OHL se enfrenta ahora a la sombra de Sacyr
La inestabilidad tras la salida de Del Rivero de Sacyr recuerda a los vaivenes que vive ahora OHL con las dudas sobre la viabilidad del Grupo Villar Mir
Los inversores ya conocen de sobras la película: una compañía en problemas con un accionista de control en una situación todavía peor que termina por embarrar todavía más a su participada. Los analistas con más mili ven ahora en Obrascon Huarte Lain (OHL) y la marcha atrás de Grupo Villar Mir (GVM) un claro ejemplo de tal círculo vicioso. "Es muy similar al gran lío accionarial que hubo en Sacyr con la salida de Luis Del Rivero -expresidente y primer accionista- a comienzos de década", comparan entre bastidores ahora.
Fuentes financieras explican que la pérdida de confianza actual con OHL recuerda a la ya sufrida con Sacyr. "Se trata de una cuestión de confianza, nos han defraudado y ha contado cosas que nunca han sido verdad", lamentan. La constructora todavía controlada por Villar Mir (30,6%) hasta la entrada de la familia Amodio trató de recuperarla con un cambio del equipo gestor, liderado ahora por José Antonio Fernández Gallar. El camino está siendo más largo de lo esperado.
No obstante, las provisiones realizadas con su entrada en 2018 por los proyectos fallidos podrían no ser suficientes. Si habían asegurado que ya no habría nuevos sobrecostes por los arbitrajes existentes, la Comercial Court de Londres rechazó a principios de octubre la impugnación de la cotizada española en el laudo contra Qatar Foundation por el hospital de Sidra. La joint venture participada por OHL reclama 348 millones a su cliente, que contraataca con una petición de 1.134 millones de euros.
Si el cambio del equipo gestor valió para Sacyr -"desde que cambió ha mejorado mucho"--, los miedos con OHL van mucho más allá. "Villar Mir ha acabado muy mal porque se ha visto que era una compañía con un gobierno corporativo nefasto, como demuestran los conflictos de intereses que ha habido entre Grupo Villar Mir y OHL", añaden otras fuentes.
Por ejemplo: OHL es el segundo acreedor de su accionista después del fondo monegasco Tyrus. De los 120 millones que le debe, la filial llevó a los tribunales a su propietaria por un préstamo vencido de 35,2 millones de euros por el que hasta la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) llegó a pedir explicaciones.
Aquí vuelven las comparativas. "La salida de Luis del Rivero de Sacyr fue celebrada porque era un tipo megalómano, que quería hacerse con media España", rememoran las mismas voces. Si Sacyr recuperó la confianza tras reorganizarse y demostrar por escrito el compromiso con rebajar la deuda. "En OHL, de todos modos, no sabremos realmente cuánto queda de podrido cuando lleguen unos nuevos gestores", lamentan.
Sin embargo, entre Luis del Rivero y Juan Miguel Villar-Mir existe una diferencia primordial: la política. Tanto el accionista como la constructora están salpicados en el caso Lezo por el presunto pago de mordidas a políticos a cambio de adjudicaciones de obras de forma irregular. El expresidente de la cotizada ya tuvo que comparecer en varias ocasiones ante el magistrado por supuestos sobornos.
Más allá de la investigación por corrupción, un gestor lanza la alerta: "Todo han sido mentiras; el negocio de la construcción y la ingeniería es de los más fáciles de trampear, son obras que se ejecutan y se cobran por hitos. Y ahí las empresas tienen un grado de juego y mangoneo muy grande. Básicamente pueden presentar la cuenta de resultados que les dé la gana". Y zanja: "Si encima la empresa no da información, pues huele qué hay algo malo".
El mismo ejecutivo recuerda, a modo de ejemplo: "Las grandes empresas caídas en España en los últimos años han sido de este sector o relacionadas, como Isolux Corsán o Abengoa". "¿Y cuáles son las que no se prodigan por los mercados ni hacer road shows?", termina.
En el horizonte de OHL queda seguir el camino de Sacyr, hoy celebrado por el mercado. Desde 2012, la firma multiplicó su valor bursátil desde el euro por acción hasta los 2,55 euros por participación en los que cerró el mes de octubre. "Han transformado la empresa y su modelo de negocio, orientándose hacia las infraestructuras frente a la ingeniería y la construcción, mucho más expuestas a los impagos", analiza uno de los analistas consultados.
El futuro de OHL, bajo el mando de la familia Amodio
El futuro de la constructora de los Villar Mir luce mucho más indefinido. Para comenzar, a nivel accionarial. Si la estabilidad trajo la paz a Sacyr, queda por ver si la entrada de la familia Amodio estabilizará un capital con la popular saga en retroceso. De momento, existen conversaciones para que la estirpe americana suscriba una ampliación de capital "no superior al 20%" combinada con la venta de GVM "de parte de su participación en la empresa", admitió OHL a finales de octubre.
El cambio de manos, eso sí, no obligaría a los mexicanos a lanzar una opa, pues en ningún caso se alcanzará el 30%. Supondrá, eso sí, un cambio del accionista de referencia que la empresa hoy dirigida por José Antonio Fernández Gallar mantiene desde 1987.
La operación significa un balón de oxígeno para ante la previsible necesidad de hacer frente a nuevos pagos por los proyectos fallidos así como aliviar la situación de su caja, uno de los principales focos de preocupación de los analistas. "No tenemos ni idea de lo que está pasando con ella; en marzo se enfrentan a un vencimiento de bonos y se rumorea que 60 millones de la ampliación de capital irán destinados a ese pago cuando se nos había dicho que la compañía tenía el músculo suficiente", dice uno de ellos.
La venta forma parte de la desinversión general acometida por Grupo Villar Mir en sus principales negocios por la abultada deuda que arrastra con el fondo Tyrus Capital y con la propia constructora.
El retroceso se remonta al año pasado, cuando el conglomerado vendió el 12% de su participación en OHL y la cotizada se deshizo del negocio de concesiones. Gracias a ambas acciones logró hacer frente a los pagos de la deuda liderada por Crédit Agricole y refinanciar el resto hasta verano de 2020. A los pocos meses, el holding se echó en brazos de Tyrus Capital con tal de alargar el vencimiento hasta 2022.
En paralelo, encargó la búsqueda de inversores para sus principales negocios a Société Générale. Si primero se especuló con la china HNA y la italiana Salini Impregilo para OHL, finalmente será Caabsa la escogida.
Sin embargo, el adiós no solo implica a la constructora española. Grupo Villar Mir también desinvierte en sus grandes sustentos: Ferroglobe y Fertiberia. En junio anunció la venta de Ferroatlántica -la división española de Ferroglobe- por 170 millones al fondo TPG Sixth Street Partners. Sólo dos meses después hizo pública la transacción de Fertiberia en favor de Triton por un precio que ronda los 200 millones.