El impacto medioambiental: otro escollo para el bitcoin

El consumo de energía que se utiliza en la minería de la criptomoneda resulta incompatible con los nuevos criterios de inversión sostenible

El elevado consumo energético que requiere la minería de bitcoin genera rechazo a la hora de apostar por la criptomoneda más utilizada en el mundo.

El minado de bitcoin es un complejo proceso de producción basado en la tecnología blockchain, o cadena de bloques, que consiste en que cada transacción, o bloque, que se crea se añade a un libro de contabilidad.

La mayor necesidad de infraestructuras eléctricas o de sistemas de control de temperatura que requiere este sistema entrañan no solo un añadido en el coste de producción, sino también un riesgo para el medio ambiente.

Consumo eléctrico desorbitado

“El bitcoin es cualquier cosa menos ‘verde’. La intensidad de carbono de la minería y, por tanto, su efecto sobre el medio ambiente es, como mínimo, significativa”, apunta un informe de la gestora AXA.

Según el informe, cada día se generan unos 900 bitcoins, acuñados mediante potentes ordenadores que “requieren una enorme cantidad de energía”.

Una investigación de la Universidad de Cambridge concluye que el bitcoin tiene un mayor consumo eléctrico anual que países como Argentina.

Tener bitcoin en cartera

Estos elevados niveles generan rechazo a la hora de incluir a la criptomoneda en las carteras básicas al ser incompatible con los nuevos criterios ESG que incluyen requerimientos ambientales.

“No somos especialmente partidarios de las criptomonedas en general”, apunta Vincent Vinatier, gestor de carteras Fintech de AXA.

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A su juicio, la criptomoneda no genera flujos de caja, ni valor residual ni de uso, además de ser “demasiado volátil” para ser utilizado como medio de pago.

Una de las críticas que precisamente dedicaba al bitcoin el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, que aseguró la semana pasada que “no es la vía correcta para canalizar la liquidez”.

También la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, se mostró crítica en su última comparecencia con el bitcoin, advirtiendo que su uso es “extremadamente ineficiente”.

“Es un activo especulativo que podría valer 10 dólares o 10 millones de dólares”, señala el analista.

Tras las críticas de los bancos centrales subyace, además, la necesidad de estos organismos de preparar el terreno para la llegada de las monedas soberanas digitales, en la que ya trabajan las principales economías del globo.

“El BCE, la Reserva Federal y el Banco Popular de China están estudiando esto”, explica Vinantier. Estas serían las denominadas ‘stablecoins’, que a diferencia de otras criptomonedas como el bitcoin, sí están “respaldadas” por activos duros.

El futuro de la criptomoneda

Pese a las dudas, la criptodivisa volvió a superar sus máximos históricos el pasado domingo al situarse en 58.350 dólares, alrededor de 47.920 euros.

En la última semana, no obstante, corrigió el rally llegando a caer incluso un 15% en la sesión del martes.

Firmas como Citi avalan el potencial futuro del bitcoin. El último informe del banco de inversión sostiene que se trata de un valor multifuncional y su posible utilidad para controlar la inflación, pero admiten el riesgo medioambiental y la volatilidad como los “riesgos” potenciales.

“Es posible que desarrolle en el futuro algunas características de una moneda o activo tradicional”, apunta Paul Flavier, responsable de inversión global de Rosenberg Equities.

Sin embargo, el analista reconoce que el “viaje” hasta que el bitcoin consiga su reconocimiento con acuerdos legales tradiciones puede ser aún “largo, incierto y arduo”.

El valor actual de la criptomoneda se sitúa en 47.862 dólares, unos 40.430 euros, pero distintos análisis han llegado a situar el punto máximo del rally por encima de los 70.000 dólares, cerca de 58.700 euros.

En el acumulado del año, el bitcoin se revaloriza más de un 63% tras dispararse un 305% en 2020.

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