¿Qué tipo de fondos debería comprar de cara al segundo semestre?

La esperanza de mejoría económica en la segunda mitad de 2019 se ha esfumado con el recrudecimiento de las tensiones comerciales

Muchos gestores de fondos comenzaron el año esperanzados con la posibilidad de que la actividad económica que ya entonces mostraba síntomas de debilidad se reactivase en el segundo semestre de 2019, dando nuevas alas a los activos de riesgo que comenzaron muy bien el año pero que han ido perdiendo fuelle a partir del segundo trimestre. Sin embargo, hay un cierto consenso en el sector de que esa expectativa se ha ido al traste en los últimos meses. «Cuando empezó 2019, había un mayor optimismo sobre la posibilidad de una mejora económica en la segunda mitad del año, que ahora se difumina un poco», explica Victoria Torre, responsable de desarrollo de contenidos, productos y servicios de Self Bank. 

A este enfriamiento de las expectativas ha contribuido, sin duda, el recrudecimiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China (además de México) y otros riesgos geopolíticos entre los que también destaca el sempiterno Brexit, que amenaza con enquistarse tras la dimisión de la ya primera ministra en funciones, Theresa May.

«En el tema del Brexit, se ha pegado una patada hacia adelante hasta el 31 de octubre cuando termina la prórroga para una salida ordenada deReino Unido de la UE, pero veremos cómo evoluciona la situación en función de quién salga elegido en sustitución de May», relata en este sentido Leonardo Fernández, director del canal intermediario de Schroders. 

Y estos interrogantes que llevan acompañándonos desde hace un tiempo no tienen visos de desaparecer en los próximos meses. «Lo impredecible del carácter de Donald Trump (presidente de Estados Unidos) hace que sea muy complicado saber si habrá final feliz. Cuando parecía que el acuerdo se rozaba con los dedos, llegó la marcha atrás y, en estos momentos, todas las opciones están abiertas. Además, el conflicto se ha ampliado a una guerra tecnológica y se van incrementando los sectores en riesgo», avisa Torre. 

Por ello, los analistas anticipan un entorno volátil y plagado de dudas para las bolsas en los próximos seis meses. «El mercado está dando señales muy contradictorias. Así, tenemos un mercado de deuda gubernamental con los tipos a largo marcando nuevos mínimos (descontando un entorno de crecimiento bajo o recesivo y baja inflación) y un mercado de renta variable que se ha comportado relativamente bien a pesar de las altas valoraciones en determinados sectores y la incertidumbre geopolítica actual. El tiempo dirá cuál de los dos (renta fija o renta variable) está descontando el escenario correcto pero, mientras tanto, continuaremos viendo una mayor volatilidad sobre todo en los activos de riesgo», opina Carlos Farrás, socio director de DPMFinanzas EAF. «Los mercados no encuentran demasiados alicientes para subir», añade por su parte Torre.

Pero, ¿cuáles podrían ser esos catalizadores para seguir dando fuelle a los activos de riesgo? La acción de los bancos centrales es una de ellas, sin duda. «Una clave que podría animar a las bolsas serían unos bancos centrales inyectando más liquidez», asevera José María Luna, socio de Luna Sevilla Asesores Patrimoniales, quien recuerda que cualquier avance en la guerra comercial también sería acogido con los brazos abiertos por parte de los inversores.

En todo caso, Leonardo Fernández recuerda que, por mucho que el crecimiento se haya ralentizado Schroders ha bajado sus previsiones para el año y haya factores de incertidumbre adicional, la economía global sigue en fase de expansión y no hay síntomas de crisis a la vista: «Hay casas que prevén recesiones para este año y el que viene. Nosotros no las vemos. Lo que sí esperamos es una ralentización suave», dice.

Y en ese entorno, ¿qué tipo de activo podría comportarse mejor? Sobre este punto, los especialistas son (en general) cautos con la renta variable debido a que, como apunta Luna, «en los mercados de capitales hace más daño la incertidumbre que una noticia negativa». 

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Por ejemplo, en DPM Finanzas EAF tienen un «posicionamiento defensivo» y se sienten «más cómodos» expuestos a activos de renta fija como la deuda corporativa a corto plazo. «Si bien sus retornos son bajos, tiene una menor sensibilidad a los tipos de interés y al aumento de los diferenciales de crédito y, además, cuenta con una probabilidad de impagos menor», dice Farrás, quien también señala el atractivo de la renta fija gubernamental emergente en divisa fuerte «por ser, dentro de los activos de renta fija, aquel cuya rentabilidad/riesgo está siendo más razonable». 

Torre coincide más o menos en su diagnóstico: «Los bajos volúmenes en las bolsas demuestran el menor interés de los inversores por entrar en renta variable y no parece que, a corto plazo, vaya a haber un cambio significativo». Por eso, ella también ve interés en el crédito: «Podríamos ver algo más de recorrido en la deuda corporativa y, posiblemente, prosiga el interés por la deuda 'high yield' y la deuda emergente».

En Schroders, en cambio, no están tan negativos en renta variable por esa confianza que tienen en la salud de la economía. En concreto, están «neutrales» en este activo (es decir, apuestan por que cada inversor tenga la exposición que le corresponda según su perfil de riesgo). 

En cuanto a los tipos de fondo más idóneos para navegar en estas aguas, no hay demasiado consenso entre los expertos. Como idea general, Torre apuesta por «fondos muy flexibles, capaces de modificar la asignación de activos para adaptarse a las cambiantes circunstancias de mercado».

A Luna también le gustan determinados mixtos de bolsa flexibles y patrimonialistas; así como fondos baratos de renta fija privada europea de corto y medio plazo; fondos de deuda de medio plazo estadounidense y fondos de retorno absoluto. Asimismo, le parece buena idea invertir en productos temáticos centrados en asuntos con gran potencial de crecimiento como el envejecimiento de la población o la revolución tecnológica, que cumplan también con los criterios de responsabilidad social, medioambiental y de gobierno de las empresas.

En Schroders, por su parte, apuestan por los productos de reparto, tal y como explica Fernández:«Creemos que tiene mucho sentido todo lo relacionado con dividendos. Porque, si lo que esperamos es un crecimiento económico más bajo, el porcentaje de esos cupones sobre el total de la rentabilidad va a ser mucho mayor. Y tener eso, que es mucho más estable que los movimientos de las cotizaciones, tiene todo el sentido del mundo».

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