Asia: la gran oportunidad
Las perspectivas de crecimiento de Asia invitan a pensar que se producirá un cambio a nivel global en el orden económico
La crisis económica que ha dejado la pandemia de Covid-19 ha acelerado muchos de los cambios a niveles global que comenzaron con la entrada del nuevo siglo.
Uno de los cambios más importantes es el desplazamiento del epicentro económico mundial hacia los mercados emergentes. Especialmente hacia Asia.
“Presenta unas perspectivas de crecimiento estructural en el largo plazo muy superiores a las actuales de las potencias occidentales”, explica Pilar García-Germán, sales associate director de Fidelity International.
Tres características principales
Este contexto presenta tres características. La primera, y “más importante”, explica la experta, el cambio estructural que se ha producido en la economía asiática.
“Asia lleva décadas trabajando en la transformación de su modelo productivo para pasar de ser la fábrica del mundo, y por tanto depender de las exportaciones, a una región autónoma”, explica Pilar García-Germán.
Esto le permite a la región consumir internamente gran parte de su producción, con lo que ha logrado “incrementar su resistencia”. Un reflejo es la demostración de la que ha hecho gala Asia durante la pandemia.
En segundo lugar, se ha producido una profunda transformación social que ha sido impulsada por tres factores: “el crecimiento de la clase media, el desarrollo de la organización y una mayor productividad”, afirma la analista de Fidelity.
Y por último, el alto nivel de innovación y tecnología que presenta Asia, lo que ha llevado a cambiar tanto “su estilo de vida” como su “consumo e industria”.
En esa dinámica, el auge de China es uno de los puntos clave por un cúmulo de circunstancias.
El "extraordinario" crecimiento económico
Entre ellas, el “extraordinario crecimiento económico” del gigante asiático en la última década, así como la “resistencia demostrada” a distintas crisis mundiales. A ello se suma “su capacidad diplomática en el ámbito de las relaciones comerciales”.
Por todo ello, China se convertirá en la “primera potencia económica mundial en 2024”, explica Pilar García-Germán.
Para los inversores, existen numerosas alternativas con las que sacar beneficios ante el potencial que presenta Asia en el largo plazo, a pesar de que la recuperación sea “desigual entre los distintos países”, señala la experta.
En renta variable, desde Fidelity consideran que las bolsas asiáticas ofrecen en estos momentos una de las mejores oportunidades de crecimiento y rentabilidad del mundo.
“Dentro de ella apostamos por todo lo relacionado con la llamada Nueva Asia, es decir, por sectores como el consumo, la innovación, la tecnología o las nuevas energías verdes”, detalla Pilar García-Germán. Estos ámbitos “liderarán” el crecimiento global en los próximos años.
En cuanto a la renta fija, tanto China como Asia en general cuentan con un “elevado” potencial pese a ser un activo menos conocido.
“Solo los bonos Investment Grade han multiplicado su valor por 4 en los últimos 10 años, pasando de 200.000 a 800.000 millones de dólares”, cifra la analista de Fidelity.
Las previsiones de la gestora apuntan a que llegará al billón de dólares a finales de 2021. “Es un mercado demasiado grande para ser ignorado”, señala Pilar García-Germán.