Bernardo Montoya, un monstruo al acecho en el corazón de la tierra
Escribía Cervantes que la memoria era la enemiga mortal de su descanso. Nadie, de hecho, puede vivir recordando todo de[…]
Escribía Cervantes que la memoria era la enemiga mortal de su descanso. Nadie, de hecho, puede vivir recordando todo de forma tan vívida como cuando se produce un acontecimiento, más si ese acontecimiento es traumático. Al final, el tiempo va desplegando su velo, va difuminando las sensaciones, alejando los sentimientos, el dolor, la rabia, la indignación. Es ley de vida, una ley más terca que la humana. Inexorable. La que nos permite sobrevivir, pasar página. En El Campillo también ocurrirá, aunque ahora parezca imposible.