También ella es igual ante la ley

Convengamos que hubo un tiempo en que aceptábamos la palabra del interlocutor como cierta. Lo que escuchábamos de boca de[…]

Convengamos que hubo un tiempo en que aceptábamos la palabra del interlocutor como cierta. Lo que escuchábamos de boca de una señora era asumido como verdadero. Desgraciadamente, la mentira se ha convertido en un instrumento usual de nuestra vida política. Máxime en este tiempo político en el que el presidente del Gobierno ha hecho de la falsedad un instrumento político válido. Por eso es legítimo dudar de la palabra de casi todos.

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