«No podemos comprar un arbolito, pero es un regalo estar juntos»

Las calles de Alepo dan la bienvenida a la Navidad. Es una bienvenida tímida tras ocho años de una guerra[…]

Las calles de Alepo dan la bienvenida a la Navidad. Es una bienvenida tímida tras ocho años de una guerra atroz que ha diezmado la comunidad cristiana y ha dejado a toda la población en emergencia humanitaria. Miles de familias se han quedado sin hogar, no hay alimentos y escasean los medicamentos. «Pese a la destrucción, Siria no se ha acabado, no ha desaparecido. Los cristianos preparan la venida de Cristo con muchas heridas en el corazón pero quieren sembrar la semilla de la alegría en los niños. Por eso montan los belenes y alumbran las calles», asegura el arzobispo siriocatólico de Alepo, Antoine Chahda, que ha pasado estos días por Madrid para presentar una campaña a favor de los cristianos sirios promovida por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.

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