Cómo combatir en cartera el ruido por Italia y la guerra comercial

Optimista a largo plazo, pero cauto en el corto. Este experto nos desgrana cómo está posicionándose tanto para el ruido político en Italia como para una guerra comercial que se endurece.

Desde sus oficinas en París, Laurent Jacquier-Laforge, CIO de renta variable de la boutique La Française, habla de sus preocupaciones por la reciente inestabilidad política y macroeconómica. Ha recogido beneficios, pero, como los fundamentales apoyan un mercado fuerte, sigue encontrando valor en el sector tecnológico. Todo ello, con un enfoque de inversión sostenible.

¿En qué escenario se mueven los mercados?

En el medio y largo plazo estamos muy positivos con el mercado de renta variable. Primero, porque el crecimiento global sigue en marcha. Cualquiera que sean los indicadores europeos que no están saliendo tan positivos, pero China marcha a buen ritmo, el ciclo en Estados Unidos se ha prolongado gracias a la reforma fiscal, y Europa, especialmente la zona euro, demostró el año pasado que era capaz de crecer por encima del 2 por ciento. Estos fundamentales fuertes persistirán al menos hasta finales de 2018 y principios de 2019. Y segundo, es que gracias a este buen clima económico las compañías comienzan a reportar mejores márgenes, lo cual es una señal positiva. Así las cosas, las bolsas en general deberían terminar el año más alto. 

¿Y a corto plazo? ¿Le preocupa el repunte de volatilidad?

Estos días estamos más cautos. Hemos tenido muchos acontecimientos -tensiones con Corea del Norte, China, etc.- que ni han inmutado a los mercados. Y de repente el revuelo político en Italia dispara la volatilidad. Hace tiempo que el mercado no reaccionaba a un evento político. Hay muchas dudas acerca del futuro de la zona euro; sobre qué hará el Banco Central Europeo, si seguir comprado deuda italiana para estabilizar o continuar con la normalización monetaria ahora que la inflación está en su nivel objetivo. La próxima reunión será clave para conocer su siguiente paso. Por otro lado, los indicadores adelantados de la zona euro están cayendo y de momento no rebotan. Encima, la potencial guerra comercial ahora se ha convertido en una realidad.

¿Qué refleja esa caída de los indicadores adelantados?

Cuando lo comparamos con 2017, que fue un año mejor de lo esperado, es posible que solo estemos ante una corrección natural. Si se queda en eso, no pasa nada. Ahora bien, si lo que alertan es de una ralentización de la economía, que se comprobará con los datos del segundo trimestre del PIB, entonces nos deberíamos comenzar a preocupar.

¿Qué explica esa ralentización?

La fortaleza del euro frente al dólar americano está comenzando a notarse en las cuentas empresariales. Los resultados presentados en el primer trimestre no fueron malos, pero los comentarios de los directores generales abogaban por la cautela. Por otro lado, las huelgas en Alemania y Francia sin duda pesarán en el crecimiento económico. Los parones en el transporte no solo molestan a quienes se van de vacaciones; frenan el trabajo de las fábricas, en su logística y la velocidad de su productividad. Y tercero, porque las exportaciones alemanas se han debilitado. No es una única razón, sino una concatenación de problemas.

¿Cómo se está posicionando para reflejar esa mayor cautela?

Antes estábamos infraponderados en renta variable americana y ahora estamos 'constructivos'. Seguimos positivos con Asia. No necesariamente con el mercado japonés en general, pero sí encontramos bastantes buenas ideas en robótica japonesa, un nicho donde son pioneros. La bolsa europea solía ser nuestra principal apuesta, pero ahora hemos reducido nuestra exposición.

Cuando habla de recoger beneficios en Europa, ¿significa retroceder hacia valores defensivos?

Si tuviera que hablar de nuestro sesgo de estilo lo definiría como de crecimiento y de calidad. No digo que el 'value' no lo vaya a hacer bien, pero para una visión a largo plazo, durante el ciclo entero, lo que buscamos es compañías en crecimiento. Y el único nicho donde nos podemos asegurar esto es en la tecnología. Porque es lo que impacta en todo lo que nos rodea.

¿Intenta evitar compañías que se vean afectadas por el ruido geopolítico?

Lo intentamos, pero claro, ¿qué incertidumbre evitar? Si se invierte en Italia, preferirá valores internacionales, pero si la guerra comercial se desata, habría que estar mejor en negocios domésticos. Y así lo estamos haciendo. Hemos vendido bastantes bancos italianos después del rebote y en su lugar preferimos exportadoras italianas, lo que significa básicamente el sector de la moda. En general, seguimos negativos con los sectores defensivos: consumo básico, todo lo que sean alimentos, así como en bienes del hogar.

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¿Logra encontrar compañías cíclicas pero también de crecimiento?

Sí, van de la mano. Las tecnológicas son un gran ejemplo, pero también nos gustan industriales, como Schneider y Siemens, porque el ciclo de inversión en capex aún no se ha dado en Europa.

Al hablar de riesgo político también ha mencionado España. ¿Afecta el cambio de Gobierno?

Pues tal y como hemos visto estos días, no. El trabajo necesario en España se ha hecho. El país ha hecho un enorme esfuerzo para recuperarse de la crisis inmobiliaria. Ahora crea empleo y está creciendo. Así que cambiar a un gobierno de derechas por uno de izquierdas, pues quizás es algo que el país necesite. Es el ciclo natural. Y los inversores ven que está funcionando bien, por lo que no hay señales de ansiedad. Italia es la verdadera cuestión: es la extrema derecha y la izquierda intentando trabajar juntos por un país que adolece de unas reformas muy necesarias, con el mayor ratio de deuda de Europa. ¿Cuáles son las probabilidades de que tenga éxito? Pues para la mayoría de los inversores, es muy baja.

¿También juega esa apuesta tecnológica en el mercado americano?

Sí. Según los cálculos de mis analistas, cotizan a un precio justo. El ritmo de crecimiento es tan inmenso. Seguimos teniedo Apple, Alphabet (Google), Facebook.

¿No es contradictorio tener una visión ISR e invertir en Facebook?

Para nada. En medioambiente, trabajan para reducir sus emisiones de CO2. En cuanto a gobernanza, es cierto que ha habido controversias. Es poco creíble que Zuckerberg no fuera consciente del riesgo ligado a ese enorme acceso a datos personales, con capacidad incluso para influir en elecciones. Pero como compañías en problemas antes que ellos -Volkswagen, o BP-, están tomando medidas y creo que saldrán más reforzados.

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