El euríbor apunta a la baja con la complicidad del BCE tras marcar otro mínimo
Arrancó el mes de agosto en el -0,30% y ya está en el -0,35%. El BCE podría superar las expectativas del mercado con las decisiones que tome en su reunión de septiembre.
El euríbor a doce meses arrancaba el mes de agosto en el -0,30% y ya se encuentra en el -0,35%. Y todo apunta que continuará cayendo. Los futuros del Euríbor a seis meses para finales de 2020 lo colocan en el -0,70%.
En los últimos días, el indicador, al igual que los bonos a nivel global, ha recogido en su cotización el deterioro de la situación económica, muy especialmente en Alemania, que ha sufrido su primer trimestre en negativo y parece bastante claro que encadenará un segundo, lo que implicaría su entrada en recesión técnica. También actúa como marea de fondo que favorece la bajada del euríbor que se esté complicando la situación económica a nivel global, con el agravamiento de la guerra comercial y los malos datos que se conocieron estos días también en China, una locomotora mundial.
Son todos factores que animan a pensar que los bancos centrales, y muy en especial el Banco Central Europeo, actuarán con decisión para apuntalar la economía global. En los últimos días hemos contado con confirmaciones de que así será. De acuerdo con declaraciones que proceden de la propia autoridad monetaria europea, el BCE anunciará un paquete de medidas de estímulo en su reunión de septiembre que superará las expectativas de los inversores. "Es importante que lleguemos con políticas significativas y de impacto en septiembre", afirmó Olli Rehn, gobernador del Banco Central Finlandés y que, como tal, participa de las reuniones del BCE. "Cuando se está trabajando con los mercados financieros, es a menudo mejor sobrepasar las expectativas que quedarse corto, y mejor contar con un paquete muy fuerte de medidas que jugar", añadió Rehn, en una entrevista publicada esta semana en The Wall Street Journal.
¿Por dónde pueden ir las medidas que anuncie el Banco Central Europeo en septiembre? Entre las que se barajan por el mercado, se encuentran la rebaja de la tasa de depósito, es decir, el tipo de interés que paga (o que cobra) el BCE a los depósitos que en él hacen las entidades de crédito. Actualmente, este tipo se encuentra en el -0,4%. El hecho de que el bono alemán a diez años se sitúe ya en el -0,7% se interpreta como una pista respecto al nivel que podría alcanzar este tipo. Precisamente a ese -0,7% apuntan los futuros del euríbor.
Pero, además, la autoridad monetaria europea podría reanudar el programa de compra de activos. Y, entre esos activos, Rehn no descarta que llegue a haber acciones. No sería nada extraño ni inédito, puesto que el Banco de Japón también compra títulos bursátiles. Pero de lo que en principio es partidario el finlandés es de modificar las reglas por las que se rige el BCE a la hora de participar como comprador en una emisión de deuda pública: no debería quedar limitada al 33% del total de bonos colocados en el mercado.
Por último, el Banco Central Europeo también podría reducir las exigencias que las entidades financieras deben cumplir para poder acceder a las inyecciones de liquidez que volverán a estar a su disposición a partir del mes de septiembre.
De hecho, algo que también esperan los mercados y sobre todo las entidades financieras es que se tomen algunas medidas que alivien el efecto de los tipos negativos en su margen de intereses. El BCE podría inspirarse en lo que hace el Banco de Japón: aplicar tramos a la tasa de depósito. Es la expectativa que apunta Esty Dwek, responsable de estrategia global de mercado de Dynamic Solutions, una división de Natixis IM.
Los miembros del consejo de gobierno del BCE más partidarios de la heterodoxia monetaria van a contar con los últimos datos macro como aliados, especialmente de los publicados en Alemania, que está al borde de la recesión. También, con una Reserva Federal norteamericana que ha activado el modo "bajada de tipos de interés". En general, los bancos centrales del mundo que tienen capacidad para hacerlo están empezando a relajar su política monetaria. El problema de la autoridad monetaria europea es que su margen de maniobra es más reducido, porque las debilidades que la zona euro ha arrastrado en los últimos años no le han llegado a permitir empezar a reducir el andamiaje que construyó durante la crisis financiera y, sobre todo, con la crisis de deuda.
Las limitaciones que encuentra la política monetaria, muy especialmente en Europa, podrían resolverse si la política fiscal tomara el relevo. En este sentido, Dwek confía en que la llegada de Christine Lagarde a la presidencia del Eurobanco, al tiempo que permitiría mantener el paquete de medidas que se decida el mes que viene, podría convertirse en un elemento más de presión para que los Gobiernos, especialmente los que más margen tienen, como el alemán, terminen tomando medidas presupuestarias que den un impulso al crecimiento económico.