A Alemania le importa Europa ¡un pepino!
Tampoco se trata de jugar al victimismo. Pero, la reacción de Alemania a propósito de la infección de sus ciudadanos por la bacteria E.coli y la relación con los pepinos españoles, muestra bien a las claras lo que está ocurriendo en la Unión Europea y, especialmente, en Alemania, el país líder de la zona.
Hay nerviosismo entre los responsables del Gobierno alemán a los que la protesta social está marcando el ritmo de sus últimas decisiones. La pérdida de influencia en las últimas elecciones los ha hecho especialmente sensibles a lo que opina a la calle y a considerar que su mayor amenaza para poder continuas en el Gobierno se encuentra en estos momentos en la demanda y la actitud del resto de los paises de la Unión Europea.
La canciller Merkel consideró que su último fracaso electoral se debía al descontento de sus ciudadanos, que no compartían la necesidad de salir en apoyo de los países europeos en dificultades. Desde entonces, Alemania muestra su malestar, impone condiciones y se resiste hasta el final a cualquier acuerdo con sus socios europeos, manteniendo a veces una extraña relación con la Francia de Sarkozy con la que trata de compartir el papel de guardián de la ortodoxia.
Alemania nos ha puesto tareas, nos ha regañado, nos ha llamado vagos, despilfarradores y en ese ambiente y ante las primeras presiones sociales por la infección de la bacteria E.coli resultaba muy fácil encontrar a un culpable más allá de sus fronteras: el pepino español.
La actitud alemana al señalar a un producto agrícola español como culpable de la infección, sin haber realizado las pruebas, no es sólo una muestra de irresponsabilidad política, sino también de la inexistencia de un mínimo de conciencia societaria con un país que forma parte de la Unión Europea. Pobablemente porque a Alemania en estos momentos la Unión Europea le importa ¡un pepino! y la siente más como una pesada carga, a la que en cualquier momento puede adherirse cualquier tipo de bacterias, que como un proyecto que sigue teniendo futuro, pese a la crisis.
Echar la culpa al vecino y eludir responsabilidades es el síntoma del peor político y es evidente que también en Europa falta liderazgo.