La gestión de impagados, una amenaza para tu empresa

Los impagos suelen ser habituales, pero hay determinadas formas de gestionarlos de manera eficaz para que tu empresa no sufra

Si tu proyecto empresarial lleva ya un tiempo en marcha te habrás podido dar cuenta que ser víctima de un impago es una situación común. De hecho, 8 de cada 10 empresas sufren impagos

No cobrar a tiempo, además de un trastorno para las finanzas de una compañía, puede suponer un grave problema, ya que entrar en una espiral de impagos puede dejar a tu organización sin la liquidez suficiente como para pagar a proveedores o para atender las obligaciones con tus trabajadores. 

Los impagos pueden conducirte al endeudamiento y a la falta de capital y todo eso puede, en el peor de los casos, desembocar en la desaparición de tu empresa.

Las cifras hablan de que la cuarta parte de las quiebras empresariales que se producen se deben al impago de facturas. Y lo más terrible de esta situación es que si los clientes hubiesen pagado los servicios y los productos adquiridos a tiempo, la economía de la empresa estaría saneada y gozaría de una buena salud. 

Por lo tanto, es fundamental llevar un control de las facturas que se emiten y del estado en el que se encuentran: pagadas o impagadas.

Y por supuesto, es necesario llevar a cabo un seguimiento y una correcta gestión de impagados para poder cobrar ese dinero lo antes posible y que el músculo financiero de tu empresa no se resienta. 

Cómo evitar los impagos 

Los recibos impagados no dependen de tu gestión, ya que es otra persona u otra empresa la que tiene la responsabilidad de estar al corriente de sus pagos y de efectuar los mismos.

Eso no quiere decir que desde tu empresa no se puedan tomar una serie de medidas que ayuden a que tus clientes paguen sus facturas en el tiempo y en las formas acordados. 

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• Lleva una contabilidad de tus facturas. Junto con la factura, envía una notificación escrita –suele ser suficiente con un correo electrónico– para que tus clientes sean conscientes de que han recibido una factura y que tienen que abonarla. 

• Exige un pago por adelantado. Muchas compañías optan por exigir un adelanto para comenzar la producción o para proveer un servicio. El 50% puede ser un buen punto de inicio.

Una vez que el cliente haya recibido lo que solicitaba, podrá hacer el pago del 50% restante. En este caso, aunque no evites el impago, sí que te aseguras cobrar un porcentaje del presupuesto acordado.

Así, si el cliente no paga, la deuda no será tan grande y seguirás teniendo cash flow en tu empresa para que puedas seguir haciendo frente a todos tus pagos. 

Conocer a tus clientes y su historial es importante porque te va a permitir identificar a un cliente que pueda ser problemático. Si sabes que un cliente no suele cumplir sus plazos de pago o que sus empresas no son rentables, lo mejor que puedes hacer como empresario es no aceptar ese cliente.

Está claro que conseguir clientes y cerrar ventas es la prioridad de una organización, pero si los clientes que llegan no pagan, estarán generando un problema mayor, ya que para brindarle a esos clientes los productos o servicios que tu compañía ofrece vas a tener que asumir una serie de costes.

Y si ese dinero no vuelve, estarás realizando una mala inversión. Dicho esto, no siempre podrás identificar a los malos clientes, pero cuando sepas que uno te va a generar problemas no trabajes con él. 

• Una forma de evitar los impagos, o más bien de minimizar su impacto, es contratar un seguro de crédito como el de la empresa Coface. Este tipo de pólizas son muy importantes para la gestión de los créditos comerciales que te permiten desarrollar tus ventas en un entorno más seguro. Un apoyo a pymes y empresas no tan pequeñas que pueden suponer su salvación. 

Cómo cobrar los impagos 

Cuando un cliente se resiste a pagar vas a necesitar paciencia y una serie de estrategias y medidas para conseguir tu objetivo. Son varias las opciones que tienes para cobrar esas facturas impagadas:

• Realiza un seguimiento de las facturas: si después de una semana no has recibido el dinero, envía otro recordatorio y ponte en contacto con el cliente. Asegúrate de que tienen constancia de que hay una factura pendiente. La clave está en mantener una comunicación fluida con los clientes, aunque hay que intentar que no se sientan insultados. 

Limita el suministro de productos o servicios hasta que el cliente haya pagado la cantidad que adeuda. 

Renegociar la deuda es otra solución. Ante la imposibilidad de cobrar la deuda íntegra en un breve espacio de tiempo, siempre puedes renegociar con el cliente para que pueda pagar lo que debe dentro de sus posibilidades. Al fin y al cabo, es mejor cobrar poco que no cobrar nada. En la renegociación debes tener en cuenta tus necesidades y, desde luego, evita en la medida de lo posible, perdonar alguna parte de la deuda. 

• Otra alternativa es contratar los servicios de empresas de recobros de impagados como Coface para que sean ellas las que lleven a cabo la gestión. 

En el caso de que el cliente siga sin abonar la cantidad en deuda, no quedará otra solución que acudir a la vía judicial. Con la ley por delante, serán los tribunales los que decidan cómo proceder.

Para ello vas a necesitar un abogado experto en impagados que te pueda brindar su experiencia en este tipo concreto de consulta legal.

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