles de tipos, puesto que los inversores tratarían únicamente de minimizar pérdidas», añaden en Intermoney Patrimonios. Así que esos fondos de deuda de calidad podrían ayudar a proteger y refugiar a los inversores.
Si las tensiones afectan al crecimiento y disparan la inflación, en A&G Banca Privada apostarían por fondos de renta fija flotante con vida de unos tres años, sector financiero que pueda beneficiarse de la subida de los tipos a corto -más que de los largos-, y ciertas materias primas no ligadas al crecimiento como metales preciosos.
Los perjudicados...
Entre los más perjudicados, los emergentes: desde Intermoney Patrimonios apuntan el impacto: «Es difícil ver una intensificación de las actuales tensiones comerciales, aunque aún pueden producirse efectos de segunda ronda. Dichas ramificaciones no deberían ser excesivas, pero a corto plazo el repunte de la tir estadounidense hace que se mire a los emergentes con un mayor escepticismo. El mercado ya nos ha mostrado algo lo que podría suceder en caso de empeoramiento: los activos de países emergentes serían los más perjudicados, tanto en renta variable como fija», explica. «No olvidemos que la deuda emergente emitida en dólares supone una losa para estos países cuando sus divisas se deprecian bruscamente, iniciándose un círculo vicioso para la actividad económica, las bolsas y los bonos», dice Salgado.
También cree que sufrirían todas las bolsas, incluyendo la americana, que dejaría de beneficiarse de la consideración de «bolsa refugio» en caso de que se ponga en riesgo el crecimiento global: «Tendríamos especial cautela con el sector tecnológico estadounidense, tras años de fortísimas revalorizaciones», explica.
En este mismo sentido, Luna añade que en una «guerra total» comercial casi nadie sale ileso aunque hoy por hoy, el gran beneficiado sería el dólar: «Ya lo estamos observando: vemos unos emergentes más débiles y sufrimiento en los países de la eurozona más expuestos a las exportaciones fuera del área euro. Pero si las tensiones se recrudecen más, al final terminaría por afectar a EE.UU.», advierte. «Imaginemos un dólar cada vez más fuerte y unos tipos más elevados: eso haría daño a sus empresas más exportadoras pero también a las bolsas en conjunto pues la inversión en deuda se convertiría en una alternativa a la inversión en acciones. Ya comienza a serlo con un tipo de interés del bono a dos años por encima del 2,7 por ciento».
«Si la tensión sigue como ahora y se mantiene un buen dato de crecimiento y sin tensiones inflacionistas excesivas, creo que la inversión en bolsa (sobre todo en EE.UU. y algunas empresas y sectores europeos) serían los beneficiados. Pero si se recrudece la actual tensión habría que ir a «cuarteles de invierno» que nos amortiguaran una situación económica adversa y, en ese sentido, la renta fija estadounidense en dólares podría ser uno de esos activos, junto con fondos que compren volatilidad y fondos inversos a bolsa. Y, por supuesto, liquidez, que es una decisión de inversión más y, en estos casos, es un verdadero tesoro», añade Luna.
«Evitaríamos mercados emergentes y sus divisas, y EE.UU. parece tener más opciones de salir menos mal parado, así como el dólar», coinciden en A&G. Sobre fondos concretos, explican, una opción podría ser el Morgan Stanley Global Brands, que invierte en compañías de alta calidad con posición dominante en su sector y multinacionales, y que «tiene mucho peso en consumo defensivo». Otra opción pueden ser directamente fondos que inviertan en lujo, con el argumento de que, por mucho arancel que pongan, estos bienes tienen esa parte de exclusividad que les hace indemnes -como el fondo de NN Prestige & Luxe-. Pero, dicen en A&G, si al final hay acuerdos y todo queda en un tira y afloja, uno de los activos que podría hacerlo bien serían precisamente los emergentes, que han sufrido mucho, con peso fuerte en China y en sectores cíclicos como IT y consumo -con fondos como el Schroder International Emerging Makets-.