El tino de los bancos centrales
El tino o desatino de los bancos centrales va a ser la clave del devenir de los mercados en los[…]
El tino o desatino de los bancos centrales va a ser la clave del devenir de los mercados en los próximos meses. Algunos analistas ya dicen que las Bolsas pueden asistir en octubre a una corrección motivada por el vencimiento de las medidas cuantitativas heterodoxas, esto es, la compra de deuda pública, puestas en marcha por la Reserva Federal. El "helicóptero Bernanke" va a comenzar a replegar sus hélices: ha inundado de dinero los mercados y a nadie le gusta que, de buenas a primeras, le retiren la propina.
Si los discursos que dé el presidente de la autoridad monetaria estadounidense a partir de ahora son los apropiados, esa corrección será una oportunidad de compra. Por el momento, la inercia deflacionista es demasiado importante. ¿Qué significa esto? Pues que, de momento, no convendría que Bernanke transmitiera el mensaje de que va a subir tipos con celeridad. Si se le ponen palos en las ruedas de una bicicleta inestable, de una economía convaleciente, el riesgo de caída es muy importante.
Y el mismo cuento tiene que aplicarse a este lado del Atlántico el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, tan proclive a ver tensiones inflacionistas incluso en los prolegómenos de la segunda mayor recesión de la historia.
En este sentido, es importante tener en cuenta el importante peso que tiene Alemania en la toma de decisiones del BCE. El próximo domingo hay elecciones allí. Angela Merkel, la canciller actual, conservadora, ha criticado en muchas ocasiones la excesiva heterodoxia con el que Banco Central Europeo está actuando durante la crisis. Aún tiene en mente el gran problema de hiperinflación que sufrió el país en los años veinte, durante la República de Weimar, y no quiere repetirlo. Si su CDU gobierna con los liberales o incluso con el socialdemócrata SPD, puede presionar al BCE para que comience a aplicar una política monetaria más restrictiva, lo que sería fatal para una economía como la española, muy retrasada en el ciclo de la recuperación. Si gobiernan las izquierdas, sobre todo si Die Linke (La Izquierda) entra en el Gobierno, la historia podría ser algo diferente.
Pero además de la política monetaria, la política fiscal será determinante en el ritmo que adopte la recuperación. En este sentido, habrá que prestar una atención especial a los presupuestos de Estados Unidos. Algunos economistas ven necesario que siga funcionando un potente motor público. Dicen que ahora, la preocupación por el déficit debe ser secundario. Hay que asegurarse primero de que el engranaje económico funciona y, sólo entonces, poner las medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria a largo plazo.
El FMI pedirá a los Estados que expliquen una hoja de ruta para la retirada de las políticas de estímulo durante la reunión del G-20. Ello tiene una lectura positiva: es mejor que los mercados se hagan a la idea cuanto antes de que las medidas son transitorias y sepan cómo se van a desmantelar. Pero también tiene una lectura negativa: ¿Presiones del otrora ultraliberal FMI?
Si los bancos centrales y los gobiernos empiezan a ponerse nerviosos por una futura inflación, por el crecimiento del déficit, por haber sido excesivamente keynesianos cuando hacía tanto tiempo que esas teorías habían pasado de moda, entonces los gráficos de los indicadores pueden reproducir esa "W" que tanto tememos.