Tecnológicas: entre la guerra comercial y las altas valoraciones
El sector tecnológico se muestra vulnerable a las malas noticias (posibles limitaciones a la inversión y decisión judicial contra Micron Technologies), pero a su favor sigue contando con unos buenos resultados. Aunque los expertos aconsejan ser muy cuidadosos, puesto que sí hay acciones que cotizan a ratios exigentes.
En los últimos días hemos vuelto a tener una voz de alarma en el Nasdaq: un juzgado chino comunicaba su decisión de prohibir temporalmente las ventas de Micron Technology en el país por un caso de infracción de patentes, con lo que se le cerraba a la compañía americana el mercado de semiconductores más grande del mundo. Aunque el caso no tiene que ver con la guerra comercial, sino que responde a una denuncia de la taiwanesa United Microelectronics, resurgía, de esta manera, el temor a que el choque arancelario entre Estados Unidos y China ataque también al sector tecnológico. De ello hubo un brote una semana antes, cuando Donald Trump habló de la posibilidad de rescatar una ley de los años setenta para impedir las inversiones de compañías chinas en el sector tecnológico americano, dado que lo considera estratégico para la seguridad nacional. Las represalias con que pudiera responder China pueden ser importantes, si tenemos en cuenta la dimensión de los ingresos que consiguen muchas empresas tecnológicas en el gigante asiático: de más del 50 por ciento en los casos de Qualcomm, Broadcom o la propia Micron Technologies, según se puede observar en la tabla de la página siguiente.
De todas formas, los analistas no se muestran muy preocupados por esta circunstancia: así, Carlos Camacho, gestor del fondo tecnológico de Caja Rural, apunta que no ha observado un castigo especial en el sector a propósito de los riesgos de la guerra comercial. Cree que las caídas han sido bastante homogéneas en las bolsas en su conjunto. Y, de todas maneras, también advierte de que si hay una recogida de beneficios mayor en este tipo de compañías que en otras estaría justificada porque durante el mes de junio, al menos hasta el día 20, su evolución había sido mucho mejor que la del resto de sectores de la bolsa americana. Y no sólo en el periodo más reciente, sino en los últimos años las tecnológicas lo llevan haciendo mejor que el resto de índices de Wall Street. Con este último diagnóstico coincide Josep Monsó, de GVC Gaesco. Además, este experto apunta que no ve fácil que el mayor proteccionismo pueda mermar la posición de dominio que han logrado construir las compañías tecnológicas americanas, una fortaleza que, además, según señala, se retroalimenta. «Es difícil parar la globalización. A corto plazo, pueden levantarse ciertos impedimentos, pero a largo es complicado que terminen fructificando», afirma Monsó. En el caso de que las empresas estadounidenses vean peligrar su situación de dominio, podríamos ver reacciones en sus directivos (¿en la próxima presentación de resultados?), al igual que si, como le ha sucedido a Micron Technology, ven cerrada la puerta de China a la venta de sus productos.
Celso Otero, de Renta 4, por su parte, opina que el sector tecnológico está más al margen de la guerra comercial porque estas compañías tienen un buen margen bruto, de entre un 60 y un 70 por ciento: como sus costes son fundamentalmente de personal, a este tipo de empresas les afecta más no poder contratar talento que unos potenciales aranceles. Aunque Otero reconoce que el peor comportamiento relativo que pueden estar acumulando estas compañías en los últimos días sí puede obedecer a la amenaza de los límites a la inversión china en su capital. Y, mientras, Alberto Blasco, de Ibercaja Banca Privada, añade que la guerra comercial a las tecnológicas les afecta menos porque, en realidad, la mayoría no venden bienes, sino servicios, lo que les deja al margen del castigo de los potenciales aranceles. Además confía en que a las buenas compañías la guerra comercial les va a afectar menos.
Un sector recalentado
De todas maneras, de acuerdo con Flavio Muñoz, de Andrómeda Value Capital, el sector tecnológico está un poco caliente, por lo que sí puede ser vulnerable a cualquier mala noticia. Y plantea dos posibles escenarios: que el resto de indicadores bursátiles suban y el Nasdaq se quede un poco parado o que las bolsas en su conjunto corrijan y las compañías tecnológicas lo hagan con mayor velocidad.
Pero, desde el punto de vista técnico, Carlos Hernández, de Andbank, recuerda que el Nasdaq 100 es alcista desde hace años y que hace sólo unos días marcó nuevos máximos históricos, por lo que se encuentra en subida libre. Carlos Hernández señala, asimismo, que la perspectiva a medio plazo del Nasdaq 100 es lateral-alcista. Y explica: «Esto se debe a que los indicadores se encuentran pegados o en niveles de sobrecompra y algunos de ellos dan muestras de agotamiento, por lo que no sería raro ver un descanso en el Nasdaq, lo que explica la parte de lateral. En cuanto a la parte alcista, viene explicada por la tendencia acelerada alcista que inició en julio de 2016 y cuyo soporte a día de hoy estaría en torno a los 6.615 puntos». De ahí que Hernández añada: «Perder los 6.615 puntos podría ser la señal de alarma, ya que podríamos ver correcciones en busca del soporte de la siguiente tendencia alcista acelerada».
Alberto Blasco señala que el sector tecnológico es más volátil que otros y advierte de que puede haber movimientos bruscos. En este sentido, no descarta que pueda haber volatilidad coincidiendo con la próxima presentación de resultados. Advierte, además que la reacción inmediata de las acciones tecnológicas a la presentación de resultados es muchas veces sorprendente. En todo caso, comenta que con crecimientos del 20 por ciento, la dirección alcista se impondrá.
Las subidas que acumula el indicador, según apunta Otero, se justifican por el crecimiento de los beneficios empresariales. Y de esta manera lo expresa Alberto Blasco: «El sector tecnológico ha subido porque tenía que subir, por los puros fundamentales». Aunque Celso Otero también apunta que el dinero ya está muy alcista con el sector tecnológico, los inversores ya están muy positivos con las tecnológicas, por lo que el riesgo está en ver dónde se encuentra el comprador marginal, en el precio que cómo máximo se está dispuesto a comprar. «Los inversores están muy optimistas porque las cifras son muy buenas, las empresas generan mucha caja y tienen una estructura financiera muy saneada, pero la gente está ya muy positiva», comenta Otero. De hecho, él mismo está infraponderado en el sector: si en el S&P 500 las tecnológicas ponderan un 25 por ciento, en su cartera pesan un 15 por ciento.
La clave de la selección de valores
Algunas de sus posiciones tecnológicas más importantes en su fondo de renta variable estadounidense son IBM; Alphabet, aunque reconoce que los grandes crecimientos es posible que hayan quedado atrás y ahora se espere una mayor moderación; Qualcomm, después de las caídas cuando Apple anunció que fabricará sus propios chips y cuando se abortó la oferta que le lanzó Broadcom (empresa esta última por la que también apuesta); además de Lam Research, del sector de los semiconductores; así como Oracle, Cognizant o Applied Materials. Son compañías baratas, como apunta Otero.
Precisamente, Alberto Blasco explica que en las circunstancias actuales es fundamental ser selectivo con los valores tecnológicos en los que se invierta y aconseja huir de las valoraciones excesivas. Y como ejemplos de compañías que están muy caras pone a Netflix, que, según sus palabras, recoge en su precio una situación «más allá de la perfección»; también a Amazon, que «cotiza que va a ser la única empresa de distribución del mundo». En cambio, opina que tanto Alphabet como Facebook cotizan a unos ratios consecuentes con sus crecimientos a ritmos del 20 por ciento.
Como criterios fundamentales para escoger las compañías en las que invertir, Blasco se fija no sólo en la valoración, sino también en que las ventas y los beneficios crezcan y que generen caja. Siguiendo estos criterios, apunta otro puñado de empresas que le gustan y que tienen buen tamaño (de alrededor de 100.000 millones de dólares de capitalización), como PayPal, que tiene una posición dominante en pagos por internet y cotiza a ratios de entre 25 y 30 veces beneficios. Y también le gusta Booking, que cotiza a 20 veces beneficios, así como Adobe. Y aporta otros dos nombres: Citrix, una compañía de seguridad informática; y Verisign, que genera los dominios de internet. En Europa, se queda con dos compañías de software: Atos y CapGemini.
Flavio Muñoz comenta que en los últimos tiempos ha reducido bastante su posición en Netflix; ha vendido toda la posición de Intel; ha comprado Facebook con los recortes a cuenta del escándalo de Cambridge Analytica y ha vendido con la recuperación; y ha quitado peso en el sector de los videojuegos. Por el contrario, ha incrementado su posición en Microsoft; en Autodesk, por valoración; en PayPal, por el acierto de sus últimas adquisiciones; y en Alphabet. Bien es verdad que considera que ahora mismo el área de la tecnología con más futuro es la ciberseguridad, donde se está produciendo una gran disrupción, como consecuencia de que cada vez hay mayor porcentaje de los contenidos en la nube.
Mientras tanto, según comenta Carlos Camacho, la posición más importante en su fondo es Apple, y también tiene una exposición relevante a Alphabet.
Respecto a Apple, Flavio Muñoz señala que no la tiene en cartera debido a que su problema es ya que tiene un crecimiento muy limitado. Sobre una compañía que ha tenido mucha presencia informativa en los últimos tiempos, Tesla, dice que si bien no está negativo con el negocio, sí lo está con el precio, que recoge un futuro mucho más halagüeño del que ahora se es capaz de vislumbrar.
Alternativas chinas
Si hay expertos que consideran que Facebook y Amazon pueden ser ya opciones caras, sus alternativas chinas, Tencent y Alibaba, les empiezan a parecer opciones más atractivas, como a Jean-Louis Scandella, de Ostrum AM. Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, explica: «Aunque acciones chinas como Alibaba o Tencent tienen valoraciones similares a las de Estados Unidos, cuatro o cinco veces valor en libros, la diferencia es que en China hay una clase media creciendo, con compañías protegidas y donde la privacidad no es aún una cuestión abierta. Además, es más innovadora en comercio electrónico y pago por móvil».
Mark Tinker, responsable del AXA IM Framlington Equities Asia, explica que cualquier restricción a la tecnología estadounidense a través de la inversión podría fortalecer a las compañías no americanas del sector y recuerda que ahora mismo gran parte de esa inversión inicial está integrada en las gigantes compañías chinas Baidu, Alibaba y Tencent. Aunque desde Janus Henderson, Charlie Awdry y May Ling Wee, tras el Congreso del Partido Comunista de China del pasado mes de mayo, comentaron el riesgo de que el Estado pudiera exigir una participación significativa en estas compañías después de que se reconociera formalmente el papel del politburó en las compañías estatales.
De todas maneras, Alberto Blasco, gestor de inversiones de Banca Privada de Ibercaja, apuesta por las grandes compañías tecnológicas chinas. Y tiene sentido que sean empresas que gusten. En realidad, operan en un mercado que es exclusivo para ellas: Facebook no opera en China, Google tiene también las puertas cerradas y el país tiene sus propias alternativas. También ahí puede residir alguna de las «razones» de Trump para emprender su guerra.