Conocerse a uno mismo para invertir mejor
Todos tenemos sesgos de comportamiento que afectan a nuestra toma de decisiones financieras. La gestora Schroders analiza por qué es tan importante conocer en qué inviertes como conocerte a ti mismo para no caer en las trampas que nos tiende el cerebro.
Todos tenemos sesgos de comportamiento que afectan a nuestra toma de decisiones financieras. La gestora Schroders analiza por qué es tan importante conocer en qué inviertes como conocerte a ti mismo para no caer en las trampas que nos tiende el cerebro.
Desde los años 80 se ha ido desarrollando un área de la teoría económica que profundiza en los aspectos sociológicos y psicológicos de los que carecían las teorías económicas tradicionales: las Finanzas Conductuales. Históricamente, los economistas trataban al hombre como un ser perfectamente racional y equilibrado, capaz de valorar todas las opciones disponibles y que siempre busca maximizar la «utilidad». Las finanzas conductuales demuestran que el ser humano tiene marcadas preferencias emocionales y problemas de autocontrol. Por tanto, muchas de sus decisiones son irracionales.
Desde la prehistoria, nuestro cerebro utiliza «atajos» que a veces se convierten en «trampas»: en general, al elegir entre un abanico de opciones, no se elige la mejor, sino la más familiar, se evita la más ambigua, o incluso se evita elegir, aferrándose al «statu quo». Este concepto de «statu quo» o «tendencia al presente» es una de las principales tendencias de comportamiento de las personas. Tomar la decisión de ahorrar no es fácil. Nos dejamos llevar por la inercia y dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy. Esta tendencia se suma al sentimiento de preferir un menor pago hoy, frente a un mayor pago en el futuro. Otra tendencia es la aversión a las pérdidas: las pérdidas nos producen más tristeza que alegría nos dan las ganancias.
Además de estas, existen muchas otras tendencias que condicionan nuestra toma de decisiones como el exceso de confianza, el efecto manada (nos dejamos influir por algún amigo/familiar), el exceso de optimismo (por el que jugamos al euromillón sabiendo que tenemos solo una posibilidad entre 76 millones de que nos toque)...
¿QUÉ PODEMOS HACER COMO INVERSORES?
Conocer cómo somos como inversores es fundamental para tomar mejores decisiones de inversión. ¿Eres impulsivo o te lleva mucho tiempo tomar una decisión? ¿Crees en ti mismo o te dejas influir por los demás? ¿Toleras bien los altibajos de los mercados? Para conocernos mejor Schroders pone a disposición de todos los inversores 'investIQ', una herramienta que te permite, a través de un breve test, identificar tus fortalezas y debilidades, así como compararte con el resto de inversores.
Además, en este contexto de baja rentabilidad sin riesgo, muchos inversores acuden a un asesor financiero para conocer opciones de inversión que se ajusten a sus objetivos financieros y perfil. Pero el papel del asesor puede ir más allá. Así, puede ayudarnos a tranquilizarnos en momentos de pánico o pararnos en los de euforia y, en definitiva, contar con asesoramiento profesional puede ayudarnos a que nuestras decisiones de inversión sean más racionales. Entra en www.schroders.es/investiIQ y descubre qué tipo de inversor eres.
LOS PERFILES DE INVERSOR MÁS COMUNES EN ESPAÑA
Schroders ha identificado cuatro tipos de inversores en función de las tendencias de comportamiento que más afectan al tomar decisiones financieras:
El planificador precavido. Se toma su tiempo y hace lo posible por informarse y disponer de todos los datos necesarios antes de tomar una decisión. Se preocupa demasiado al tomar una decisión y el invertir le genera mucha ansiedad. Puede tener gran aversión a las pérdidas y a la ambigüedad.
El cazatendencias. Piensa que lo mejor es refugiarse en la multitud y seguir sus pasos. Es excesivamente optimista, las inversiones le generan ansiedad y tiene una gran aversión al arrepentimiento.
El optimista sensato. Le gusta escuchar los consejos de su entorno y tiende a hacer lo mismo que los demás. Tiene un perfil sosegado y tolerante, ve siempre el lado bueno de las cosas y asume que el futuro será similar al presente.
El jinete solitario. Se deja llevar por la ansiedad y toma decisiones rápidas. Es individualista, no se deja influir y cree en sí mismo. Tiende a pensar que las tendencias actuales seguirán siendo las mismas en el futuro.