Donde da la vuelta el viento
Si Pedro Sánchez no convocó elecciones generales cuando, recién llegado al poder, encabezaba con holguras todas las encuestas, difícilmente las[…]
Si Pedro Sánchez no convocó elecciones generales cuando, recién llegado al poder, encabezaba con holguras todas las encuestas, difícilmente las va a adelantar ahora que se halla en serio riesgo de perderlas. La temperatura electoral ha dado la vuelta porque los vientos del sur y del noreste han enfriado la sensación térmica. Y aunque todo puede cambiar porque la opinión pública ha adquirido una volatilidad extrema, es posible que el presidente ya no encuentre ocasión en la que llamar a las urnas le parezca buena idea y se tenga que conformar con elegir la circunstancia menos adversa. De momento ya sabe que le espera una alta probabilidad de triunfo de los liberales y el resto de la derecha. Podemos se hunde, los nacionalistas están perdiendo capacidad desequilibrante por vez primera y al PSOE sólo le queda -siempre a día de hoy, ojo- el consuelo de tratar de convencer a Albert Rivera para que rescate su alma socialdemócrata apoyando un Gabinete de centroizquierda. La maquinaria de propaganda oficialista se va a poner en marcha para satanizar a Vox con toda su fuerza; está por ver, sin embargo, que el líder de Ciudadanos se deje traspasar el problema. Porque si el partido de Abascal le provoca a los dirigentes naranjas escrúpulos de conciencia, gran parte de sus votantes siente por Sánchez una aversión gemela. Curioso destino el de Cs, cuya vocación equidistante y céntrica siempre acaba encontrando un obstáculo en su estrategia.