Riesgo (limitado) para Italia, muy escaso para el resto de la zona euro

El Ftse Mib de Milán acumula un descenso del 2,5% esta semana y de un 4,5% desde los máximos que[…]

El Ftse Mib de Milán acumula un descenso del 2,5% esta semana y de un 4,5% desde los máximos que marcó el pasado 7 de mayo, pero en lo que llevamos de año sube cerca de un 8% y sigue siendo el índice más rentable de Europa.

La rentabilidad del bono italiano a diez años se encuentra en el 2,16%, cuando a mediados de abril rondaba el 1,70%. La prima de riesgo, el diferencial de rentabilidad entre el bono italiano a diez años y su comparable alemán, ha avanzado desde los 113 hasta los 153 puntos básicos entre el 24 de abril y ahora mismo. 

También ha aumentado el sobreprecio que los inversores exigen para invertir en deuda italiana a diez años en lugar de hacerlo en la española: desde los 50 puntos básicos de principios del mes de mayo hasta los casi 80 actuales. A finales de diciembre, la prima que se exige a Italia frente a España tocaba mínimos en los 24 puntos básicos. 

Y ha sucedido otra cosa curiosa: si hasta el pasado mes de diciembre los inversores le pedían un mayor interés a la deuda lusa que a la italiana, desde entonces es al Tesoro italiano al que se le exige un sobreprecio y éste toca máximos anuales hoy en los 35 puntos básicos: si el rendimiento de los títulos italianos a diez años ahora está en el 2,16%, el de los portugueses se encuentra en el 1,80%. Los inversores se fían más de Portugal, un país rescatado en la pasada crisis financiera, que de Italia.

El mercado ve un riesgo creciente en Italia, pero no en el conjunto de la zona euro. O nos explicamos: cuando se filtró el que se consideró apenas un borrador antiguo del acuerdo entre el Movimiento Cinco Estrellas y la Lega, sí se consideró que Italia podría poner en peligro a toda la Unión Monetaria y vimos cómo se ampliaban las primas de riesgo de los países de la periferia, aunque el mayor grado de tensión se viera en Italia. Ese contagio desde Italia a otros países de la zona euro se produjo por dos razones: el borrador de acuerdo proponía el diseño de un mecanismo para salir de la zona euro, lo que ponía de nuevo en cuestión la integridad de la Unión Monetaria; y, además, pedía la condonación de los 250.000 millones de euros de deuda italiana que tiene el Banco Central Europeo en su balance fruto del programa de compra de bonos o, al menos, según también se pudo leer, que dejara de contar como deuda sobre el PIB, como apunte contable en las cifras de Italia y, quizás, también del resto de países europeos de los que el BCE ha comprado deuda pública.

Lo que menos importaba del acuerdo entre la Lega y el Movimiento Cinco Estrellas era lo que se ha terminado manteniendo: la solicitud de renegociación de los tratados de la zona euro, la vuelta a los tiempos previos a Maastricht, es decir, a los tiempos previos a la consagración de la austeridad como política económica de la Unión Monetaria con el control de la inflación, el déficit y la deuda pública como totems. No parece preocupar esta cuestión puesto que han sido varias las ocasiones en que se ha propuesto reformar la Unión, y sin éxito, porque el grueso de ésta, con Alemania, los países nórdicos, Austria e incluso España, han abortado cualquier flexibilización de los criterios económicos.

El riesgo se circunscribe a la economía italiana dado que, en coherencia con su solicitud de flexibilizar la ortodoxia económica de Maastricht, el pacto del Movimiento Cinco Estrellas y la Liga tiene planes que, en principio, hacen pensar en una ampliación del déficit y la deuda públicos: por un lado, en cuanto a los ingresos, prevé una tarifa plana en el impuesto sobre la renta (corregida con deducciones para preservar una aparente progresividad) y un impuesto de sociedades en el 15%; por otro, una renta de ciudadanía (muy condicionada, eso sí), que puede costar, como mínimo, 17.000 millones de euros. Además, aunque en esto "los cinco estrellas" difieren de la Liga, también se plantea la posibilidad de un gran plan de infraestructuras para luchar contra el paro. 

Este incremento de los desequilibrios fiscales de un país que ya tiene una deuda muy abultada es lo que está recogiendo el mercado secundario de bonos con el incremento de los intereses. También, la posibilidad de que, al contrario que Syriza en Grecia, la Liga y el Movimiento Cinco Estrellas, sí lleven a cabo su programa, consistente en bajadas de impuestos e incremento del gasto público, además de reversión de las reformas laborales y de la de las pensiones. 

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De ahí que los analistas de Commerzbank esperen que la prima de riesgo de Italia contra Alemania se amplíe hasta los 190 puntos básicos, mientras que los de Citigroup estiman que se irá hasta una horquilla entre los 165 y los 175 puntos básicos. 

Pero tampoco hay que olvidar que el Estado italiano está organizado para evitar un Gobierno fuerte, un Ejecutivo con gran margen de maniobra para llevar adelante sus planes, sobre todo si son tan poco ortodoxos económicamente como los propuestos. El presidente de la República, Sergio Mattarella, tiene el poder de rechazar cualquier medida legislativa que crea que no respeta la Constitución italiana, lo que incluye cualquier tratado internacional al que se haya adherido el país, como Maastricht, lo que constituye una vacuna contra cualquier desafío que el nuevo Gobierno (aún pendiente de formación) pueda plantear contra sus compromisos en materia de déficit y deuda con el resto de la Unión Europea. 

El Parlamento, a su vez, puede poner en cuestión esos vetos del Presidente, pero ello puede, como mínimo, retrasar la puesta en marcha de sus planes. O aumentar la conflictividad dentro del Gobierno y acabar con él. 

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