La demanda tira de los precios del petróleo y del gas natural

El Brent rompe resistencias, mientras que el gas natural también se revaloriza con fuerza

Los precios del petróleo y gas siguen al alza ante las perspectivas de un incremento de la demanda. Por ejemplo, el precio del barril de petróleo Brent para entrega en agosto comenzóse situó en los 73 dólares, por primera vez en dos años, y superando todas las resistencias.

El de referencia en los Estados Unidos, el Texas, se mueve en los 71 dólares. El precio del gas también sube ligeramente hasta los 3,297 dólares. 

Tanto petróleo como gas natural son una buena oportunidad de inversión gracias a lo que se llamó “superciclo” de las materias primas. Pero en el caso del gas natural, además, se beneficia del cambio energético que se avecina: la sustitución de combustibles fósiles por otros que no dejen huella de carbono.

Cobas Asset Management explica, además, que la demanda de gas natural desde Asia viene creciendo a una tasa del 9 por ciento anual compuesto desde el año 2015 y se estima que su crecimiento durante la presente década rondará el 4 por ciento anual compuesto. 

Aquí también saldrán muy beneficiadas las empresas dedicadas a las infraestructuras de transporte de gas.

El petróleo lidera el avance de las materias primas

 La demanda de petróleo no es discrecional y es relativamente poco elástica, al ser el petróleo un bien absolutamente necesario para el día a  día de nuestra sociedad. A esto habría que añadirle la tasa de declino propia de las explotaciones petrolíferas. 

Esta tasa se debe a la salida a presión inicial del crudo que se reduce con el tiempo minimizando el flujo de petróleo, lo que obliga a realizar más inversiones o Capex para poder seguir extrayéndolo o para mantener los volúmenes de extracción.

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Los analistas de eToro recuerdan que el Brent lidera el avance de las materias primas, con una revalorización del 39 por ciento en lo que va de año, mientras la OPEP deshace lentamente los recortes de suministro.

La AIE y la OPEP están detrás de estas subidas del petróleo 

En ese sentido, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) explicó que la demanda global de petróleo se está recuperando y que prevé que alcance niveles precrisis a finales de 2022.

En su informe mensual, la AIE señala que, a menos que haya cambios en las políticas energéticas para fomentar más la energía renovable, a finales del año próximo el mundo absorberá unos 100,6 millones de barriles diarios, frente a 82,9 millones en el segundo trimestre de 2020, el plena crisis por la pandemia.

Asimismo, la OPEP revisó al alza la previsión de consumo mundial para 2021 que había realizado en mayo, situándolo ahora en 96,58 millones de barriles diarios. 

Y es que como recuerda Sergio Ávila, la demanda de petróleo se recuperará principalmente en los Estados Unidos, Europa y China gracias al ritmo de vacunación, que está permitiendo reducir las limitaciones. 

Hacia dónde van los precios

Con esta escalada de los precios, parece confirmarse las previsiones de los analistas de Goldman Sachs. El banco de inversión sitúa el precio del Brent en los 80 dólares este verano, gracias a la vacunación.

De confirmarse, el oro negro se habría notado una revalorización del 90 por ciento desde los mínimos que registró en febrero, un mes antes de saltar la crisis provocada por el coronavirus. 

Unas semanas antes de que el Covid-19 fuera declarado pandemia, Arabia Saudí inició una guerra de precios con Rusia que llevó a que el precio del barril de Brent se situara en los 30 dólares.

El papel del “superciclo” de las materias primas

En la próxima evolución del precio del petróleo y del gas tendrá mucho qué decir el ‘superciclo’ de las materias primas. 

Para empezar, las valoraciones de las materias primas están en mínimos, pero los precios seguirán al alza por varios factores.

Para empezar, por la recuperación de la demanda, como consecuencia de la apertura económica, mientras que la oferta todavía no podrá satisfacerla. 

Por la inflación que viene como consecuencia de esa recuperación de la actividad y, finalmente, por los estímulos para hacer frente a la crisis, no sólo desde los bancos centrales sino también por los Gobiernos, como el plan aprobado por la administración Biden. 

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