La superficie de olivar andaluz crece 80.000 hectáreas y supera 1,5 millones

La superficie de olivar en Andalucía ha aumentado en más de 80.000 hectáreas durante la década 2005 a 2015, hasta[…]

La superficie de olivar en Andalucía ha aumentado en más de 80.000 hectáreas durante la década 2005 a 2015, hasta superar el millón y medio de hectáreas (1.567.375), lo que constata un aumento progresivo de la superficie agrícola destinada a este cultivo durante esos diez años.

Así se refleja en la última Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (Esyrce), que elaboran el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y las consejerías competentes en esta materia de las distintas comunidades autónomas, que ha comunicado hoy la consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural.

Este informe que la mayor parte de su fruto se destina a la producción de aceite, que el régimen hídrico predominante es secano y que más de la mitad de los olivares (el 52,5 %) superan el medio siglo de vida, entre otras cuestiones.

El trabajo de campo se ha dividido en dos partes diferenciadas: la situación del olivar en el año 2015 y su evolución en los últimos años, concretamente desde 2005, confirmando que Jaén es provincia que engloba la mayor superficie, con 586.173 hectáreas, seguida de Córdoba, con 351.735 hectáreas, destinadas en su mayoría a la producción de aceite en ambos casos.

Sevilla, que ocupa el tercer puesto con 206.932 hectáreas, es la provincia con mayor número de hectáreas de olivar destinadas a aceituna de mesa, 47.986 hectáreas, de un total andaluz de 54.883.

En cuanto al tipo de régimen hídrico, predomina el olivar en secano, con 980.666 hectáreas (62,6 %) frente a 586.707 en regadío (37,4 %).

Los datos reflejan que provincias como Jaén o Sevilla tienen equilibrada la relación entre ambos sistemas de cultivo, mientras que en el caso de Cádiz, Córdoba o Málaga se trata de plantaciones mayoritariamente en secano.

Otra de las variables que estudia la encuesta es el tipo de tratamiento que reciben las calles de las plantaciones de cultivos leñosos, distinguiendo aspectos como la profundidad del laboreo, el tipo de cubierta o la ausencia de tratamientos.

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Según esta información, la gran parte de los productores se decantan por técnicas sostenibles de manejo del suelo, cubierta vegetal espontánea (39,7%) y laboreo mínimo -profundidad no superior a 20 centímetros- (35%).

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