¿Es Barcelona o es Kandahar?
Casi 1.300 antidisturbios desplegados; 200 guardias civiles repartidos también por sedes estatales e infraestructuras básicas en Cataluña; siete itinerarios de[…]
Casi 1.300 antidisturbios desplegados; 200 guardias civiles repartidos también por sedes estatales e infraestructuras básicas en Cataluña; siete itinerarios de evacuación por si hay que sacar de allí, a la carrera, a los ministros y varios anillos de seguridad para protegerlos de los CDR de Torra cuando habiten el edificio de La Lonja? Ahí es donde ha ido a parar la estrategia de diálogo abierta por Sánchez con los separatistas catalanes, ese vendaval de sonrisas con el que el llamado «Gobierno bonito» iba a terminar con la crisis en Cataluña porque, a su juicio, parte de la culpa de que se haya llegado a este punto la tenía aquel malvado Mariano y su presunta mano dura. Menos mal que con la llegada del estadista de Tetuán a La Moncloa, con cajas y cajas de ibuprofeno, la cosa se iba a desinflamar (Borrell dixit) y España recuperaría la política «decente».