Siete modelos exitosos de jubilación para España
Incentivos fiscales y sistemas mixtos son las propuestas en jubilación de otros países y en los que España podría insispirarse
España no da con la tecla para reformar el sistema de pensiones. Las propuestas que están sobre la mesa versan sobre retrasar la edad de jubilación, reducir las prestaciones y potenciar los planes de empleo de empresa. Pero hay muchos más modelos, que se aplican no sólo en Europa, si no a nivel mundial, con notable éxito.
Y es que no podemos olvidar que un retraso en la edad de jubilación tendrá como consecuencia un envejecimiento de las plantillas.
Asimismo, la apuesta de los planes de empleo de empresa en lugar de los privados deja en el aire el complemento para la jubilación de los trabajadores cuya edad está próxima al retiro hasta que se implanten en las compañías. Algo que todavía está por definir.
Estos modelos, como señalan desde EFPA, tienen algo en común. Cuentan con ventajas fiscales, mientras que el ejecutivo ha optado por ir reduciendo las que había entorno a los planes de pensiones.
La información en Suecia y la mochila austriaca
Los expertos han reclamado por activa y por pasiva la necesidad de que el Gobierno informe sobre la pensión a futuro para que los trabajadores sean conscientes de la importancia del ahorro a largo plazo para complementar la jubilación y no perder poder adquisitivo.
El modelo sueco sería el espejo donde mirarse, ya que los trabajadores reciben un documento anual en un característico color naranja, donde se informa sobre su pensión pública futura.
De esta manera, y con toda la información en poder de los ciudadanos, el modelo se articula en dos pilares.
El primero es la pensión pública, financiada por las aportaciones de empresa y trabajador, sumando en total el 18,5 por ciento de su salario bruto, del que el 16 por ciento se va acumulando en una cuenta individual virtual (cuenta nocional) y el otro 2,5 por ciento del salario bruto del trabajador se asigna a un Fondo de Pensiones de gestión privada, libremente elegible por el trabajador.
El segundo pilar permite que más del 90 por ciento de los trabajadores suecos sean partícipes de algún plan de pensiones de empleo, que a su vez cuentan con incentivos fiscales (mientras los incentivos fiscales en planes de pensiones se han recortado dos veces en los últimos dos años).
El segundo modelo preferido por los expertos hace referencia a lo que se conoce como la ‘mochila austriaca’, que consiste en la aportación por parte de las compañías de un monto deducido del salario bruto del trabajador a un fondo de capitalización. Posteriormente, el gobierno autoriza su gestión por parte de los fondos de carácter privado.
La contribución por parte de la empresa al empleado de su salario bruto es del 1,53 por ciento, que también están exentos de impuestos y de los que puede hacer uso en caso de despido.
Los tres niveles de Reino Unido y el equilibrio holandés
El experto en pensiones Fernando Martínez-Cue apuesta por este sistema gracias a sus bondades.
Para empezar, está basado en tres niveles: una pensión básica estatal para aquellos que hayan contribuido un mínimo de años; una pensión complementaria (cuantía porcentual al dinero ingresado), que es de carácter contributivo y el tercer nivel, también contributivo, constituye un beneficio semanal libre de impuestos para personas con rentas bajas, con la finalidad de garantizar un importe mínimo a los pensionistas.
Es decir, se trata de una pensión asistencial, exenta de impuestos, para personas en riesgo de exclusión.
En cambio, Holanda apuesta por que las pensiones estén compuestas por un del capital provenientes del ingreso del sistema público y un 30 por ciento de los sistemas de empresa.
El sistema público consta de un seguro universal financiado mayoritariamente a través de un sistema de reparto.
Canadá, Chile y Australia, apuestan por aportaciones
Fuera de Europa, hay modelos también diferentes. Canadá plantea un sistema dual de pensión universal (no contributiva) y seguro social (contributiva), que ofrece la posibilidad de un reparto con reservas para la estabilización económica de la economía del país y de todos sus contribuyentes.
Ademas, existen tres tipos de prestaciones en el país canadiense, el Plan de Pensiones de Canadá (CPP), un plan de pensiones al que se cotiza mientras se trabaja, y que garantiza posteriormente un ingreso mensual durante la jubilación, el denominado Seguro de Vejez (OAS), financiado por el gobierno canadiense, y el Suplemento de Ingresos Garantizados (GIS), que complementa la OAS, con una prestación adicional no imponible.
El sistema de jubilación australiano, conocido como 'Superannuation', que comenzó en los años 90, se caracteriza por su principio de capitalización, que establece el interés independiente de la financiación de su pensión.
Gracias a este sistema, todos los ciudadanos cuentan de forma obligatoria con una retención de la nómina para su futura pensión, a cambio de obtener ciertas ventajas fiscales y ahorrar de manera voluntaria a través de otros productos.
Finalmente, el chileno se basa en aportaciones, por parte de los trabajadores, de un 10 por ciento de su salario, que constituirá la base que recibirá en la jubilación.