Lagarde no es buena con el miedo. Nadie se cree que el BCE se quede sin "instrumentos"
Los inversores no se creen a Lagarde cuando dice que el BCE se queda sin margen de maniobra ante futuras crisis. Y señalan tres instrumentos a los que recurrir
La flamante nueva presidenta del Banco Central Europeo, la francesa Christine Lagarde, aseveró ante la Eurocámara que la institución monetaria se está quedando sin munición para reactivar la economía y hacer frente a los desafíos actuales, después de años de abultados programas de compras de activos y reiteradas bajadas de los tipos de interés que han tenido por consecuencia su actual situación en terreno negativo.
Sin embargo, el mercado no se cree su afirmación. Los inversores opinan que se guarda algunos ases bajo la manga y no le quedará más remedio que recurrir a ellos pues “hay demasiado en juego”, según explica Karen Ward, estratega jefe de mercados para EMEA de JP Morgan.
Otro factor que apuntala esta visión es la ausencia de inflación, que constituye un escenario que permite seguir inyectando dinero en el sistema sin miedo a una brutal subida de los precios.
Ases bajo la manga
Pero, ¿qué ases son esos a los que Lagarde podría recurrir en caso de necesidad?
- Presionar a los países del euro: que se gasten el dinero inyectado
- Bajar más los tipos, aunque la eficiencia sea limitada
- Comprar activos, aunque sea impopular
En primer lugar, seguirá presionando a los miembros de la zona del euro para que implementen programas de estímulo fiscal. “Les dirá: os he dado mucho dinero. Por favor, ¿podéis ir y gastarlo?”, bromea Ward.
Ante la resistencia de los países del norte como Alemania (halcón de la estabilidad presupuestaria) a este tipo de medidas, lo más probable es que adopten la forma de inversión verde. Es decir, dinero público destinado a luchar contra el cambio climático.
El discurso inicial de Lagarde, diciendo que este problema iba a formar parte de las prioridades de su mandato, da alas a esta visión.Si eso falla, otra opción de Lagarde es bajar los tipos aunque profundicen más en el terreno negativo.
Las fuentes consultadas explican que la efectividad de este tipo de medidas ya es reducida pero hay que tener en cuenta que, si la FED reduce los tipos, eso tendrá un efecto sobre su divisa, que se devaluará.
Y a Europa no le interesa un euro apreciado porque frenaría la recuperación. En ese sentido, al BCE no le quedaría más remedio que abaratar aún más el precio del dinero (por mucho que no lo reconozca, ante la impopularidad de este tipo de medidas que generan guerras de divisas).
En tercer lugar, el BCE siempre podría optar por incrementar la compra de activos. Es cierto que la institución ha sido muy activa en este campo después de la crisis financiera pero aún queda margen si recordamos el caso de Japón, donde su balance ya supera el PIB del país.