La inflación ni se elimina ni se atenúa: los precios caros se quedan
La inflación acumulada durante los últimos meses se quedará. Los precios no bajarán en el futuro, aunque las comparativas porcentuales den la sensación contraria
A pesar de que el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal coincidieron durante mucho tiempo en calificar la inflación como "transitoria", el paso de los meses y la publicación sucesiva de datos de alzas en los índices de precios al consumo terminaron por desterrar esta idea.
La inflación dejó en mayo cifras vistas por última vez hace 40 años, como la subida hasta el 8,7 por ciento en España, hasta el 8,1 por ciento en la zona del euro, y hasta el 8,6 por ciento en los Estados Unidos.
Ante este escenario de incrementos considerables en todo tipo de bienes y activos, el mercado miró tanto al BCE como a una Fed que se reúne esta semana, para que ambas instituciones aceleren su subida de tipos y contengan esta peligrosa espiral ascendente.
Para muchos expertos, no obstante, las medidas ya llegan tarde, y tanto los inversores como los consumidores tendrán que acostumbrarse a vivir con una inflación que llegó a nuestras vidas para instalarse durante un largo tiempo.
La inflación se queda
"Estamos acostumbrados a mirar la a la inflación en términos de variación porcentual, mes contra mes, año contra año, pero si la medimos en un efecto de base 100, te das cuenta rápidamente de que la inflación se queda, no se va", explicaba el director de inversiones de Metagestión, Alberto Roldán, a finanzas.com.
"La inflación ha venido para quedarse, se va a quedar, pero cuando comparemos la del año que viene respecto a la de este año, ojalá tengamos que hablar de una caída porque la comparativa interanual nos dé esa sensación de que ha desaparecido, pese a que no sea cierto", añadía.
Para Roldán, la situación actual de precios altamente elevados se produjo por un claro shock en la oferta de productos como el petróleo, a pesar de que su demanda no se incrementara. Y este catalizador, reflexionaba el experto, es difícilmente reparable por los bancos centrales.
"Hay que distinguir dos cosas en la inflación, la que llega por el lado de la demanda, que es corregible y atenuable en el corto y medio plazo, y los shocks de oferta, que impactan de una manera un poco más abrupta", detallaba Roldán.
El verano será clave para conocer los niveles futuros de inflación
La idea de Roldán de que la inflación será un elemento troncal del mercado durante un largo tiempo también la esgrimía Elida Rhenals, la gestora de cartera de renta fija en Axa Investment Managers.
La experta destacaba, en su análisis posterior a la publicación de datos por parte de los Estados Unidos, que "más allá de la alimentación, la energía y la vivienda, los precios de los automóviles nuevos y usados también fueron robustos, con incrementos del 1 y el 1,8 por ciento, respectivamente".
A ojos de la experta, estos datos sugieren que el entorno de inflación actual seguirá persistiendo más de lo esperado anteriormente. Más específicamente, de hecho, Rhenal auguraba que la inflación se mantendrá alta durante el verano, para luego disminuir gradualmente desde fines del tercer trimestre o principios del cuarto trimestre de 2022.
La gestora de Axa Investment Managers apuntaba, además, que "una vez que el mercado tenga la convicción de que hemos pasado este pico, los bancos centrales tendrán margen para dejar de aumentar las expectativas de aumento de tasas".
Los principales elementos a vigilar
Una tercera voz que se unía a esta alerta ante una inflación que no desaparecerá a corto plazo llegaba desde la gestora de activos, Schroders, desde la que David Rees, economista senior de mercados emergentes, argumentaba que la época en que la inflación era baja y estable, "ya ha pasado".
Rees avisaba, en consecuencia, que a pesar de que las tasas de inflación general podrían empezar a descender pronto, sigue preocupando que lo hagan con relativa lentitud por al menos tres razones: el impacto de la política china de "cero covid" en las cadenas de suministro, los precios de las materias primas, y el resurgimiento del sector servicios.
Respecto al primer factor a vigilar, el economista indicaba que es probable que los cuellos de botella en la cadena de suministro persistan durante algún tiempo mientras China mantenga estas políticas, puesto que la nación asiática es un elemento central de las cadenas de suministro mundiales.
En cuanto al encarecimiento de las materias primas, a Rees no solo le preocupa el aumento de la energía, sino también de unos alimentos que, según el índice de la FAO de las Naciones Unidas, ya han subido alrededor de un 20 por ciento en lo que va de año.
El sector servicios, por último, preocupa al experto porque "se trata de un sector que apenas se está reactivando, ya que el desvanecimiento de la preocupación por el Covid-19 ha hecho que la demanda comience a reequilibrarse desde el consumo de productos manufacturados".
Añadiendo a la ecuación global todos estos elementos, desde Schroders revisaron al alza su previsión de inflación global para este año hasta el 6,4 por ciento, que implica un aumento del 1,6 por ciento desde la estimación del 4,8 por ciento anterior.
"Aunque seguimos esperando que la inflación disminuya el próximo año, probablemente lo hará más lentamente, y hemos corregido al alza nuestra previsión hasta el 3,6 por ciento en 2023, desde el 2,8 por ciento anterior", concluían.
La inflación llegó para quedarse, obligando a inversores y consumidores a protegerse ante ella.
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