«La modificación genética persigue curar, no diseñar bebés», dice el primer científico en alterar el ADN humano

«Estoy orgulloso de lo que hecho. Si los pacientes lo necesitan y tenemos la tecnología, debemos ayudarlos». Tres días después[…]

«Estoy orgulloso de lo que hecho. Si los pacientes lo necesitan y tenemos la tecnología, debemos ayudarlos». Tres días después de haber desatado un terremoto científico, este miércoles ha roto su silencio He Jiankui, el científico chino que asegura haber llevado a cabo la primera manipulación genética del ser humano. En plena polémica por los dilemas morales que plantea esta alteración del ADN, el doctor He ha comparecido en la II Cumbre Internacional sobre el Genoma Humano, que se celebra en Hong Kong.

En su intervención, emitida en directo por internet, ha asegurado que su única intención era impedir que los bebés modificados genéticamente, dos gemelas apodadas Nana y Lulu, contrajeran el virus del VIH, que porta su padre. Para ello, y utilizando una tecnología denominada CRISPR-Casp9, ha cortado y pegado su ADN con el fin de borrar el gen CCR5, puerta de entrada por la que el virus del sida infecta a las personas. «Los pacientes necesitan esta protección porque hay mucha gente infectada. En algunos pueblos del sida llega a haber hasta un 30 por ciento de seropositivos», justificó He ante un auditorio a reventar por la expectación que ha levantado su controvertido hallazgo. Tras declararse «en contra de la manipulación genética para mejorar», manifestó que su único propósito era «curar, no diseñar bebés».

De forma unánime, la comunidad científica internacional se ha alzado contra él por los riesgos que entraña para el futuro esta alteración genética del ser humano. Entre el público, sus compañeros no solo le reprocharon haber abierto la «Caja de Pandora», sino también haberlo hecho para impedir una infección del VIH en unos bebés con padre seropositivo y madre negativa, lo que se podría haber logrado con técnicas más sencillas y exentas de polémica. Pero el doctor He Jiankui insistió en que el padre, llamado Mark para ocultar su identidad real, «había perdido toda la esperanza en la vida por la discriminación que sufren los enfermos de sida».

«No era necesario, ha sido muy irresponsable. Ha habido un fallo de autorregulación en la comunidad científica por la falta de transparencia», le reprochó delante de todo el público el presidente del comité organizador de esta conferencia sobre genética, David Baltimore. Aunque al doctor He se le reprocha el secretismo de su proyecto y haber cruzado una línea roja, él asegura que se lo ha consultado desde hace tres años a otros científicos de Estados Unidos y China. También anunció que toda la investigación ha sido pagada por él mismo y por su universidad, ubicada en Shenzhen. Pero tanto la Universidad del Sur de Ciencia y Tecnología, donde trabaja como profesor asociado, como el hospital Harmonicare de Shenzhen, donde llevó a cabo el experimento, han renegado de él tras estallar el escándalo de la manipulación genética. Mientras la universidad ha aclarado que el doctor He lleva en excedencia sin sueldo desde febrero, el centro médico se desentiende totalmente de su investigación y le acusa de haber falsificado los documentos para proceder con el ensayo clínico.

Para aclarar el embrollo, las autoridades chinas ya han abierto una investigación y amenazan con castigarlo porque esta manipulación genética, que todavía no ha sido corroborada por otros científicos, está prohibida desde 2003. «Lamento que todo se haya anticipado porque la noticia se filtró a los medios. Mi intención era informar a las autoridades de China y EE.UU.», pidió disculpas el doctor.

Ante las preguntas de los asistentes, reveló que había reclutado a ocho parejas con padre seropositivo para efectuar el ensayo, pero una de ellas se había retirado. Además de Nana y Lulu, nacidas hace varias semanas, hay otro embarazo en curso, pero se negó a dar más datos para proteger la identidad de los padres.

Para calmar los reparos de la audiencia, señaló que las gemelas gozan de buena salud y serán observadas en el futuro. Pero no pudo responder cuando una compañera le preguntó cómo será su vida adulta y si serán tratadas de forma igual, ya que al parecer solo una será inmune al sida. «Todos los padres eran voluntarios y estaban bien informados cuando dieron su consentimiento», se limitó a contestar el doctor He, que dejó más preguntas que respuestas tras su intervención. Con el tiempo, la ciencia y la ley se encargarán de contestarlas.

Publicidad

Más información

En portada

Noticias de