Dime de dónde eres y te diré por cuánto te proteges
Vivir o nacer en una ciudad o en otra te marca para toda la vida y no solo en cuanto[…]
Vivir o nacer en una ciudad o en otra te marca para toda la vida y no solo en cuanto a aspectos socioculturales se refiere. Huyendo de estereotipos y lugares comunes, sabemos que estadísticamente nacer en un punto geográfico o en otro determina, entre otras cosas, tu esperanza de vida, el nivel socioeconómico o la aversión o propensión al riesgo, al riesgo financiero por supuesto.
El riesgo es percibido de manera distinta por cada uno de los individuos. Bajo la definición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, riesgo es la «proximidad de un daño» y la valoración de cuan cerca está esta proximidad es, sin duda, un hecho subjetivo. Así, en función de la percepción del riesgo, las personas pasamos a tomar consciencia de estos peligros y, por tanto, tendemos a protegernos (o no). Cuando se habla de la gestión de un riesgo siempre se plantean tres opciones: se puede decidir asumir ese riesgo, mitigarlo o transferirlo, es decir, que otro asuma este riesgo por ti.
Una forma de comparar entre países cuánto riesgo de la esfera privada se transfiere es conocer cuánto significan las primas de seguros con respecto a su PIB. Así, en la actualidad en España el total de primas asciende a un 5,4 por ciento del PIB, correspondiendo un 2,5 por ciento a los seguros de vida, un 0,7 por ciento a los seguros de salud y un 2,2 por ciento a todos los demás seguros.
Este porcentaje sobre el PIB es mucho más bajo que el que tienen otros países de nuestro entorno, como Francia con un 8,9 por ciento, Italia con un 8,3 por ciento, Países Bajos con un 9,6 por ciento o Reino Unido con un 9,6 por ciento.
Si tomáramos como referencia las primas al año por habitante, que en España ascienden a 1.320 euros, y utilizáramos una medida denominada PPS que permite comparar de forma homogénea las primas entre países, introduciendo la paridad de poder adquisitivo o 'purchasingpower standard', España se encuentra claramente por debajo de sus homólogos europeos. Así, conforme al PPS y tomando como referencia los citados 1.320 euros, por encima de España se encuentran: Países Bajos 207 por ciento, Alemania 100 por ciento, Francia 75 por ciento, Irlanda 70 por ciento; Bélgica 54 por ciento; Eslovenia 46 por ciento; Austria 41 por ciento, y Dinamarca 18 por ciento, entre otros.
Si se traslada este planteamiento al mundo del ahorro para la jubilación y nos comparásemos con el resto de Europa, los hogares españoles siguen teniendo una visión de la protección de la vejez muy diferente al resto. Por ejemplo, en España, de cada 100 euros del ahorro en productos financieros de un hogar, solo 16 irían a fondos de pensiones o seguros de jubilación; frente a los 72 euros que se destinarían en Países Bajos, casi 60 en Reino Unido o 38 en Alemania.
Y las diferencias en cuanto a la percepción del riesgo se refiere no solo se producen entre España y otros países de Europa, sino que también se producen entre provincias y ciudades españolas. Un ejemplo significativo lo encontramos en la protección recibida a través de los seguros de vida. Según recientes datos de la Fundación AXA, las personas que residen en Madrid o Barcelona aseguran sus vidas por importes que superan los 100.000 euros de capital y, sin embargo, habitantes de Lugo o Badajoz suscriben importes inferiores a los 69.000 euros.
Llegados a este punto, hemos de pensar por qué se producen estos cambios de patrón de protección en cada uno de nosotros y cómo influyen en nosotros la educación financiera. Seguimos pensando que ciertos eventos no pasarán o incluso no queremos pensar qué pasaría si ocurren. Hagamos un ejercicio de reflexión y pensemos en cómo nos protegemos y, sobre todo, de qué.