Bitcoin. La adopción generalizada, un sueño aún lejano

La irrupción del dinero institucional encumbra al bitcoin pero aún queda mucho para su aceptación generalizada

Los nuevos máximos históricos que acaba de marcar el bitcoin han encendido el debate, especialmente tras la llegada de grandes inversores. Los expertos se preguntan si no estamos ya en la antesala de la adopción generalizada, el gran sueño del ecosistema criptográfico.

Es un hecho que el dinero institucional no quiere quedarse fuera de juego, como así lo demuestra el aterrizaje en el bitcoin de gigantes de los medios de pago como Paypal o Square.

Lo saben bien en Fidelity y por eso lanzaron en verano un fondo de inversión para sus mejores clientes. Incluso primeros espadas de Wall Street, como JP Morgan, ya se han estrenado haciendo pagos con su propia criptodivisa.

Este interés del dinero con mayúsculas es lo que diferencia el actual rally del que se vio en 2017. Ahora, el bitcoin no cabalga a lomos de pequeños especuladores que no sabían ni lo que compraban. Son las vacas sagradas del capitalismo las que están tirando del carro.

El interés del dinero institucional cada vez es mayor

“El motivo que explica lo que ha sucedido es que por fin los inversores institucionales han visto que el bitcoin es una clase de activo más”, dice Javier Molina, analista de eToro en España.

Sin ir más lejos, los ‘hedge funds’ ya gestionan más de 14.000 millones de dólares en bitcoins. Lo hacen para ganar dinero, pero también para protegerse, entre otras cosas, de la elevada inflación que se espera en los próximos meses.

“La adopción del bitcoin por parte de los inversores institucionales no ha hecho más que comenzar”, argumentan en JP Morgan. Precisamente por el papel de la moneda digital, estos mismos expertos vaticinan años de “dolor” para el oro, el gran perjudicado de esta historia.

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Hasta los más escépticos en Wall Street, como Ray Dalio, suavizaron sus posturas sobre el bitcoin, reconociendo que tiene sitio en las carteras de los inversores. Incluso dijo que el bitcoin y otras criptomonedas eran “interesantes” como alternativa al oro. 

La aceptación generalizada, aún lejana

Toda esta corriente de optimismo es la que impulsó al bitcoin hacia sus máximos históricos. Y aunque la moneda se anotó una importante batalla, todavía queda mucho para ganar la guerra.

“Se están dando pasos hacia una mayor aceptación pero no creo que sean los definitivos”, opina Lander Rubio, profesor de Blockchain en el seminario de la Universidad de Deusto.

A juicio de este experto, “al bitcoin todavía le quedan bastantes ciclos de adopción para que podamos llegar a tener un activo completamente institucionalizado”.

De hecho, Rubio no descarta que empiecen a surgir corrientes que exijan determinados temas de cumplimiento normativo. Ello podría hacer que algunos inversores “salgan del bitcoin”, ante el riesgo de que pierda algunas de sus características iniciales.

Difícil consolidarse ya como medio de pago

Si bien es cierto que el papel del bitcoin como clase de activo ya ha arrancado definitivamente, otra cosa es su consideración como medio de pago estable. Y para eso todavía queda.

“Todavía queda tiempo y hace falta una regulación más fuerte y más confianza entre el público en general”, apunta Alejandro Zala, country manager de Bitpanda.

Por el contrario, Jesús Pérez, director de Digital Assets Institute, opina que la generalización de los activos criptográficos como medio de pago es imparable. “No se puede evitar que haya una economía alternativa al mundo financiero tradicional”, considera este experto.

El riesgo de quedarse a mitad de camino

Incluso como clase de activo, todavía hay desafíos. Así, Molina reconoce que “se ha dado un paso en la adopción, pero el riesgo es que el bitcoin se quede en una clase de activo más”. Es decir, que no se llegue a la revolución, a ese dinero de Internet como forma de operar fuera del sistema, que era uno de sus ideales.

Desbancar al oro como unidad de valor podría ser el primer paso. Y parece que el bitcoin va por el buen camino. En JP Morgan calculan que el bitcoin supone solo el 0,18% de los activos de los “family office”, frente al 3,3% que representa el oro.

Así que si la divisa digital sigue progresando, a medio plazo no sería extraño ver una transferencia de miles de millones de dólares. Eso sí, a corto plazo, el banco estima que el oro recuperará terreno.

Ahora, para ir un paso más allá, Molina considera que “tiene que ser el público, los que entraron en 2017 por motivos de especulación, los que empiecen a entrar de nuevo por la revolución que el bitcoin supone”.

Los bancos centrales, ¿el arma definitiva?

Pero que el público minorista lo de todo no es garantía de que la adopción generalizada del bitcoin termine por imponerse. Y aquí es donde el papel de los bancos centrales puede ser muy importante.

“Si hablamos de esa mayor adopción, tiene más que ver con su papel como reserva de valor y que sea aceptada por los bancos centrales”, opina Rubio. Por ejemplo, si un banco central llegara a decir que tiene un 1% de sus reservas en bitcoin, ese “sí que sería un paso definitivo”, remacha este experto.

El problema es que para que esto suceda tiene que pasar aún mucho tiempo. Si que realmente ocurre, algo que ponen en duda los expertos consultados.

“No lo veo, los bancos centrales se esforzarán para crear sus propias monedas digitales pero siguen teniendo interés en controlar la oferta monetaria”, apostilla Zala. Y las criptomonedas han nacido precisamente desde la descentralización.

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