Entonces era una fiesta
Entre los lugares comunes más frecuentados por hablantes y escribientes de todo pelaje están la antesala de los Oscar (por[…]
Entre los lugares comunes más frecuentados por hablantes y escribientes de todo pelaje están la antesala de los Oscar (por los Globos de Oro), la gran noche del cine español (por los Goya) y la fiesta de la democracia (por las elecciones). Si París era una fiesta para Hemingway (otro lugar común), las elecciones pueden ser una fiesta para una niña. No sólo porque no se pueda votar (te quita un peso de encima). En el caso de mi generación, por la novedad. Por la variedad. Por la clandestinidad. Los partidos eran legales pero no a todo el mundo le parecían bien las hoces y los martillos, salvo para rebanarte el cuello y darte con ellos en la cabeza.