Degenerados y majaderos
El nefando asesinato de Laura Luelmo ha servido para que una patulea de majaderos ensarte las necedades más sonrojantes. Hemos[…]
El nefando asesinato de Laura Luelmo ha servido para que una patulea de majaderos ensarte las necedades más sonrojantes. Hemos escuchado y leído machaconamente que, para evitar que los degenerados sigan desgraciando muchachas, hay que «educar» a los hombres «en materia de género, feminismo y libertad sexual». Sólo una sociedad cretinizada puede soportar sin inmutarse que se culpabilice a la mitad de su población del crimen de un degenerado; y sólo una patulea de majaderos puede pretender que tal «educación» acabe como por arte de birlibirloque con los crímenes de los degenerados. Diríase que el mito roussoniano del buen salvaje, causante de tantas desgracias, hubiese sido suplantado por otro mito igualmente dañino, el del buen planchabragas.