¿Qué hacemos con los grandes valores del Ibex-35?

Algunos de los pesos pesados de la bolsa española, sobre todo Telefónica, Santander y BBVA, han sufrido fuertes caídas durante el verano por las tensiones emergentes. Iberdrola ha hecho valer su carácter de refugio, mientras que Repsol sigue al alza.

Entre los diez peores del Ibex-35 en lo que llevamos de año, cuatro son los 'blue chips' BBVA, Santander, Telefónica e Inditex, con pérdidas de un 26, un 22, un 17 y un 8 por ciento, por ese orden. Entre los diez mejores, se encuentran Amadeus, con una revalorización del 31 por ciento, el más rentable del indicador, y Repsol, con una subida del 16 por ciento. Iberdrola, por su parte, acumula un discreto recorte del 3 por ciento.
¿Qué deben hacer los inversores con estas compañías?, ¿han de comprar las que acumulan un fuerte castigo y comenzar a deshacer posiciones en las que mejor llevan el año, o la tónica del primer semestre, que siguió en el verano, continuará hasta final de año? Como hace poco los analistas concluyeron Inditex era un buen valor a largo plazo y algo más complicado para el corto plazo y en otra pieza se analiza Amadeus por su entrada en el Eurostoxx 50, en estas páginas trataremos la situación de los grandes bancos, Telefónica, Repsol e Iberdrola. 

Santander y BBVA: ¿suficientemente baratos?

Las dos entidades globales se han visto muy castigadas en las últimas semanas. Primero y mucho más, BBVA, por su exposición a Turquía, tanto porque controla la mitad de la principal entidad del país, Garanti, como porque en su cartera de crédito hay empresas del país euroasiático. A continuación, y algo menos, Santander, ante el contagio que Turquía propinó a otros emergentes y, sobre todo a partir de los problemas reales que afloraron en Argentina. Ello, a juicio de Nuria Álvarez, de Renta 4, ha dejado a las acciones de ambas entidades cotizando muy baratas: más allá de las dudas existentes sobre los emergentes, se encuentran en niveles atractivos para entrar. Y Javier Bernat, de GVC GaescoBeka, coincide, aunque señala que, entre los dos, BBVA está todavía más barato. En opinión de Bernat, se le ha castigado en exceso su exposición a Turquía, y eso que en el ecuador del año ya había cumplido con más del 50 por ciento de su objetivo para el año en ese país, que tiene cubierto el efecto de la caída de la divisa en su capital y que los análisis que hay sobre la banca turca no son catastróficos. Álvarez señala que incluso valorando a cero su negocio en Turquía se sostendría su precio objetivo que sitúa en los 6,90 euros por acción. Además, según continúa Bernat, lo está haciendo bien en España, que supone el 23 por ciento de su beneficio neto y también en México (37 por ciento). Por ello, no estaría justificado que cotice a 0,7 veces su valor en libros frente a las 0,82 veces en que lo hace el sector en Europa cuando tiene un ROTE que ronda el 12 por ciento, mientras el sector europeo no llega al doble dígito. 

Si en BBVA tanto Bernat como Álvarez ven los riesgos bastante cotizados (aunque haya que prestar atención a los primeros pasos que dé el nuevo presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y a la negociación del tratado de libre comercio con Estados Unidos), no ocurre lo mismo con el Santander. Por ejemplo, Álvarez señala que la cotización del banco que preside Ana Botín no está recogiendo que salgan mal las cosas con el 'Brexit' o que, como añade Bernat, ello derive en una caída de la economía en el Reino Unido. A ello se unen las dudas ante las elecciones que se celebrarán en Brasil en octubre y la incertidumbre ligada a si el próximo gobierno va a tener la fortaleza suficiente como para corregir los desequilibrios. Al margen de la evolución del real brasileño, por lo demás el negocio allí no va mal, aunque en la segunda mitad del año puede empezar a notarse, dice Bernat, la caída de la actividad económica y en 2019, la subida de la mora. 

Bernat y Álvarez ven menos riesgo en BBVA que en Santander. Eso sí, la experta de Renta 4 advierte de que si bien el sector está barato, su progresión no va a ser lineal, va a tener altibajos, por lo que no lo recomendaría a inversores aversos al riesgo. 

Antonio Aspas, de Buy & Hold, dice que en su firma han comprado ambos con la corrección. Cree que se van a beneficiar de una recuperación de los ratios a los que cotizan y de la mejora de su cuenta de resultados en cuanto comiencen a subir los tipos. Destaca su diversificación y su atractiva rentabilidad por dividendo. 

Jesús de Blas, de Bankoa-Credit Agricole, cree que sólo habría que entrar en estos valores si aún no se tienen en cartera. Desaconseja hacerlo para promediar entradas a precios más altos, porque el riesgo está en poner demasiado dinero en las mismas inversiones. Lo mismo aconseja con Telefónica. «La duda para muchos inversores no es comprar o no comprar, es comprar más o vender», afirma. 

Telefónica no remonta

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La operadora no remonta y eso que las recomendaciones han sido de tomar posiciones desde que cotizaba en los 12 euros. Pero se mueve en el entorno de los 6,8 euros, que son mínimos por debajo de niveles de 2002. Ahora es posible que su evolución sea mala por su exposición a emergentes, pero Jesús de Blas comenta que su penoso rendimiento obedece a una acumulación de temas y que no responden únicamente a su abultada deuda: la empresa, dice De Blas, está logrando colocar bien los bonos y, además, los vencimientos no meten mucha presión. Aunque Aspas sí apunta que éste es un problema porque le resta flexibilidad a la compañía, mientras que Gonzalo Sánchez, de Gesconsult, añade que también le dañan los globos onda o los intentos que hace para reducirla, como desinversiones o salidas a bolsa porque muchas de ellas terminan frustrándose. 

Pero De Blas pone el foco, sobre todo, en la cuestión del negocio: todo pasa por el móvil, pero las operadoras tienen poco retorno, les cuesta rentabilizar la actividad. En ello insiste también Ignacio Cantos, de Atl Capital, que además señala que es un problema que tiene todo el sector a nivel europeo: «Las operadoras antiguas tienen una gran oferta convergente a precios relativamente atractivos y Telefónica tiene la mejor. La cuestión está en si la pueden rentabilizar. Todo pasa por el móvil, todo el mundo tiene móvil, pero las tecnológicas americanas se llevan la mayor parte del pastel y la regulación europea, que trata de favorecer la competencia, provoca que Telefónica tenga que vender muy baratos sus servicios a sus competidores, lo que reduce su rendimiento».

Las nuevas actividades que desarrolla después de que su negocio tradicional se pusiera en cuestión requieren unas inversiones muy grandes y los retornos parecen pequeños. 

Es una buena compañía, cotiza a per (precio entre beneficio) de nueve veces y tiene una rentabilidad por dividendo del 6 por ciento, pero enfrenta un problema estructural, concluye Cantos. A Antonio Aspas tampoco le gusta la empresa y apunta una razón de más corto plazo: que se esté reanudando en España la guerra de precios. 

Iberdrola aguanta mejor

Iberdrola también está en negativo en el año, pero sus descensos no tienen nada que ver con los que sufren los bancos o la operadora: apenas retrocede un 2 por ciento en el año. Jesús de Blas afirma que es una gran sorpresa que esté aguantando ante el cambio de Gobierno que se ha producido y perteneciendo a un sector regulado. También, después de los fuertes castigos que sufrió a principios de año cuando se disparaban los tipos de interés de los bonos. Aunque esta última circunstancia pareció amainar una vez comenzó a haber dudas sobre el ciclo económico y la guerra comercial las acentuó. Según De Blas, estaría bien comenzar a mirarla para entrar si alcanza los 6 euros por acción.

Sara Herrando, de Norbolsa, destaca que si bien enfrenta un claro riesgo regulatorio, la empresa está muy bien diversificada tanto por actividades como geográficamente, está bien gestionada y es una de las más atractivas del sector en Europa. Con vistas al largo plazo, además, señala que la transición ecológica va a llevar a un mayor consumo eléctrico y, ante ello, otra de las fortalezas de Iberdrola es su apuesta por las energías renovables.
Gonzalo Sánchez coincide en que es la más atractiva del sector. Pero ahora mismo no tiene posiciones en eléctricas: en un entorno de subidas de los tipos de interés, como el actual, lo suelen hacer peor que el índice, debido a que se estrecha su 'spread' de beneficios. Aunque reconoce que en las últimas semanas ha actuado como valor defensivo. 

Tampoco le gusta a Antonio Aspas: argumenta que tiene mucha deuda, que es la compañía más apalancada de su sector y que sus últimos resultados no fueron demasiado buenos. Y añade: «No tenemos claro de dónde va a venir el crecimiento en el futuro». 

Javier Esteban, de Banco Sabadell, atribuye su resistencia a una cuestión de mercado: todas las 'utilities' lo han hecho bien últimamente porque ha habido un giro hacia lo defensivo. Añade que el riesgo está en que vuelvan la confianza al mercado y el apetito por el riesgo. Pero señala que por fundamentales no está cara: tiene potencial. 

Repsol: el mejor

La petrolera es el único de los 'blue chips' de los que hablamos que está claramente en positivo. Como recuerda Jesús de Blas, ya pasó su propio momento crítico hace dos años. Pero parece haber superado ya todos sus problemas. Sara Herrando explica las razones por las que Repsol es el mejor entre todos estos valores: la subida del precio del petróleo y la opinión que tiene el consenso de que va a mantenerse en los niveles actuales; la confianza del mercado en Josu Jon Imaz, su consejero delegado, debido a su buen historial en el cumplimiento de los objetivos de su último plan estratégico; y, por último, al mayor equilibrio existente entre las actividades upstream (extracción y producción) tras la adquisición de Talismán y downstream (refino y márketing). Ello después de haberse demostrado que esta última actividad actúa de buen colchón cuando el petróleo está bajo de precio. Herrando considera que el nuevo plan estratégico aún le da potencial y, además, opina que es uno de los valores más protegidos ante las turbulencias actuales, siempre y cuando ello no dañe al crecimiento económico y desemboque en un descenso del consumo. Sitúa su precio objetivo en los 19 euros por acción. 

Antonio Aspas tiene a la petrolera en cartera y cree que, pese a lo que ha subido, conserva potencial. Argumenta que las acciones de la compañía han subido menos que el crudo porque el mercado está descontando la posibilidad de un recorte en el precio del barril. En Gesconsult llevan con esta posición durante todo el año y, por el momento, piensan mantenerla. 

Pero Jesús de Blas, sin embargo, considera que ya lo ha hecho muy bien y que el nivel de los 17 euros por acción es más para recoger beneficios que para comprar.

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