Tarjetas virtuales, la seguridad ante las compras por internet
El miedo a realizar compras por internet tiene los días contados; las tarjetas virtuales han llegado para quedarse y evitar[…]
El miedo a realizar compras por internet tiene los días contados; las tarjetas virtuales han llegado para quedarse y evitar las transacciones fraudulentas, los robos de identidad y la filtración de datos de los clientes en el comercio electrónico.
Existen dos tipos de tarjetas virtuales, las de "un solo uso" y las de prepago. Ambas son una variante más de las tarjetas bancarias que surgieron a principios del siglo XX en Estados Unidos como medio de pago, emitido por una entidad bancaria o comercio, que permite realizar compras en establecimientos y por internet o extracciones en cajeros automáticos.
Aunque las primeras tarjetas, de papel, fueron emitidas por grandes almacenes y gasolineras americanas, no fue hasta la mitad de siglo cuando se popularizó su uso.
A España las tarjetas de crédito llegaron en los años 60 pero solo 20 años después comenzaron a utilizarse de forma habitual y, hoy en día, según señalan diversas entidades bancarias, más del 70 por ciento de la población utiliza este medio de pago.
Las tarjetas virtuales "de un solo uso" nacieron en los años 90 con los primeros sistemas de pago móvil, denominados "wallet", que permitían generar este tipo de tarjeta a partir de una tarjeta tradicional.
El proceso de activación es muy sencillo, no hace falta contratar un servicio, tan solo se debe descargar la aplicación para dispositivos móviles o utilizar la banca electrónica de la entidad, e introducir los datos de las tarjetas tradicionales, explica a EFE la directora de Banca Multicanal de Liberbank, Susana Cabada.
El cliente genera este tipo de tarjeta virtual "de un solo uso" cuando quiere realizar un pago concreto, de tal forma que carga la cantidad que desea con el crédito de la tarjeta tradicional y, una vez realizado el pago, la tarjeta muere.
Este producto financiero tiene una caducidad de dos meses y no conlleva costes para el cliente.
Las otras tarjetas virtuales, las de prepago, permiten sacar dinero y realizar reintegros en cajeros "sin necesidad de tener que llevar encima la tarjeta tradicional de plástico", precisa Cabada.
Este sistema de pago es uno de los más utilizados hoy en día "por la seguridad que proporciona" en el comercio electrónico y porque puede activarse en cualquier sucursal bancaria que tenga este producto financiero y por internet.
El cliente puede activar, inmediatamente, todas aquellas tarjetas que desee, se contrata como una tarjeta tradicional y el usuario recarga desde su cuenta el importe aproximado a la compra a efectuar.
El usuario recibe los datos de la tarjeta, la fecha de caducidad y el código de seguridad, y puede recargar la tarjeta prepago con un saldo máximo de 3.000 euros, que podrá utilizar en un plazo de 5 años. La cantidad restante será devuelta a la cuenta de origen.
Una vez finalizada la compra, la tarjeta virtual de prepago sigue "viva", con saldo cero o próximo a esa cantidad, esperando a ser recargada para la próxima compra.
La activación y utilización de este tipo de tarjeta es gratuita, pudiéndose aplicar un pequeño coste de mantenimiento para soportar el seguro de pérdida o robo de datos, en los años posteriores a su activación.
Cabada destaca la facilidad del uso de las tarjetas virtuales, que permiten al cliente controlar el gasto realizado y "precargar la misma cantidad por la que tiene previsto efectuar el pago al proveedor, con lo que minimiza los riegos de fraude en comercios no seguros".
A su juicio, el único inconveniente es la "limitación" del uso de estas tarjetas en los comercios, porque actualmente son "muy escasos" los establecimientos que tienen implantada esta modalidad de pago.
Las entidades bancarias buscan con este tipo de producto financiero "la fidelización del cliente" al ofrecerle todo tipo de servicios de pago, incluido este, que es utilizado "principalmente por usuarios de entre 25 y 55 años", ha señalado Cabada.
El uso del comercio electrónico en España es cada vez mayor y, aunque muchas personas no estén familiarizadas con las compras por internet y sean reacias por miedo al fraude, deben saber que existe este tipo de productos financieros que garantiza la seguridad en sus compras y evita la suplantación de identidad.
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