El reto del cambio

El cambio en Andalucía no consiste, o no sólo, en desalojar a los socialistas del poder que han ocupado durante[…]

El cambio en Andalucía no consiste, o no sólo, en desalojar a los socialistas del poder que han ocupado durante los últimos 37 años. Ése es sólo un trámite, un paso necesario, aunque nadie debe olvidar que estaban ahí porque ganaban las elecciones, no por ningún designio inevitable o mágico. Pero aunque Pedro Sánchez convirtiese el «no-es-no» en una doctrina o en un relato, el objetivo de la política es algo mucho más complejo y más difícil que echar al adversario. Eso es de mediocres, de sectarios, de resentidos, de dogmáticos. La política es un proyecto, una aspiración de construir algo, y un plan de acción para llevarlo a cabo. Quien crea que basta con sacar al PSOE de las instituciones estará equivocado; de lo que se trata es sacar a la comunidad del marasmo. De normalizar la alternancia sin ningún efecto dramático y de demostrar que la autonomía no está al servicio de un partido sino de los ciudadanos. De refutar la idea del providencialismo bienhechor de un régimen de padrinazgo y sustituirla por la del esfuerzo y la responsabilidad individual en el éxito o en el fracaso. Lo que el centro-derecha tiene que desmontar es la asentada convicción de que el bienestar lo concede un Gobierno proveedor por simple imposición de manos.

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