Así hincharon los banqueros de Wall Street la burbuja de Aramco
En una tranquila noche del mes de octubre en Riad, la capital de Arabias Saudí, Al-Rumayyan, el presidente del consejo[…]
En una tranquila noche del mes de octubre en Riad, la capital de Arabias Saudí, Al-Rumayyan, el presidente del consejo de Aramco, estaba a punto de perder los estribos. Y es que según le transmitió Achintya Mangla, uno de los banqueros más importantes de JPMorgan Chase, no había forma de que los inversores internacionales valorasen a Saudi Aramco en los dos billones de dólares a los que aspiraba el príncipe heredero, Mohammed bin Salman.
Quedaban tan solo unas semanas para que la que ayer se confirmó como la mayor salida a bolsa de la historia echara a rodar, una situación que para Al-Rymayyan era inaceptable. Y terminó por estallar, desatando un torrente de improperios en inglés y árabes que conmocionó a toda una sala de banqueros curtidos en mil batallas. No era un planto de buen gusto. Había que dar las malas noticias al príncipe bin Salman, el mismo que ordenó el arresto y mantuvo confinados en el hotel Ritz-Carlton de Riyad a más de 200 magnates, ministros y altos cargos saudíes en el otoño de 2017.
La historia la cuenta Bloomberg tras reconstruir los acontecimientos con testimonios de banqueros, ejecutivos, consultores, funcionarios gubernamentales e incluso miembros de la familia real, y refleja la magnitud de todo lo que ha rodeado a esta gigantesca puesta de largo. Y es que en los tres años y medio transcurridos desde que Mohammed bin Salman propuso por primera vez una oferta pública inicial de Aramco, la compañía petrolera estatal que bombea el 10% del petróleo mundial, la valoración de 2 billones de dólares había causado problemas.
El príncipe tenía metida esta cifra mágica entre ceja y ceja y había insistido durante mucho tiempo en esta valoración estratosférica, casi el doble de lo que vale cualquier otro negocio en el planeta. El problema es que nadie había podido convencerlo de que los inversores globales no estaban de acuerdo con esa valoración. Quienes discutieron con él fueron apartados, incluido Khalid Al-Falih, despedido como presidente y ministro de petróleo de Aramco a principios de este año.
Por eso, y porque es muy difícil renunciar de entrada a semejante caramelo cuando se es una entidad financiera global, los banqueros le dijeron a Al-Rymayyan lo que quería escuchar cuando lanzaron la OPV este año, que los dos billones de dólares no eran inalcanzables, aunque le propusieron una horquilla de entre 1,7 y 2,4 billones de dólares.
El problema es que a medida que se acercaba la hora de poner en marcha la maquinaria de la OPV, esa valoración resultaba insostenible. No obstante, entre finales de septiembre y principios de octubre, los banquero de Aramco recorrieron literalmente el planeta, desde Boston a Londres pasando por Tokio y otros centros financieros, tratando de encontrar potenciales inversores, y en todas obtuvieron la misma respuesta, la valoración es demasiado alta. En Suiza, donde se gestionan billones de dólares para las personas más ricas del mundo, Pictet ofreció una valoración inicial 800.000 millones de dólares, ni la mitad de lo que pretendía obtener el príncipe.
Los banqueros tomaron nota de todo, como así lo refleja una hoja de cálculo que resume los comentarios y a la que ha accedido Bloomberg. Ahí se puede ver quién es quién en la industria de la gestión global de fondos, desde Capital Group, un gran inversor en recursos naturales, hasta BlackRock, el mayor gestor de fondos del planeta. El consenso de los inversores extranjeros fue claro y arrojó una valoración en torno a los 1,2 billones de dólares. Algunos apuntaron que podían subir un poco más. "Hasta 1,5 billones, teniendo en cuenta los dividendos", dijeron en de Franklin Templeton, especialista en mercados emergentes y uno de los más generosos.
El problema para muchos inversores se resumió en dos palabras: rentabilidad por dividendo. A una valoración de dos billones de dólares, Aramco pagaría a los accionistas un dividendo equivalente a un retorno de menos del 4% sobre su dinero, muy por debajo de lo que pagan Exxon Mobil, Royal Dutch Shell, Chevron y otras grandes compañías petroleras. Los inversores necesitan un rendimiento mucho mayor, lo que requiere una valoración más baja. Wellington Asset Management, dijo a los banqueros que la rentabilidad por dividendo tendría que aumentar a entre el 7% y el 8% para hacer que la compañía sea una inversión que valga la pena, lo que implica una valoración de aproximadamente 900.000 millones de dólares.
Así las cosas, el trabajo de Mangla (el banquero de JPMorgan) esa noche de octubre fue darle la noticia al cliente. Y hablando en nombre del grupo de bancos contratados para el estreno, pinchó la burbuja de los dos 2 billones billones de dólares, según dos personas que asistieron a la reunión. Arabia Saudí incluso lo intentó con los inversores estratégicos, los que a menudo aceptan comprar una OPV antes que otros, convirtiéndose en accionistas fundamentales del acuerdo. Los bancos de Aramco lanzaron a toda máquina la OPV, desde China a Singapur, Rusia o Malasia. Y en todos los sitios recibieron la misma respuesta: "no, gracias".
Es así como Al-Rymayyan, que no tenía experiencia en el sector del petróleo y el gas, se sintió traicionado por los mismos banqueros de Wall Street que le habían dicho que sí era posible llegar a los dos billones de dólares. Pero el pelota la tenía en su tejado, era el quién tenía el problema. Las elecciones para Arabia Saudí eran muy complicadas, o bien seguir adelante y conformarse con 1,5 billones de dólares, o retrasar el estreno en el parqué, quizás para siempre.
Por eso, Riad, movido por el deseo de restablecer la posición del reino, optó por una tercera vía intermedia, ignorar a los inversores extranjeros y vender en casa las acciones de Aramco. El Gobierno presionaría a las familias locales ricas, muchas de las cuales tenían miembros que habían sido encerrados en el Ritz-Carlton de Riad en 2017, y traería algunos amigos en la región de Oriente Medio, incluidos los fondos controlados por los gobiernos de los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait. Aún así, la valoración ha llegado a los 1,7 billones de dólares.
La nueva OPV es una sombra del plan inicial, pero incluso en este caso el príncipe bin Salman puede cantar victoria, pues con los 25.600 millones de dólares que ha recaudado por 1,5% de la petrolera, ha superado el récord de 25.000 millones que marcó el gigante chino Alibaba.
Las mayores compañías del mundo por capitalización de mercado, en billones de dólares. Fuente: Bloomberg