Los bonos verdes y la razón por la que cada vez seducen a más empresas
Los bonos verdes están de moda, pero no es un fenómeno nuevo porque desde 2014, el mercado está creciendo a[…]
Los bonos verdes están de moda, pero no es un fenómeno nuevo porque desde 2014, el mercado está creciendo a tasas exponenciales, hasta el punto que se prevé que en 2020 el objetivo final de emisión alcance el billón de euros. Y no solo son las grandes compañías las que se suben a la ola sostenible, porque las pequeñas y medianas empresas cada vez están más convencidas de las ventajas que proporcionan estos instrumentos, tal y como explicaron los participantes en la tercera mese de debate del 'Foro ISR18' celebrado hoy en la Bolsa de Madrid y organizado por INVERSIÓN & Finanzas.com y ABC Empresa.
La primera ventaja obvia tiene que ver con la reputación, con el compromiso de la empresa con la sostenibilidad. "Cumplir con los requisitos que el mercado exige a un bono verde significa decir a los inversores dónde vas a usar el dinero, cómo vas a elegir los proyectos en los que vas a invertirlo y el impacto que ese dinero está teniendo en el medio ambiente. Es un compromiso de cara al universo de inversores muy fuerte", explica Julián Romero, responsable del área de bonos de BBVA, entidad líder en la emisión de estos activos. Además, también hay una ventaja de ejecución (mejores precios) ya que "estás ampliando tu base de inversores", por lo que ello te da mayores posibilidades conseguir un precio mejor o de captar más fondos.
Que los inversores deseen comprar un bono verde es importante para la empresa que lo emite. Sin ir más lejos, ADIF acaba de lanzar hace unos días una emisión de bonos verdes que ha tenido la mayor sobre suscripción de su historia. A priori, lo que se dice es que la rentabilidad es parecida, es decir, que el inversor no tiene que pagar más por hacer una adquisicón verde, lo cual es importante. Sin embargo, para el emisor, "cuanta más demanda tengas de tus bonos, más vas a poder ajustar tus precios y menos cupón vas a tener que pagar", indica Manuel Fresno, director general financiero y de control de gestión de ADIF. Es más, recalca el experto del gestor de infraestructuras ferroviarias, "como empresa pública, estas ventajas son todavía mayores", pues se trata de inversiones a muy largo plazo; sin ir más lejos, la financiación de la última emisión ADIF la ha colocado en seis proyectos de alta velocidad, calculando los retornos en términos de costes externos que esas inversiones van a tener en treinta años. Ello obliga a la empresa a hacer un seguimiento de estas actividades, lo que supone "demostrar a los ciudadanos qué es lo que se está haciendo con su dinero, algo que nos parece totalmente básico", asegura Fresno.
Para Jesús Martínez, director de Financiación y Tesorería de Iberdrola, la financiación verde "nos compromete mucho más con los inversores, a quienes estamos diciendo que estamos luchando contra el cambio climático y la descarbonización". En cuanto a los costes, Martínez opina que no es un tema que se ve muy claramente (los ahorros), aunque se muestra convencido de que Iberdrola está tiene "la estrategia buena", lo que repercute en que "nuestra empresa cada día valga más y que lo que nos piden los financiadores cada día sea menos, con independencia de poder decir que un emisión nos ahorramos un punto básico por el hecho de que sea verde".
Aparte de las ventajas de mejora de los costes, "los emisores destacan mucho la cohesión que proporcionan los bonos verdes entre los equipos", añade Gonzalo Gómez Retuerto, subdirector general de Renta Fija de BME. En una operación de financiación tradicional iba el equipo financiero por su camino, pero "en la medida en que con los bonos verdes el emisor adquiere un compromiso de información a los inversores, esto hace que se cohesionen los equipos internamente, pues por un lado van los financieros y los equipos que desarrollan los proyectos se tienen que acostumbrar a reportar a los financieros el cumplimiento de estos objetivos", remacha este experto.