Sarkozy/Merkel dispuestos a hacer sus deberes en sólo veinte días

Varios meses esperando sus decisiones políticas y por fin el presidente francés y la canciller alemana se han puesto una[…]

Varios meses esperando sus decisiones políticas y por fin el presidente francés y la canciller alemana se han puesto una fecha límite para hacer los deberes para afrontar la grave crisis financiera de la Unión Europea: el 3 de noviembre, día en el que se iniciará el encuentro del G-20 en Cannes. Este ha sido, sin duda, el principal resultado del encuentro celebrado este domingo en Berlín por Nicolás Sarkozy y Angela Merkel. Por lo demás, este importante encuentro ha vuelto a insistir en lo que ambos mandatarios concluyeron en su anterior reunión celebrada a principios de agosto: es necesario cambiar el tratado de la Unión Europea para lograr un mayor compromiso de los países miembros. Ello significará que estos países pierdan independencia en la elaboración de sus políticas económicas en beneficio de lo que se establezca en Bruselas.

 Hay que recordar que fue en aquel encuentro, celebrado en agosto, cuando los dos mandatarios señalaron que sería conveniente que los países miembros de la Unión incluyeran en sus constituciones el compromiso de no asumir déficit público a la hora de elaborar sus presupuestos. A esta propuesta se sumó semanas después el presidente del Gobierno español que conseguiría introducir por vez primera un cambio en la Constitución española.

En esta ocasión, Sarkozy y Merkel no han querido dar más detalle de por donde debería ir el cambio que proponen en los tratados más allá de la armonización fiscal de la que ya hablaron. Pero, parece claro su propósito: habrá cuantas ayudas sean necesarias para hacer frente a la crisis financiera de algunos países, pero a cambio de que cedan una parte de su soberanía económica  en beneficio de lo que establezca Bruselas. Lo que no está muy claro es que las pretensiones del presidente francés y la canciller alemana puedan ser fácilmente asumidos por todos los países. Ello podría provocar que en la Unión Europea existieran dos velocidades en su compromiso de adhesión.

Respecto al asunto que mayor expectación había despertado, la recapitalización de los bancos europeos, ambos se han comprometido a llevarla a cabo con propuestas que deberían hacer llegar al resto de los países de la Unión. En cualquier caso, estas medidas se deberían haber adoptado antes de la celebración de la próxima reunión en Cannes del G-20. Sus discrepancias sobre la fórmula con la que se llevaría a cabo la recapitalización parecen haberlas remitido a un grupo de expertos. Estos expertos deberían señalar si es posible que el dinero necesario para la recapitalización de los bancos pueda ser aportado por los propios estados sin que ello afecte al rating (tiple A) de Francia.

Se habla de que el gobierno francés estaría  dispuesto a aportar de 10.000 a 15.000 millones de euros a sus bancos más afectados a cambio de que el Deutsche Bank haga una ampliación de capital por la misma cantidad. Sarkozy no oculta su preferencia de que sea el Fondo Europeo de Rescate, cuya ampliación está pendiente de la ratificación por parte de algunos estados. Angela Merkel ha aprovechado también el encuentro para urgir a los países europeos que todavía no lo han hecho, para que aprueben la ampliación de ese fondo que, sin duda, deberá ser utilizado en algún momento a la vista de las advertencias que en las últimas necesidades ha realizado el Fondo Monetario Internacional sobre las necesidades de recapitalización de la banca española.

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