Portugal no es España: un político nuevo contra la crisis
Pedro Passos Coelho accedió al PSD portugués en un momento en el que el partido conservador corría el riesgo de verse aislado en el panorama político por su incapacidad de ofrecer una alternativa al electorado. La anterior presidenta del partido había centrado toda su estrategia en la crítica sistemática a cuantas medidas adoptaba el Partido Socialista en el Gobierno sin conseguir con ello incrementar las expectativas de votos a su favor.
Passos Coelho accede a la presidencia del partido y su primera medida es apoyar al Gobierno en su plan de austeridad. Sin duda, aquel posicionamiento que sorprendió al propio Partido Socialista centró más al partido y logró aumentar sus expectativas electorales de forma muy importante. Fue a partir de entonces cuando el máximo dirigente del PSD se encontró en condiciones de colocar al Gobierno en un callejón cuya única salida eran las elecciones anticipadas. Y ala jugada, evidentemente, le ha salio bien.
Por Passos Coelho han optado muchos votantes desilusionados con las propuestas del gobierno, contrarias al igual que ha ocurrido en España, al programa con el que el Partido Socialista ganó las elecciones. Pero el líder portugués ha atraído también a quienes desean nuevas caras y estilos en la política.
Mientras que en España, los dos grandes partidos han apostado por la experiencia y por veteranos políticos para que gestionen la salida a la crisis, Portugal ha encontrado otra fórmula. Passos Coelho es un hombre nuevo en la política que no ha sido ministro, aunque tiene la experiencia que más curte en el contacto con los electores: la de la administración local. Y es un político que, sin duda, apunta formas nuevas, alguna de ellas demandadas por el movimiento del 15-M como la de prescindir de la pensión vitalicia de exparlamentario.
Ha cometido el error, sin embargo, muy extendido entre los políticos, de prometer lo que no está en su mano al afirmar que devolverá al país la prosperidad en dos o tres años, escasos minutos después de confirmarse su triunfo.
Habrá que confirmar ahora si esa capacidad de ir contracorriente, que tanto éxito le ha dado, la pone en práctica desde el Gobierno y con una Unión Europea, un Banco Central Europeo y un Fondo Monetario Internacional que le tienen bien marcada la hoja de ruta que ha de seguir. Su primera prueba será la negociación con el partido derechista CDS con cuyos escaños lograría la mayoría absoluta para cualquier iniciativa que quiera proponer. Victorioso gracias a los votos de centro, robados al socialismo portugués, deberá cuestionarse hasta dónde puede llegar su pacto con una fuerza claramente más a la derecha.