El ocaso de las cuentas de ahorro

La banca ha pasado de ofrecer rentabilidades atractivas y regalos a cobrar comisiones. Aunque siempre hay excepciones

Hubo una época, no muy lejana, en la cual las cuentas corrientes conllevaban todo tipo de ventajas. 

Se trataba de productos donde el ahorrador no sólo no tenía que pagar comisiones, ni de mantenimiento ni de administración, si no que podría lograr una serie de privilegios.

la fintech Plazo recuerda que la banca ofrecía recompensas como televisores, iPads, cámaras de fotos, viajes, ventajas bancarias o la eliminación de las comisiones si abrías una cuenta con ellos y domiciliabas tu nómina.

Y, al mismo tiempo, era la época también de los depósitos extratipados, donde se podría lograr rentabilidades de hasta el 4% a un año en diferentes bancos, por lo que el ahorrador podía ir cambiando su dinero de una entidad a otra según se iban cumpliendo los plazos. 

El BCE dio golpe mortal a estos productos conservadores

Todo esto empezó a cambiar hace casi una década. En primer lugar por la propia regulación del Banco de España, quién limitó la retribución de los depósitos para poner fin a esta guerra.

Así estableció que la remuneración máxima que podrían ofrecer a dos años sería de un 2,75%.

Por otro lado, el verdadero golpe fue la política de tipos del Banco Central Europeo (BCE), que colocó el dinero en el 0% en marzo de 2016 y la facilidad de depósito, unos meses más tarde, en el -0,5%.

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Esto fue un verdadero mazazo para el negocio bancario, que se veía muy limitado por el organismo para poder desempeñar su actividad: captar pasivo de clientes y conceder préstamos.

Unos años de resistencia

A pesar de esta circunstancia, la banca apostó por resistir. Es el caso de productos como la Cuenta 1 2 3 de Banco Santander, que llegó a ofrecer una remuneración del 3% para saldos superiores a los 15.000 euros siempre y cuando se tuviera cierta vinculación con la entidad, como tarjetas, nómina y recibos.

También la Cuenta 1 2 3 fue pionera en aplicar comisiones, en un principio de 3 euros, que restaba cierto atractivo si no se cumplían ciertas condiciones.

Este modelo funcionó y, además, de captar nóminas y elevar el pasivo, fue un modelo que fue replicado por sus rivales, como la Cuenta Expansión de Banc Sabadell.

No obstante, a medida que la política acomodaticia se prolongaba (primero por la guerra comercial entre los Estados Unidos y China y luego por la pandemia de coronavirus), los bancos tuvieron que eliminar de su cartera comercial estas ofertas.

Vinculación y comisiones

A raíz de esta situación, la banca no pudo sostener más estos productos y apostó por incrementar la vinculación con los clientes so pena de cobrar comisiones al respecto de mantenimiento de la cuenta y administración.

Esta vinculación va más allá de la nómina y se incorporan productos como domiciliación de recibos, pagos con tarjetas, productos de ahorro o inversión y de financiación.

Así Banco Santander cobra hasta 20 euros mensuales por no tener vinculación con la entidad. Esta política sirve para que el cliente eleve la relación contractual con la entidad, verdadera fuente de ingresos hasta ahora.

Si al menos domicilia la nómina, la comisión será de 10 euros al mes. Igual cantidad que aplica ahora ING, para aquellos que tengan en el banco más de 30.000 euros depositados sin nómina. 

BBVA también aplica recientemente comisiones: pudiendo cobrar hasta 160 euros al año a quienes no tengan una gran vinculación con la entidad.

Excepciones

Sin embargo, hay todavía en el mercado cuentas que permiten operar sin tener que relacionar una relación estrecha con la entidad. 

Y, que además, ofrecen ciertas ventajas. Cuentas como Openbank (permite por ejemplo tener tres cuentas asociadas sin coste), N26 (100% online, sin comisiones) o la española Wizink (que ofrece una rentabilidad del 0,10% TAE, pero requiere estar vinculada a una cuenta corriente de otro banco) trabajan ya en esta línea. 

En el caso de Openbank la Cuenta Bienvenida ofrece un 0,53% TAE anual, con un 1% los seis primeros meses y un 0,05% los otros restantes. 

Irreductible en el tiempo es la estrategia de Bankinter a través de su cuenta nómina, que ofrece un 5% el primer año y un 2% el segundo para importes hasta 5.000 euros.

Pero que tiene un notable éxito ya que permitió a la entidad elevar un 25% en términos interanuales sus saldos, hasta llegar a 13.500 millones de euros, un récord desde que el banco lanzó este tipo de cuentas en 2012.

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