Cómo construir ahora la cartera ideal

Los inversores son conscientes de que la bolsa está cada vez más difícil y de que la renta fija, ni renta ni es fija, por lo que la asignación de activos se ha convertido en una tarea muy difícil. Una decena de expertos comparten sus claves de inversión.

Pocos momentos son tan complicados como el actual porque la bolsa está indecisa, mientras que la volatilidad se ha hecho dueña de la renta fija. El reto de construir la cartera más acertada se complica, tanto para los perfiles menos aversos al riesgo como para los más conservadores. Un puñado de expertos comparten con INVERSIÓN & Finanzas.com sus consideraciones y las recomendaciones que hacen a sus clientes, que no son siempre coincidentes. Una primera discrepancia que muestran es si hay que estar en todo tipo de activos o si hay que invertir sólo en los que de verdad se crea.

Cuantos más activos, mejor

Aunque la situación sea muy compleja a nivel global, Carles Planas de Farnes, de Ginvest, es partidario de estar invertido en todo tipo de activos. «En una cartera global, tiene que haber de todo: renta fija, renta variable y gestión alternativa. El mundo es global y es imposible saber qué lo va a hacer mejor, por lo que hay que evitar decisiones absolutas. Dentro de la bolsa, hay que apostar por Europa, Estados Unidos, emergentes y Japón, aunque en mayor o menor medida en cada una de las geografías según cuáles sean nuestras perspectivas. Ahora no estaríamos en renta fija de gobiernos, pero entraríamos en deuda alemana en momentos complicados. Hay que realizar ajustes tácticos y saber que cada mercado tiene un horizonte de maduración diferente. El inversor tiene que tener en cuenta que en su cartera siempre va a tener el mejor activo y también el peor», explica Planas de Farnés. En la misma idea insiste Diego González, de Bull4All, que apunta que es mejor tener más clases de activos en la cartera «pero teniendo en cuenta que no estaremos en el activo más rentable del año al cien por cien y tampoco en el peor». Más activos, insiste González, es más diversificación.

González señala que ahora que la bolsa y la renta fija se han encarecido, es partidario de incrementar el peso de la gestión alternativa, algo que lleva haciendo en los dos últimos años y sobre todo para los perfiles conservador y moderado, donde este tipo de productos están sobreponderados, para representar un 25 por ciento del total de la cartera, mientras que en el dinámico y en el decidido representan un 15 y un 20 por ciento, respectivamente.

En cuanto a la bolsa, en las carteras para todos los perfiles, está sobreponderada, con un 20 por ciento en el caso de la conservadora y con un 85 por ciento en el caso de los inversores decididos. Pero Diego González informa de que espera empezar el año 2019 con una posición neutral en bolsa, lo que significa un 15 por ciento de renta variable para los inversores conservadores y un 70 por ciento para los decididos. Por áreas geográficas, González señala que Estados Unidos tiene que tener una posición estructural en la cartera, aunque lo tiene infraponderado, con un peso del 25 por ciento, mientras que sobrepondera la renta variable europea, que representa el 60 por ciento de su inversión bursátil, así como la de los países emergentes (25 por ciento), con un foco especial en Asia y, en particular, en India. Por tipología de compañías, si bien en periodo recesivo, se inclinaría por compañías de gran capitalización, ahora prefiere las pequeñas y medianas, que son las que sobrepondera.

En renta fija, González apuesta por duraciones bajas o emisiones a tipo variable. En todo caso, en la actualidad tiene una posición infraponderada en renta fija para el perfil conservador (con un 55 por ciento), para el moderado (con un 45 por ciento) y neutral para el decidido (con un 10 por ciento).

Miguel Forteza, de Citi Banca Privada, también insiste en que cuantos más activos tiene una cartera, más fuerte, más sólida es y la probabilidad de pérdidas va bajando a medida que va transcurriendo el tiempo. Así, a los activos convencionales, renta fija y renta variable, añadiría otros activos menos líquidos, como el retorno absoluto, el 'private equity' o los activos inmobiliarios, sobre todo para los perfiles más agresivos. Recuerda que en un entorno de bajos tipos de interés como el actual, cuanto más ilíquido es un activo, más paga

También Carlos González-Mesones, de Pictet WM, es partidario de una extensa gama de activos: liquidez, renta fija, renta variable, materias primas, oro, hedge funds, capital privado, socimis e inversiones inmobiliarias en formato de capital privado. Describe: «Nuestra cartera ideal estaría distribuida de la siguiente forma: efectivo o equivalente, un 5 por ciento; renta fija, un 35 por ciento; renta variable, 45 por ciento; y por último, un 15 por ciento en inversiones alternativas o 'hedge funds'. Aceptando mayor iliquidez, reduciríamos el peso de la renta variable e incrementaríamos la parte de inversiones alternativas en otro 15 por ciento, repartido entre capital privado e inversiones inmobiliarias».

Publicidad

La bolsa manda

González-Mesones defiende que la renta variable debe tener un peso importante en la cartera debido al crecimiento esperado de los beneficios tanto en EE.UU. como en Europa. Así, sobrepondera los mercados desarrollados mientras que preferiría estar fuera de los emergentes por la volatilidad que muestran sus divisas. Forteza comenta que en su firma siguen positivos con la bolsa este año, aunque siendo conscientes de que nos encontramos en la fase final de un ciclo alcista, aunque aún con un entorno favorable, marcado por un crecimiento económico sincronizado, una inflación moderada y el inicio de la normalización de la política monetaria, circunstancias que le dan aún combustible a las bolsas. Así, en Citi sobreponderan las bolsas en general y Europa en particular. 

En cuanto a la renta fija, González-Mesones ve un panorama complicado: no sólo por la crisis italiana, sino por la tensión que observa en los diferenciales de rentabilidad a vencimiento de la deuda empresarial grado de inversión y por el declive de la deuda emergente en moneda local. «Así que preferimos estar invertidos en la parte corta de la curva de rentabilidad a vencimiento, donde la sensibIlidad a variaciones de tipos de interés es menor», concluye. Forteza por su parte, es positivo con los activos de renta fija americanos, en particular, 'high yield' y corporativos, además de con los emergentes, mientras que no le gustan los títulos soberanos europeos. Forteza añade que para un inversor conservador en euros sí es difícil encontrar opciones, pero no ocurre lo mismo con un inversor en dólares, dado que la deuda pública americana ya renta entre un 2,5 y un 3 por ciento.

En la cartera moderada de Citi Banca Privada la bolsa pesaría ahora entre un 53 y un 55 por ciento; la renta fija, entre un 36 y un 37 por ciento; y los activos ilíquidos, entre un 10 y un 12 por ciento. Pero, además, Forteza señala que en un momento de fin de ciclo, la volatilidad aumenta, como estamos viendo, y entonces, apunta que, tácticamente, puede ser conveniente realizar movimientos, o incluso cubrir la cartera, aunque hay que aprovechar para hacerlo cuando la volatilidad está baja.

También favorable a la bolsa es Paulo Gonçalves, de Banca March: ahora hay que sobreponderarla, y recomienda una exposición por encima del 40 por ciento en un perfil moderado. Pero, en lugar de tener una aproximación geográfica, prefiere la apuesta por ciertos sectores cíclicos, como tecnología, banca e industrial. En todo caso, sí concede que Europa está más barata y que en emergentes prefiere Asia a América Latina, dado que en este segunda región, hay grandes incertidumbres políticas y los fundamentales no son todo lo sólidos que serían deseables. En renta fija, Gonçalves está prudente: aconseja duraciones cortas, apunta que en los periféricos hay valor, pero en crédito está cauto y ha reducido sobre todo en 'high yield', mientras que sí ve valor en deuda emergente en moneda local. De todas maneras, reconoce que es en la renta fija en el segmento donde más riesgo ve, sobre todo para los perfiles más conservadores, a los que aconseja bonos flotantes, menos expuestos al riesgo de la subida de tipos. 

Selección de activos

Hay otros estilos de gestión. Por ejemplo, la que representa Carlos Farrás, de DPM, que no se muestra partidario de estar invertido en todo tipo de activos: sólo lo hace en aquellos sobre los que está convencido de su buena evolución, por lo que no tiene miedo en reducir al cero por ciento la ponderación de algo en particular si no le gusta. «Queremos educar a los inversores de que si nos gusta algo, invertimos, con argumentos, aunque hay que evitar concentración en un activo concreto», reflexiona Farrás.

Ahora mismo, Farrás apostaría, en una cartera moderada, por una exposición a la renta variable muy baja, con un peso de entre el 10 y el 15 por ciento, frente a un 50 por ciento que podría tener como máximo. En bolsa se centra en la búsqueda de activos bien valorados, a per (precio entre beneficio) de entre nueve y diez veces, con fondos 'value', dado que cree que las acciones de valor lo harían mejor que las de crecimiento en un escenario bajista para las bolsas, así como con el sector de las telecos y mineras de oro. En renta fija, aunque en las últimas semanas lo haya hecho regular, se siente seguro con las duraciones cortas, tanto en crédito como en 'high yield' o emergente en moneda fuerte. En general, su posición es defensiva debido a su preocupación por Estados Unidos, lo largo que está siendo su ciclo y la guerra comercial.

El momento del retorno absoluto

José María Luna, de Profim, explica: «Hay que diversificar bien. No vale tener de todo un poco. Hay que buscar activos descorrelacionados. Ya no sube todo como antes, ahora hay mucha dispersión de resultados y hay una categoría de productos, los de retorno absoluto, que se benefician de esto y que deben formar parte de las carteras, como alternativa de los productos de renta fija y también de los fondos mixtos. La diversificación bien entendida con vocación de retorno absoluto ahora sí que tiene sentido». Así, señala que, por ejemplo, el Renta 4 Pegasus, con filosofía de retorno absoluto, está en positivo en el año, algo muy difícil en el caso de productos de renta fija direccionales. Asimismo, señala el interés del Penta Inversión, de retorno absoluto de renta variable, además del Carmignac Euro Patrimoine, algo más agresivo, que gana un 4,4 por ciento este año.

Pero Luna no descarta meter en la cartera productos de renta variable y de renta fija direccionales, pero siempre que cumplan la condición de tener una gestión muy activa: la gestión pasiva o indexada proporciona una rentabilidad que es la media del índice de referencia, mientras que los productos activos sólo escogen lo bueno, algo fundamental ahora que comienza a haber más dispersión en el comportamiento de los activos. Así, en renta variable, destaca el Valentum, así como el Gesconsult León Valores Mixto Flexible. 

Entre los mixtos, Luna apunta el Sycomore Partners, que es muy patrimonialista, así como el Incometric Global Arrow, un producto 'antiestrés', además del mixto de bolsa Avantage Fund. Y, por último, en renta fija, señala el producto de Buy & Hold y el Novobanco Eurobond, ambos por su el éxito de sus resultados en las condiciones más adversas, además del Gesconsult Renta Fija Flexible. 

Según Luna, un perfil moderado debería contar con liquidez y renta fija a corto plazo en no más del 20 por ciento; retorno absoluto con un peso de entre el 20 y el 25 por ciento; mixtos de gestión activa en un 30 por ciento; y entre un 25 y un 30 por ciento de renta variable, a través, por ejemplo, de un fondo global con sesgo 'growth' más otro producto que invierta en las empresas de mediana capitalización europeas.
fijarse más en el tiempo

Si hay expertos que apuestan por invertir en todo tipo de activos y otros creen que hay que ser selectivos, hay otro grupo que considera que lo más acertado es dividir el patrimonio en horizontes temporales u objetivos vitales más inmediatos (pagar la renta o comprarse un coche) o más lejanos (como la jubilación): qué se invierte a corto plazo, qué a medio y qué a largo. Es la apuesta, por ejemplo, de Vittorio Colussi, de Mediolanum. Reconoce que ahora mismo invertir con vistas al corto plazo es muy complicado. Apostaría, para ese horizonte, por un fondo monetario, aunque siendo conscientes de que puede dar una rentabilidad negativa, al contrario que un depósito a plazo, otra idea que da. Para el medio plazo, Colussi considera que podría ser interesante apostar por fondos 'high yield' que estén muy diversificados y con el riesgo de tipo de cambio siempre cubierto, aunque reconoce que la renta fija estadounidense también comienza a estar atractiva (también apostaría por ella con el dólar cubierto). Y para el largo plazo, con un horizonte temporal de por lo menos diez años, bolsa con una diversificación máxima, atribuyendo a cada geografía el peso que tiene en los índices mundiales. Argumenta a favor de esta idea de invertir en bolsa global que las acciones no son títulos a corto plazo, y que el mundo siempre crece (desde la Segunda Guerra Mundial el PIB global sólo cayó en 2009). 

Forteza añade que para el más corto plazo es suficiente la liquidez, dado que en el entorno actual no compensa asumir riesgo. Y González-Mesones coincide y añade que el largo plazo permite mayores expectativas de rentabilidad mediante los activos no líquidos que se enumeraban al principio. En todo caso, lo que señala Diego González es que lo importante es entender que las inversiones pueden tener distintos objetivos en un mismo individuo: preservar el capital, obtener rentas de un 4 por ciento, maximizar la rentabilidad, pagar la universidad de los hijos...

Una estrategia consistente

Una de las virtudes que resaltan de una cartera los expertos consultados es su consistencia. Diego González afirma: «Existe la creencia de que cuanto más se mueve una cartera, más rentabilidad se obtiene. Amén de estrategias que implican grandes rotaciones de cartera, en el caso de las carteras de fondos y acciones, aquellas estrategias que rotan (cambian) menos la cartera, mejor resultados tienen, siempre que se hayan tomado buenas decisiones en el momento inicial». Y González-Mesones añade: «La distribución de activos en el primer momento en la cartera explica más del 90 por ciento del resultado final. Es la cartera estratégica a largo plazo, con posiciones 'centrales'. Sobre ella debemos poder realizar una distribución táctica a más corto plazo, seleccionando la ponderación más apropiada por cada tipo de activo, según la evolución de la economía y los mercados. Estos ajustes tácticos limitan los efectos de la volatilidad y optimizan la rentabilidad». Belén Alarcón, de Abante, añade: «Las carteras hay que revisarlas periódicamente y deberían ir adaptándose con el paso del tiempo a nuestras circunstancias personales y al entorno y ambos son cambiantes. Estos cambios no deberían venir determinados por los titulares, sino que deben servir para ir ajustando la distribución de activos a las necesidades del inversor y a decisiones estratégicas que ayuden a mejorar la rentabilidad controlando el riesgo». 

Otra idea interesante es la que transmite Guendalina Bolis, de Inversis. En su firma siguen positivos en renta variable, y favoreciendo Europa sobre Estados Unidos. Con esa idea, en el caso de que haya correcciones, el inversor debe ser disciplinado para «realocar» su cartera: con el descenso de los precios de las acciones, el peso de la bolsa en su patrimonio seguramente se haya reducido, por lo que hay que tomar posiciones para que la renta variable pondere lo que ponderaba cuando se diseñó. Pero en renta fija, Bolis señala que hay que estar corto de duración tanto en Europa como en EE.UU., y añade que no hay que asumir riesgo de tipo de interés. Aconseja también tener cuidado con la deuda 'high yield' y con la corporativa, especialmente en Europa, aunque en EE.UU. sí tiene una pequeña posición. En la deuda desarrollada, en definitiva, de acuerdo con la experta de Inversis, hay que esperar a que acabe el ciclo de subida de tipos para volver a invertir. Sí cree, en cambio, interesante la deuda emergente en divisa local, pero a través de un fondo bien gestionado. Dados los riesgos, pues, de la renta fija, no se puede dejar que aumente su ponderación porque la bolsa haya caído, de ahí su recomendación de comprar acciones aprovechando caídas hasta que el peso de la bolsa vuelva a ser el idóneo.

En todo caso, en opinión de Bolis, en una cartera conservadora, la renta variable no debe pesar más de un 10 por ciento, para completar las posiciones con deuda de gobiernos, monetarios, así como algún alternativo de baja volatilidad.

Si una de las recomendaciones es que en la medida de lo posible la cartera tiene que ser consistente, los objetivos de rentabilidad han de ser razonables: son una vacuna contra la frustración y suponen conocer que el mundo es cada vez más difícil.

También le puede interesar: 

- Qué hacer para no caer en un plan de pensiones caro y poco rentable

- En qué fondos invertir si mi perfil es conservador

En portada

Noticias de