El oro, favorecido por los tipos bajos y refugio contra la tensión geopolítica

Los analistas discuten bajo qué condiciones el metal precioso podría seguir al alza y de qué manera sería mejor aprovechar si así fuera.

El oro sube un 8% en lo que llevamos de año. Aunque, en realidad, esa rentabilidad hay que achacarla a su comportamiento desde finales del mes de mayo casi exclusivamente. Ese avance es noticia por sí solo, porque sigue a descensos en el precio del metal amarillo entre febrero y mayo. Pero cobra mayor relevancia si tenemos en cuenta que la cotización ha rebasado niveles con los que ha venido chocando en los cinco últimos años: la cota de los 1.350 dólares. Con este último repunte, se encuentra en sus niveles más altos desde 2013, que fue el último momento en que se encontró por encima de los 1.400 dólares, nivel que ahora acaricia. Aunque con el «pero» del mayor nivel de sobrecompra desde febrero de 2016.

Joaquín Robles, de XTB, explica las dos razones que hay detrás de la subida del precio del oro: por un lado, el metal ha hecho valer su carácter de refugio frente a la creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China, la crisis geopolítica en Oriente Medio, con el creciente riesgo de un choque bélico en Irán, así como las incertidumbres alrededor del Brexit y de la situación presupuestaria italiana, aún por resolver. Por otro, la onza ha encontrado un fuerte apoyo procedente de la Reserva Federal norteamericana (Fed), sobre todo esta última semana: el hecho de que anticipe la posibilidad de bajadas en el precio oficial del dinero en los próximos meses propicia la reducción en los intereses de los bonos y la depreciación del dólar, lo que abarata las materias primas, que cotizan en billete verde. 

Nitesh Shah, director de análisis de WisdomTree, recuerda que los participantes del mercado están descontando una probabilidad del 98% a que haya un recorte de los tipos de interés en septiembre. «Si esto sucede, creemos que sería alcista para el oro», afirma Shah. 

Sergio Ávila, de IG, añade: «Si la Fed avanzase fuertes caídas en los tipos, el mercado podría descontar que la economía pudiera anticipar problemas a futuro y, por lo tanto, la caída del dólar junto con la búsqueda de refugio probablemente beneficiarían al oro». En esta idea abunda Ned Naylor-Leyland, gestor de Merian GI: «A medida que los mercados de efectivo y de bonos se ponen nerviosos por el futuro del poder adquisitivo del dólar, los precios del oro y de la plata parecen estar listos para reanudar su secular carrera alcista». Y, de hecho, Naylor-Leyland afirma que la segunda mitad de este año parece que será considerablemente mejor para los entusiastas de los metales monetarios.

La historia del oro desde el inicio de este milenio ha sido de enormes variaciones. El primer tramo fue muy positivo: entre el año 2001 y 2012 encadenó subidas sin interrupción que lo llevaron desde los 278 hasta los 1.675 dólares la onza. A partir de ahí, entre 2013 y 2015, se replegó hasta los 1.000 dólares la onza. Y en los tres últimos años ha registrado idas y venidas pero que siempre han impedido superar la cota con la que ahora se enfrenta. 

Consolida a corto, sube a largo 

De acuerdo con Ávila, es fundamental que se rebasen los 1.366 dólares a cierre semanal. A partir de ahí, la única resistencia con que se toparía sería la del nivel de los 1.433 dólares. Y, de superarla, podría alcanzar los 1.620 dólares. De acuerdo con Joaquín Robles, el precio de la onza podría moverse entre los 1.400 y los 1.700 dólares. Pero no recomienda entrar en el metal amarillo hasta que no rebase esos 1.400 dólares clave claramente. 

Robles también advierte de que, aunque el oro sube este año, se comporta aún peor que los índices bursátiles americanos y que algunos europeos, que acumulan rentabilidades de hasta un 15%. Y, en definitiva, señala que no se ha producido un cambio claro de ciclo a favor de los refugios.

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También una visión prudente, aunque sólo a corto plazo y con fondo alcista a largo, muestra Carsten Menke, responsable del área de Next Generation de Julius Baer. Si bien considera que la geopolítica ha estado detrás de la subida del oro, con eventos que han agravado la situación como el choque entre Trump y México, el veto a Huawei o el ataque a dos petroleros en el estrecho de Ormuz, «en tanto estos riesgos no tengan impacto en la economía mundial o en los mercados financieros, no es probable que el oro reciba un apoyo sostenido de la geopolítica». De este modo, apunta que a corto plazo, lo que habría que esperar en el oro sería una consolidación. 

Menke establece su objetivo para el oro para los próximos tres o doce meses entre los 1.325 y los 1.400 dólares la onza. Pero cree que, a partir de ahí, una vez que se compruebe que el escenario económico se debilita, el precio de la onza ganaría potencial en un horizonte temporal más amplio. «Dicho esto, considerando nuestra perspectiva de largo plazo alcista para el oro, vemos cualquier debilidad de corto plazo como una oportunidad de compra», concluye Menke que, de todas maneras, avisa de que los máximos históricos que marcó el oro (los 1.900 dólares la onza a mediados de 2011, coincidiendo con la crisis del euro) deberían continuar fuera del alcance de los inversores, dado que no se espera que haya un estallido de riesgos sistémicos en los mercados financieros, como sí fue el caso de los años 2007 a 2011.

De acuerdo con la plataforma online de trading más grande del mundo, Bullion Vault, cuya opinión recoge Bloomberg, aunque no es imposible que se produzca un recorte en el precio del oro, antes o después logrará rebasar la cota de los 1.400 dólares. Y será entonces cuando los inversores minoristas, que hasta el momento se han mantenido al margen de las últimas subidas, entrarán. «Y entonces será cuando comenzará el impulso real», concluyen desde la firma.

¿Metal físico o mineras?

Las opiniones de los expertos son, en general, favorables al oro, aunque con algunas cautelas. ¿Cómo aprovechar el potencial que puede tener el metal precioso? Algunos analistas, como Sergio Ávila o Joaquín Robles, consideran que es mejor apostar directamente por la materia prima, vía derivados. «Las mineras están expuestas a más factores, además de a la evolución del precio de las materias primas», justifica Robles.
Pero Naylor-Leyland cree que las últimas palabras de Jerome Powell pueden ser especialmente bienvenidas para los tenedores de acciones de compañías mineras de oro y plata.

Para Nitesh Shah, una ventaja de invertir en oro apostando por las mineras que lo explotan es que cuando el precio del metal aumenta, las acciones de las mineras a menudo pueden subir más rápido, ya que son esencialmente un negocio apalancado en el precio del metal. Pero advierte de su desventaja: estas compañías pueden ser volátiles en Bolsa y cuando el precio del oro baja, las acciones de las mineras pueden magnificar también ese movimiento.

Carsten Menke sintetiza la situación que atraviesan las mineras y la conveniencia de invertir en ellas: "Por lo general, el oro y las mineras se mueven en sincronía, dado que el metal es la principal fuente de ingresos de estas empresas. Dicho esto, las compañías mineras están expuestas a una variedad de factores de riesgo adicionales, tales como la geología de las minas, el entorno político y normativo en el que se ubican las explotaciones, así como los riesgos relacionados con la gestión y ejecución de las operaciones». Ante ello, Menke afirma que, a la hora de incorporar el oro específicamente como refugio en las carteras, habría que apostar por el metal físico. 

En la última semana, asistimos a unas cuantas buenas noticias en las cotizadas del sector del oro. Por un lado, a este ritmo las mineras de oro sudafricanas podrían cerrar su mejor año desde 2005. Hasta el momento, en este 2019, acumulan una rentabilidad del 40%. Y sus homólogas australianas, tras la reunión de la Reserva Federal de esta semana se anotaron entre un 6% y un 8%. En cuanto a la referencia del sector en Europa, Barrick Gold, en la última semana, ha marcado máximos de los últimos doce meses. En el último año gana un 11%. Más de la mitad de su avance de 2019 tuvo lugar el jueves. Parece que es cierto que las acciones magnifican la evolución de la onza.

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