Cuando Los Beatles eran unos adolescentes de Liverpool

Dicen los expertos que el orden de nacimiento de los hermanos deja huella en su personalidad: mientras el mayor es[…]

Dicen los expertos que el orden de nacimiento de los hermanos deja huella en su personalidad: mientras el mayor es más responsable, el mediano suele ser diplomático, y el pequeño el encargado de hacer las gracias. Sea cierto o no, sí parece que los miembros de cualquier grupo humano adoptan un rol hasta que el ego se rebela y dice basta; esa norma, obviamente, no excluye a los grupos de música. En «Paul McCartney. La biografía» (Malpaso Ediciones, 2017), el periodista británico Philip Norman (Londres, 1943) reconstruye la vida del compositor de canciones como «Penny Lane» o «Let It Be». Comienza por su infancia, la del hijo de una enfermera estricta y disciplinada y de un hombre que se queda viudo demasiado pronto, pero que logra dar una buena educación a sus dos hijos, y sigue por su adolescencia, cuando entabla amistad con otros dos chicos que, junto a él, iban a figurar con letras de oro en la historia de la música: George Harrison y John Lennon. Los «tres hermanos», que nos perdone Ringo.

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