Un mecenas llamado Unicaja

Ya ha iniciado el baile de fusiones en el sistema financiero nacional. Con la prevista integración entre Caja Castilla la[…]

Ya ha iniciado el baile de fusiones en el sistema financiero nacional. Con la prevista integración entre Caja Castilla la Mancha (CCM) y Unicaja, queda claro que la banca española no es tan fuerte como parecía y como presumían las propias entidades hace apenas un año, cuando las inyecciones públicas de capital en la banca de otros países se convertían en el pan nuestro de cada día.


Pese al mal fario que da pensar en los numerosos y todavía ocultos problemas que pueden tener otras muchas entidades, de momento, pueden sacarse ciertas lecciones de esperanza de la primera operación en ciernes, víctima de la crisis: La inyección directa de capital público queda, de momento, descartada. En primer lugar, cobra fuerza la idea de recurrir al Fondo de Garantía de Depósitos para tomar prestados unos 500 millones de euros, una cantidad que parece resultar suficiente para cubrir las necesidades financieras de CCM.


En segundo lugar, se pone de manifiesto un cierto sentido corporativista: antes de dejar caer una entidad, cabe pensar que saldrá un "mecenas" salvador al rescate. Al menos, las grandes entidades han manifestado públicamente su intención de salir en ayuda de las pequeñas, tal y como ha hecho Unicaja, siempre que sea necesario.


Por último, la nacionalización pura y dura es la última opción a la que se recurriría para ayudar a una entidad ya que se trata de una forma de intervención muy dramática, principalmente si es cotizada, ya que los accionistas se verían totalmente relegados.


Lejos de intereses políticos (que también los hay, y muchos), el ahorrador de CCM puede estar tranquilo. Salvaguardar y proteger el capital de los ahorradores es, en todo caso, el objetivo número uno con el que se plantea, y posiblemente se planteen, la fusión en marcha y las venideras.

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